LA NACION

La novia del desierto, la revelación menos pensada en Cannes

festival. La película de Cecilia Atán y Valeria Pivato sorprendió en su proyección para la prensa

- Diego Batlle

Cannes.– Un cuento de hadas. así podría definirse la historia de La novia del

desierto, una película que pasó en cuestión de días de la incertidum­bre absoluta a convertirs­e en una de las revelacion­es del festival más importante del mundo.

Las directora Cecilia atán y Valeria Pivato volvían hace pocas semanas de presentar una versión “in progress” de su ópera prima en Cine en Construcci­ón del Festival de Toulouse y, según admiten en diálogo con La

naCion, se encontraba­n un poco perdidas. “estábamos de vuelta en casa pensando cómo seguir y, en el medio de las dudas, llegó el aviso de la selección para Cannes y cambió la historia.”

en efecto, atán y Pivato tuvieron que correr con la posproducc­ión en Chile (es una coproducci­ón con ese país) para llegar a tiempo para competir hoy en la sección oficial Un Certain regard. La película –una historia de segundas oportunida­des con elementos de roadmovie protagoniz­ada por la estrella trasandina Paulina García (Gloria) y el argentino Claudio rissi– fue recibida con muchos aplausos en la primera función –algo poco habitual cuando casi todo el público es de prensa– y con una ovación en la nocturna a la que concurre el equipo y muchos invitados. auténtico crowd-pleaser,

La novia del desierto ya es también un éxito de ventas. Los periodista­s españoles, por ejemplo, corrían a ver el film, ya que se confirmó su adquisició­n para españa por parte de la poderosa distribuid­ora Golem.

de larga trayectori­a en la industria (trabajaron en distintos rubros con directores como Héctor Babenco, eduardo mignogna, Juan

José Campanella, alejandro agresti, Paula Hernández, Walter salles, miguel Pereira y Pablo Trapero), atán y Pivato lucharon durante mucho tiempo para desarrolla­r, financiar y concluir La novia del desierto.

el film narra con sensibilid­ad y ligereza las desventura­s de Teresa Godoy (García), una mujer de 54 años que –según vemos en varios flashbacks– se desempeñab­a como empleada doméstica en Buenos aires. Cuando la familia para la que trabajaba decide vender la casa no tiene más remedio que aceptar una propuesta laboral en san Juan. en el camino el micro se avería, pierde el bolso y queda varada en una localidad donde hay un santuario de la difunta Correa. allí conocerá a miguel, más conocido como el Gringo (rissi), un solitario vendedor que se mueve en una casa rodante.

Las directoras aprovechan al máximo la geografía árida sanjuanina para una película amable y emotiva sobre esa idea tan cinematogr­áfica como la redención y la posibilida­d de encontrar el amor cuando parece que ya no hay esperanzas. en este sentido, La novia del desierto parece una combinació­n entre La nana y Cama

adentro, por un lado, y Gloria (el film chileno que consagró a García en el ámbito internacio­nal), por el otro.

atán y Pivato explican que “cuando empezamos a delinear la historia que queríamos contar, un modo de profundiza­r el conflicto de Teresa, un personaje fuera de tiempo y de lugar, era elegir un momento de su vida en donde muchas de las decisiones importante­s ya habían sido tomadas. en nuestra película lo que sería para la mayoría el final del viaje, para nosotras fue el principio. el mundo de hoy supone que lo que no te ocurre antes de los 35 años probableme­nte no te ocurra nunca. Por eso nos interesa recuperar el valor del proceso, de la búsqueda, del paso del tiempo, el trabajo que lleva crecer y encontrar ese lugar seguro donde realmente existe, dentro de uno mismo”. La propuesta, parece, no solo conmovió a los programado­res de Cannes sino también a buena parte del público del festival.

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DPA Claudio Rissi y Paulina García en una escena del film

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