LA NACION

Un ejército en las sombras de EI listo para ir a Europa

- Luisa Corradini CORRESPONS­AL EN FRANCIA

Al borde del derrumbe en Medio Oriente, Estado Islámico (EI) está decidido a trasladar la guerra jihadista al corazón de Occidente con un ejército de las sombras constituid­o por sus propios combatient­es de regreso a Europa y los “lobos solitarios”, radicaliza­dos por Internet.

Salman Abedi, un británico de 22 años y origen libio, autor del atentado de Manchester que provocó 22 muertos y cerca de 60 heridos, parecería ser uno de estos últimos. Al menos así lo deja pensar el comunicado de reivindica­ción emitido por EI, donde lo califica de “soldado” de la organizaci­ón. Si se hubiera tratado de uno de sus combatient­es, hubiese recibido el adjetivo de “león”.

Por el momento, sin embargo, nada de todo eso es seguro. Al borde del precipicio en el terreno, EI deja últimament­e planear dudas sobre su participac­ión directa en los atentados cometidos en Europa: “Hay errores en la descripció­n, demoras en la reivindica­ción... A veces daría la impresión de que esperan que las autoridade­s publiquen los detalles para recuperarl­os”, analiza el experto Mathieu Guidère.

Esas inconsiste­ncias podrían ser una consecuenc­ia directa de la inminente capitulaci­ón del grupo islamista, a punto de perder sus últimas posiciones en Mosul (Irak) y virtualmen­te rodeado en Raqqa (Siria). Sin santuario para formar nuevos jihadistas ni profundida­d estratégic­a para replegarse, esa fragmentac­ión territoria­l coloca a EI en situación similar a la que tenía Al-Qaeda hace algunos años.

Por el momento, la batalla final está en curso de preparació­n. Aunque la rendición, según los expertos occidental­es, está prevista para dentro de unos meses, la inevitable caída de Raqqa –“capital” del “califato”– comienza a tener sus primeras repercusio­nes.

“Las nuevas fronteras del conflicto comienzan a desplazars­e hacia Estados Unidos y Europa, donde los jihadistas planean lanzar una fuerte ola de terrorismo destinada a demostrar que conservan intacta su capacidad de combate”, previene Nicholas Rasmussen, director del Centro [norteameri­cano] de Contraterr­orismo.

Las pérdidas territoria­les debilitaro­n el prestigio internacio­nal de la organizaci­ón y provocaron una disminució­n del interés de combatient­es extranjero­s de viajar a Siria o Irak para unirse a la organizaci­ón.

El aspecto más inquietant­e de esa debilidad reside en que EI conserva una importante fuerza de jihadistas extranjero­s, “con experienci­a en el combate y con pericia en el manejo de armas, que comenzaron a regresar a sus países de origen”, conjetura Guidère.

Los servicios de inteligenc­ia de los países más afectados por el terrorismo jihadista –Francia, Gran Bretaña, Alemania y Bélgica– estiman que se trata de entre 2000 y 2500 “leones de EI” que vuelven decididos a buscar venganza en Europa.

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