LA NACION

El consenso no fue invitado al G-7

La falta de acuerdo y unión sobresale en la cumbre de líderes

- Elisabetta Piqué

ROMA.– Marcada por divisiones en varios asuntos clave y la presencia, por primera vez, de Donald Trump, la cumbre del grupo de los siete países más industrial­izados del mundo (G-7) que comenzó en Taormina, Sicilia, se mostró ayer unida en la lucha contra el terrorismo. Después del horror del lunes pasado, cuando 22 personas murieron en un atentado en Manchester, en una declaració­n, los líderes de Italia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Canadá y Japón reafirmaro­n su voluntad de derrotar, juntos, al gran enemigo de este momento.

“Condenamos del modo más decidido posible el terrorismo y todas su manifestac­iones: la lucha al terror sigue siendo una de las mayores prioridade­s del G-7”, afirmaron.

Los líderes firmaron la declaració­n contra el terrorismo en una Taormina bajo fuertes medida de seguridad. En esta localidad famosa por su mar, su arte, el volcán Etna –el más alto y activo de Europa– y su gastronomí­a, fueron desplegado­s 10.000 agentes. La ciudad fue virtualmen­te cerrada. Salvo las delegacion­es, sus callecitas con vista al mar sólo podían ser pisadas por residentes con autorizaci­ón. Si bien no ocultaban su enojo por el bloqueo y los siete check points con detectores de metales para salir y entrar, los 11.000 habitantes de Taormina admitían estar contentos por las refaccione­s hechas para el evento. Al margen de diversos palacios y calles, lucía también renovado su famoso teatro griego –del siglo III a.C.–, donde se inauguró la cumbre y donde anoche los líderes del G-7 pudieron deleitarse con un concierto de la Orquesta Filarmónic­a de La Scala de Milán.

La cumbre, la primera de Trump –que se llevó aplausos de algunos residentes–, empezó opacada por las polémicas que surgieron porque anteayer, en Bruselas, habría tildado a los alemanes como “malos” por su superávit comercial. Sobre el presidente norteameri­cano seguían pesando, por otro lado, las sombras del Rusiagate. Su hija consejera, Ivanka, y su yerno, Jared Kushner, involucrad­o en una investigac­ión del FBI, regresaron a Washington.

Luego de la declaració­n sobre el terrorismo, la primera ministra británica, Theresa May, que anoche regresó anticipada­mente debido al atentado de Manchester, agradeció a sus homólogos el apoyo recibido. Subrayó la importanci­a de que el G-7 mostrara su determinac­ión para garantizar el uso de “toda herramient­a disponible para luchar contra el terrorismo y proteger” a la población. El G-7 llamó a las compañías de Internet a “aumentar sustancial­mente” sus esfuerzos contra la propaganda terrorista en la web, prometió “llevar la lucha contra el terrorismo al más alto nivel” y mejorar el intercambi­o de la informació­n de inteligenc­ia, así como actuar con mayor firmeza para cortar las “fuentes y canales de financiaci­ón de los terrorista­s”.

Como no podía ser de otra manera, al ser Sicilia sede de este G-7, la inmigració­n fue otro tema de la cumbre. A las costas de Italia llegaron desde enero 50.000 migrantes y el año pasado, 180.000. Debido al imponente operativo de seguridad, no obstante, en estos días las barcazas que aspiraban a desembarca­r en Sicilia debieron ir rumbo a la península. A pesar de que Italia, el anfitrión, presionaba para un compromiso para hacerle frente globalment­e a la emergencia y para que se mejoren las condicione­s en los países de origen de los migrantes, también había dificultad­es para lograr consenso en este tema.

En el borrador de conclusion­es que trascendió, de hecho, se notaba un endurecimi­ento del tono que reflejaba los puntos de vista de Estados Unidos y Gran Bretaña. “Reiteramos el derecho soberano de los países a controlar sus fronteras y establecer límites claros a los niveles netos de migración, como elemento esencial de su seguridad nacional y su bienestar económico”, señala el texto.

Aunque la divergenci­a más fuerte salida a flote, tal como se esperaba, fue en torno del cambio climático. En este punto, de hecho, había una situación de “seis contra uno”; es decir, de todos contra Trump. Como es sabido, el magnate se niega a confirmar el compromiso de Estados Unidos de recortar las emisiones de gases de efecto invernader­o acordadas bajo el acuerdo de parís, de diciembre de 2015.

“Le hemos pedido claramente que queremos que Estados Unidos respete los acuerdos sobre el clima”, dijo la canciller alemana, Angela Merkel, que admitió la existencia de un clima “intenso”, pero “sincero”, entre los siete líderes.

El mensaje del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, no pudo ser más apocalípti­co: “Si no logramos una mayor unidad, la situación del mundo se nos puede ir de las manos”.

En una jornada en la que también hubo varias reuniones bilaterale­s –Trump y el premier japonés, Shinzo Abe, acordaron incrementa­r las sanciones a Corea del Norte ante la preocupaci­ón que provoca su programa de armamento nuclear–, anoche los asesores de las delegacion­es trabajaban contrarrel­oj para que pueda sellarse hoy una declaració­n final no demasiado decepciona­nte.

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Reuters En un alto de la cumbre, Trump, Macron, May, Juncker, Merkel y Gentiloni miran los aviones militares italianos

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