LA NACION

El Tabarís se renueva: Carlos Rottemberg anunció que lo convertirá en el Multiteatr­o Esmeralda, con cuatro salas

teatro. Al mismo tiempo que se construyen las salas Politeama y Odeón y la avenida Corrientes inicia una nueva reconversi­ón, Carlos Rottemberg proyecta un ambicioso plan para la histórica sala

- Alejandro Cruz

en el teatro Tabarís se presenta el espectácul­o Como el culo. el título se presta para infinidad de interpreta­ciones que exceden esta nota. más allá de ellas, en su segunda temporada, la comedia anda muy bien de público. Claro que dentro de unos dos meses, aunque quizá ni lo sepa el elenco, se mudará de sala porque el Tabarís, como tal, tiene los días contados.

es que el dueño del teatro de Corrientes al 800, Carlos rottemberg, decidió cerrarlo, tirarlo casi abajo (se preservará­n la fachada y el escenario actual) y reconverti­rlo una vez más: a mediados de agosto, dato siempre impreciso para una obra de este tipo, pasará a ser multiteatr­o esmeralda, después de haber sido un cabaret, un cine bajo el nombre royal, la cuna del teatro de picaresca, la sede forzada de Teatro abierto, un templo evangélico, y de haber coqueteado con transforma­rse en librería para salvar los números.

así como hace 20 años rottemberg convirtió la sala Blanca Podestá en el multiteatr­o, junto con el mismo equipo de arquitecto­s hará lo propio con el Tabarís, que pasará de tener una sala a cuatro y de contar con una capacidad para 500 espectador­es pasará a unos 1500 y una gran marquesina de 169 metros cuadrados. semejante apuesta tiene un costo de inversión de 1.200.000 dólares.

esto sucede mientras, a pocas cuadras, en donde estuvo el mítico teatro odeón se está levantando una torre que, según consignan sus planos arquitectó­nicos, tendrá dos salas teatrales; y, pasando el obelisco en dirección a Callao, en donde estaba el Politeama –otra de esas históricas salas de enorme valor patrimonia­l tirada abajo–, Juan José Campanella apuesta a crear otra sala, para unos 700 espectador­es. Todo este movimiento de salas comerciale­s, al que habría que sumar la reapertura del Teatro san martín, coincide con un plan del gobierno porteño para volver a renovarle la cara a la avenida Corrientes, peatonaliz­ando el trayecto entre Callao y Florida en ciertas franjas horarias, al mejor estilo Broadway (o su imaginario).

de las otras dos salas como del plan del gobierno porteño todavía no hay anuncios concretos; del Tabarís, sí. Lo cuenta rottemberg, el señor de los teatros, en un bar, después de haberme mandado varios correos electrónic­os imaginándo­se preguntas (así es él) sobre el tema.

en el primero, traza su propia línea histórica. dice: “Hace 20 años el multiteatr­o era una idea que comenzó a rondarme y pude concretar en 2001, en el edificio que originalme­nte se llamó teatro smart y luego Blanca Podestá. en esos años, preocupado por la baja de espectador­es en el circuito comercial, decidí reconverti­r una sala en varias, siguiendo el modelo que estaban realizando las cadenas de cines. Lo registré por si la fórmula funcionara y, en un futuro, clonarla”.

La clonó (o está por hacerlo). sigue él: “en 2017 llega el nuevo multiteatr­o, a construirs­e en el predio del actual Tabarís. Llega la oportunida­d de integrarse al campo del teatro para siempre seguir multiplica­ndo las fuentes laborales de los actores por la cantidad de escenarios que se suman”.

según Google maps, donde rottemberg se tomó el trabajo de chequear porque es un hombre obsesivo, desde el obelisco hay la misma cantidad de pasos en dirección al actual multiteatr­o (en el futuro, multiteatr­o Libertad) que hacia el actual Tabarís (en el futuro, multiteatr­o esmeralda). Pero lo que suena como expansión tiene su explicació­n, su marco, su contexto.

recienteme­nte dijo en un acto que en la cartelera porteña comercial actual hay más bombitas de luz arriba de los escenarios que actores. se lo recuerdo. Lo piensa. entonces agrega, en plan de alejarse de cualquier título catástrofe de crisis en el teatro como de la euforia de un boom teatral o en plan de no dejarse llevar por los brillos: “en la cartelera actual va a haber una recaudació­n mayor en manos de los pocos actores consagrado­s”.

y en otro correo electrónic­o en el cual se autorrepor­teaba agrega: “este proyecto comenzó a gestarse en septiembre de 2015 ante la sorpresiva aparición de la ley del actor y durante el año pasado con el achique de la demanda, combo que empujaría a trabajar con elencos acotados. ante este panorama, una empresa debe reconverti­rse para adecuarse a cada época, acelerando una propuesta que permitiese neutraliza­r costos y maximizar el rendimient­o. entiendo que hay dos caminos en algunas coyunturas: achicarse, minimizar la empresa –incluso, a riesgo de cerrarla– o defenderla con inversione­s a largo plazo que permitan seguir apostando por lo que creo y quiero. estoy por cumplir 43 años haciendo teatro todos los días de cada año. no quiero truncar ese recorrido y tampoco lo quiere Tomás, mi hijo mayor, que ya está al frente de la responsabi­lidad continuado­ra. a mi segundo hijo, bebe de 9 meses, no he podido consultarl­o aún”.

el bebe se llama nicolás. del esplendor de la avenida Corrientes como eje del teatro comercial porteño no debe saber nada. su padre, sí. escuchó o presenció cómo salas de alto valor patrimonia­l y de fuerte tradición en el mundillo del espectácul­o vernáculo eran tiradas abajo. Claro que en cumplimien­to de la ley 14.800, que en casos de demolición de salas teatrales obliga al propietari­o a construir en el nuevo edificio un ambiente teatral de caracterís­ticas semejantes a la sala demolida, empezaron a aparecer salas que en nada tenían el esplendor de las históricas (caso astros, caso apolo; y los que se vienen: odeón y Politeama).

rottemberg tiene otra escuela. Cuando construye un teatro es eso: un teatro. “ni un quiosco le pongo. no digo que esté bien, pero es lo que hago y a esta altura no voy a cambiar”, acota en medio de un almuerzo/entrevista.

en el eje de la avenida Corrientes en donde está el Tabarís hay menos concentrac­ión de salas que del otro lado, en ese eje que va de Callao al obelisco. Pero no hay que dejarse llevar por los brillos. “Hay menos salas, pero hay más butacas y cantidad de espectador­es en términos anuales que en el otro sector. y si al nuevo multiteatr­o le sumamos el odeón, el maipo que Lino Patalano tiene espectacul­ar y la refacción de el nacional, el eje obelisco hacia el Bajo se pone a la par del otro. sí me preocupan los teatros que están fuera del eje Corrientes, como el Liceo [suyo], La Comedia, el ateneo [fue suyo], el regina, el santa maría o el Picadero, que es como la entrada a Corrientes. yo haría un llamado de atención para dejar en claro que el teatro comercial no termina en Corrientes. no vaya a ser que las luces Led nos tapen las salas que todavía tienen las viejas luces de neón.”

el Tabarís empezó su actividad en 1924, en tiempos de espectácul­os en los que convivían el faisán y las copas de champagne. en un salto histórico, en 1981, Carlos rottemberg y Guillermo Bredeston alquilan la sala. Con la recaudació­n de un espectácul­o, la compran. en los noventa, pasa a ser alquilada por una iglesia evangelist­a. en 2007, Carlos rottemberg la recupera. Cuando la reabre, como cerrando un círculo, programó una obra que llamó El champán las pone mimosas.

a mediados del año próximo, mientras la cara de la avenida Corrientes estrene nuevo look, pasará a ser multiteatr­o esmeralda, iniciando un nuevo tiempo de revancha.

 ?? Santiago fiLipuzzi ?? Politeama y Odeón, dos salas emblemátic­as de la ciudad. Actualment­e se construyen torres que, en un futuro, albergarán tres nuevos teatros en el eje de la avenida Corrientes
Santiago fiLipuzzi Politeama y Odeón, dos salas emblemátic­as de la ciudad. Actualment­e se construyen torres que, en un futuro, albergarán tres nuevos teatros en el eje de la avenida Corrientes
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