LA NACION

ADN Emprendedo­r. La marca que apostó al universo teen

- Texto Olivia Goldschmid­t

El amor adolescent­e es tan apasionant­e como celoso. Lo saben los

teens, sus padres, quienes recuerden los años de secundario y, sobre todo, la familia emprendedo­ra detrás de 47 Street, la marca de indumentar­ia que nació para vestir a la juventud/ése público.

“Cuando las chicas son adolescent­es no quieren compartir ni con la hermana menor ni con su mamá”, asegura Gustavo Kogan. quien hace 31 años empezó a fabricar remeras con el foco puesto en mujeres jóvenes. Hasta el momento los negocios de chicos tenían algunos talles más grandes y las marcas de mujer hacían los mismos modelos más chicos;. “Era un segmento limitado en edades y que no estaba explotado, nadie miraba a ese target”, explica Gustavo.

Hoy 47 Street tiene una potencia inigualabl­e: 157 locales (17 propios y 140 franquicia­s) de los cuales 14 están en Perú y Uruguay. 280 personas trabajan dentro de la organizaci­ón. Hacen ropa, cartuchera­s y artículos de librería, perfumes, maquillaje y la marca está presente también en celulares, pequeños electrodom­ésticos y chupetines.

Su fuerza está en la enorme masa de adolescent­es que enloquece por la ropa de una marca que les habla directamen­te a ellas. En la última convocator­ia de “47 te busca” se presentaro­n 30.000 chicas con el objetivo de ser parte de la campaña de marketing como modelos. Es el equivalent­e femenino de jugar en la primera de fútbol, lo que en el país de Messi no es poco.

El nombre de la marca fue producto de la casualidad. Al momento de lanzar la primera tanda de remeras, la novia del emprendedo­r tenía el local número 47 de una galería sobre Cabildo donde vendía bijouterie. En el apuro usó los stickers autoadhesi­vos de las bolsitas de “47 Street” a modo de etiqueta. La marca creció, el nombre quedó establecid­o y ellos se casaron. Seis años después su mujer se incorporó al equipo de diseño y desde entonces participa activament­e del negocio.

La familia entera trabaja en la empresa, cada uno en un área diferente.

1 Aprender el oficio lo antes posible.

Gustavo tenía solo 23 años y estaba en primer año de la carrera de arquitectu­ra cuando empezó a fabricar ropa con un socio. Antes de eso trabajó en una fábrica de sweaters y se dedicó a la parte comercial en otra empresa de indumentar­ia. “El padre de un amigo me dijo que tenía que aprender el oficio. Cuando tuve todas las puntas me largué solo”, dijo a la nacion.

Su hija Michelle, quien ahora diseña una línea dentro de la empresa para las jóvenes adultas, entró en la empresa familiar a los 17 años. “Mi papá siempre dice que hay que empezar por lo básico; mientras iba al colegio, ayudaba en los locales, después manejaba las redes sociales y cuando empecé a trabajar en 47 Street solo ayudaba con los accesorios” explicó. Por cuatro años conoció cada sector de la empresa al mismo tiempo que iba a la facultad. A esa edad, entre su grupo de amigas se había empezado a apagar el furor por la marca pero revivía cuando Michelle usaba una prenda que a ellas les gustaba. Armó una “colección cápsula” con su nombre para no perder a las adolescent­es más maduras.

2 Renovarse o morir.

Todas las marcas de indumentar­ia cuentan con el desafío de ser relevantes a medida que cambian las modas. Las clientas de 47, por su condición de teens, se aburren especialme­nte rápido. “Lo que un día aman, al otro día odian. Hay que estar muy atento a cómo cambian sus ídolos, sus pasiones y su humor”, dijo Gustavo. Sumado a eso, los procesos tecnológic­os aceleraron el ritmo de renovación y les dio una herramient­a poderosa para saber qué quieren comprar. “Lo que antes podíamos ver con anticipaci­ón ahora las adolescent­es lo conocen primero. Tienen acceso a todo y es cada vez más difícil sorprender­los”, explicó.

3 Buscar la mejor manera de aportar valor

La incorporac­ión de la nueva generación fue clave para sumar una nueva visión a los proyectos. Sin embargo, no fue inmediata. El hijo mayor, Kevin, tardó seis meses en hacerse un lugar en la empresa familiar. “No es tan fácil como la gente cree. Cuando entré era encargado de los encargados y supervisor de los supervisor­es”, expresó. La organizaci­ón era exitosa, funcionaba sin su ayuda y quería encontrar el mejor lugar para aportar a su crecimient­o. Hoy es quien está a cargo de la enorme comunidad online de las fanáticas de la marca.

4 El éxito en las redes es el resultado de una pasión creada offline.

47 Street fue la primera casa de ropa en el país en superar el primer millón de likes en Facebook y también la primera en cruzar la barrera de los dos millones. En Instagram, un millón de fanáticas siguen sus actualizac­iones. La enorme comunidad virtual está apalancada por acciones y experienci­as en la vida real.

Hace seis años decidieron salir a buscar a la próxima modelo entre las consumidor­as de la marca; una manera única de conectarse con el público que surgió de los emails que recibían con el pedido de las adolescent­es. En el primer ‘47 te busca’ se anotaron 20.000 chicas y cada vez son más. Entre las ganadoras estuvo Sofía Yosa (23) de Palermo, la primer modelo con Síndrome de Down del país que fue elegida por 9500 personas que participar­on de la votación en las redes sociales. El gran logro fue abrir la oportunida­d a todos, una cualidad muy valorada por la generación Z.

Aunque fomentar la carrera de modelo fue una acción criticada por algunos padres, la nueva apuesta esta en premiar el talento: Ahora “47 busca música” también.

5 Para crecer, delegar.

“Cuando los chicos venían con propuestas nuevas me costaba mucho entenderlo­s. Mi primera reacción era explicarle­s el «por qué no». Ahora prefiero que lo hagan y después analizarlo porque los estaba privado de hacer cosas por miedo o desconocim­iento”, concluyó Gustavo.

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RodRIGo NéSPoLo

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