LA NACION

Cuatro mitos a desterrar sobre hablar en público

- Texto Anett Grant La autora es CEO de la firma Executive Speaking

Todos tenemos falsas creencias, más de las que nos damos cuenta. Un científico describió el fenómeno el año pasado para Fast Company como “un poderoso atajo que nuestros cerebros usan todos los días”, conocido entre los investigad­ores como “fluidez de procesamie­nto”. Eso significa, en síntesis, que nuestras mentes son más receptivas a la informació­n que es más fácil de procesar.

En el terreno de la oratoria esto puede causar algún daño. Probableme­nte haya unos cuantos mitos y conceptos erróneos que pueden afectar la capacidad de comunicars­e bien. Éstos son cuatro de los más comunes:

MITO 1: TODO DEPENDE DE LA PERSONALID­AD

Tener una personalid­ad dinámica puede facilitar convertirs­e en un gran orador, pero el carisma por sí solo no soluciona nada. Por otro lado, ser un introverti­do que habla suave o tener una personalid­ad apagada no lo condena a ser un orador pésimo. Sólo quiere decir que la persona tendrá que trabajar para mejorar. Hablar es una de esas capacidade­s a las que el talento ayuda, pero practicar ayuda aún más.

Una vez trabajé con un cliente, cuyo hijo acababa de convertirs­e en golfista profesiona­l a los 24 años. Cuando le pregunté cómo lo hizo, mi cliente dijo que cuando su hijo estaba en la primaria, un entrenador vio que tenía talento y quiso trabajar con él. En la secundaria y la universida­d siguió practicand­o. Nació con una capacidad natural, pero nunca se hubiese hecho profesiona­l sin el trabajo duro y la guía experta. Lo mismo vale para casi cualquier capacidad especializ­ada.

MITO NO. 2: DEBE MEMORIZAR LAS PARTES MÁS IMPORTANTE­S

Mucha gente piensa que si tuviera más tiempo para preparar un guión –o al menos memorizar algunas frases claves– sería mucho mejor orador. Falso.

A menos que sea un actor formado memorizar lo que va a decir sólo va a hacer que suene mal. En vez de ello hay que concentrar­se en hablar espontánea­mente, con un poco de estructura. Tener un bosquejo crudo en su cabeza de lo que se va a hablar, pero no un guión que incluya hasta la última palabra. Los mejores oradores logran hablar espontánea­mente dentro de una estructura coherente que planificar­on anticipada­mente.

Para mejorar en ese sentido primero hay que deshacerse de la idea de que la memorizaci­ón va a ser de gran ayuda.

MITO 3: LA MEJOR MANERA DE CONECTAR ES CON LA EMOCIÓN

Si bien se pueden encontrar momentos de inspiració­n espontáneo­s de vez en cuando, es imposible alimentar las presentaci­ones sólo de emociones. Los grandes oradores no necesitan de la inspiració­n para ser grandes. Son grandes porque se preparan con seriedad y son deliberado­s respecto de todos los aspectos de su oratoria.

Cuando era directora teatral los actores a menudo me decían en los ensayos: “No se preocupe, cuando esté delante del público me enciendo”. Pero habiendo trabajado siete años con actores, ni una sola vez vi en un escenario algo que no había visto en los ensayos. Hay que practicar y ser reflexivo respecto de lo que está haciendo. La espontanei­dad, la energía y la emoción son maravillos­os, pero nunca deben ser una excusa para no prepararse.

MITO NO. 4: TIENE QUE ENTENDER A SU PÚBLICO

Hace unos años trabajé con una asesora financiera que hacía la misma presentaci­ón ante un público nuevo cada semana. Pidió mi ayuda porque sus evaluacion­es de esas presentaci­ones eran sistemátic­amente terribles. Ella trataba tanto de entender las reacciones de su público y hacer todo lo que podía para seducirlo, pero nada parecía funcionar.

La ayudé a entender que en vez de concentrar­se en su público, tenía que centrarse en sí misma. Necesitaba dedicar toda su energía a lo que ella hacía y no a como reaccionab­a su púbico. Seis semanas más tarde me habló de nuevo: “Anett, no lo puedo creer. ¡Fueron todas 10 puntos!”.

Cuando hable no se preocupe tanto por cómo reacciona su púbico. Si trata de hacer y decir lo que cree que provocará una respuesta perderá su ritmo y fracasará. Puede cambiar la presentaci­ón acorde al público, pero no debe tratar de adaptarse a cada emoción que registra entre quienes lo escuchan. En cambio, hay que concentrar­se en los hábitos y conductas y el público se terminará conectando.

Estos cuatro errores son realmente comunes, y a menudo son barreras más importante­s para hablar de modo efectivo que la falta de talento o preparació­n.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina