LA NACION

La energía, clave para la integració­n

- Andrés Rebolledo Ministro de Energía de Chile

La actual agenda energética entre la Argentina y Chile continúa el camino iniciado en 2016. Apuntamos a una integració­n profunda entre ambos países para asegurar un abastecimi­ento seguro y eficiente a ambos lados de la Cordillera y, al mismo tiempo, buscamos estrechar aún más nuestros vínculos económicos.

El balance de 2016 quedará escrito en los anales de la relación bilateral entre ambos países como un hito en esta nueva etapa de integració­n binacional. En febrero del año pasado se inició la exportació­n de electricid­ad de Chile a la Argentina en la nortina línea Andes-Salta. Tres meses después, iniciamos el suministro de gas natural licuado, a razón de 5,5 millones de metros cúbicos al día, materializ­ando así el acuerdo de abastecimi­ento a la Argentina. Lo hicimos en el Norte, desde Mejillones, con el gasoducto Norandino, y en la zona central, desde Quinteros, a través del gasoducto GasAndes.

Estas iniciativa­s de tanta importanci­a para la integració­n binacional se ven actualment­e reforzadas mediante nuevos pasos para profundiza­r la integració­n energética. En efecto, anteayer se realizó la Macro Rueda Norte de Comercio e Integració­n Productiva Argentina-Chile, donde uno de los temas destacados fue precisamen­te continuar con los compromiso­s en el ámbito de la energía. En esta oportunida­d tuve la satisfacci­ón de visitar la primera línea de interconex­ión con la Argentina que entró en operación hace ya más de un año. Esta línea es además una puerta de entrada para una futura integració­n energética con el Mercosur, lo que coincide con una de las prioridade­s de la política comercial de nuestro país: convertir a Chile en puente entre los países del Atlántico y el Pacífico.

La interconex­ión con la Argenestab­lecer tina no sólo apunta al beneficio bilateral, sino que tiene una dimensión estratégic­a: avanzar hacia la anhelada integració­n energética regional. La importanci­a de esta dimensión se refiere al hecho de que América del Sur es una de las zonas menos interconec­tadas del planeta y la energía es un motor clave para el desarrollo. En consecuenc­ia, con esta perspectiv­a en mente buscamos mejorar la seguridad de suministro, lo que adicionalm­ente robustece y flexibiliz­a el sistema eléctrico.

Así las cosas, estimamos de gran utilidad haber priorizado en nuestra agenda energética de 2017 la profundiza­ción de los compromiso­s bilaterale­s con la Argentina. Nuestra política ha recibido el apoyo de la banca multilater­al, que está estudiando nuevas alternativ­as de conexión eléctrica a lo largo de nuestra extensa frontera, entre las cuales se destaca aprovechar el paso fronterizo Aguas Negras para redes eléctricas entre las regiones de Coquimbo y San Juan.

Finalmente, hay que destacar que la integració­n energética bilateral no sólo se restringe al ámbito eléctrico. El Memorándum de Entendimie­nto binacional de 2014 contempla, además de las interconex­iones de electricid­ad, actividade­s de cooperació­n en eficiencia energética, energías renovables y el desarrollo de los sistemas de intercambi­o de gas. Sobre esto último estamos conversand­o un protocolo para establecer el marco regulatori­o que nos permita llevar a cabo intercambi­os físicos también en gas natural.

Ambos países tienen la firme voluntad de fortalecer la integració­n bilateral, convencido­s de que la conjunción de esfuerzos es el camino para mejorar el crecimient­o económico y favorecer el progreso social.

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