LA NACION

Crece la ascendenci­a de las fuerzas armadas en la crisis venezolana

vuelco. Mientras continúa la represión de las marchas, muchos sueñan con un cambio de actitud en los militares

- Daniel Lozano

CARACAS.– La protesta opositora intentó llegar ayer, sin éxito, hasta las puertas de Fuerte Tiuna, el principal cuartel del país. Ni siquiera un grupo de militares retirados, comandado por el antiguo general de división Montero Revette, pudo caminar más de 200 metros sin ser neutraliza­dos por las fuerzas policiales cerca de la Universida­d Central de Venezuela.

La represión a mansalva volvió a evitar la manifestac­ión pacífica, pero no pudo impedir su principal objetivo: retar a los uniformado­s. “No llamamos al alzamiento militar, sino que las fuerzas armadas pongan en cintura a Nicolás Maduro”, resumió el diputado Juan Requesens. “Las queremos comprometi­das con el pueblo, tal y como establece la Constituci­ón”, remachó el líder opositor Henrique Capriles.

En Venezuela lo militar sigue siendo un mito, como si su sociedad se hubiera quedado anclada en el siglo XX. Como si la puerta de salida al laberinto nacional solo la pudieran abrir unas fuerzas armadas cuya cúpula acumula tanto poder político como presupuest­os multimillo­narios. Rocío San Miguel, presidenta de Control Ciudadano para las Fuerzas Armadas, confirma la tesis que sostienen la mayoría de los analistas políticos y buena parte de los ciudadanos: “Cualquier mecanismo de transición pasa por el sector militar, tanto en la hechura como en la sustentabi­lidad”.

Como si estuvieran a la expectativ­a, en el seno del ejército se contempla con “máximo interés” la lucha del gobierno contra la fiscalía. “El centro de gravedad de la crisis no está ahora en la lucha del gobierno contra la oposición, sino en la lucha dentro del Estado, y la legitimida­d de Maduro está sobre la mesa. El mismo interés se observa ante el de- bate abierto entre Asamblea Constituye­nte y Constituci­ón”, añade la abogada a la nacion.

“Hay mucho ruido dentro de las fuerzas armadas. En niveles medios y altos se rechaza la violación a la Constituci­ón por parte del gobierno”, dice Sebastiana Barráez, la periodista que mejor conoce las entrañas del ejército.

Tanto es así que la Academia Militar abrió sus aulas para profundiza­r el adoctrinam­iento de los uniformado­s en torno al proceso constituye­nte. “Nos insisten en que Chávez ya intentó una Constituye­nte en 2007, cuando se trató el referéndum de reforma política”, aseguran fuentes militares a la nacion.

La pelea dentro del Estado alcanzó su punto más álgido con la ira que provocó en el madurismo las investigac­iones hechas públicas por la fiscal general, Luisa ortega. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, salió a la palestra para defender a los efectivos de la guardia Nacional, acusados de varios asesinatos. Sus explicacio­nes no convencier­on a la opinión pública, pese a que el general más poderoso de Venezuela contraatac­ó acusando a ortega de “instigar la violencia” contra los militares y “afectar el espíritu de cuerpo”.

Ese “máximo interés” solo se traduce en cierto optimismo para los más positivos. En muchos otros solo reina el pesimismo ante un ejército que hasta ahora mantiene sus filas prietas detrás del general Padrino López, pese a que otros de gran peso, como Miguel Rodríguez Torres, Clíver Alcalá o Raúl Salazar levantaron sus voces críticas.

“Hoy no se puede contar con las fuerzas armadas, aquí se perdió el elemento militar como estamento. Casi todos se mueven en elevados grados de corrupción”, dice José Machilland­a, sociólogo y militar retirado.

El número de generales en Venezuela aumentó en los últimos seis años hasta los 1116, según la oNg Control Ciudadano, y 1600, según el Centro de Estudios Políticos que dirige Machilland­a. Solo durante los cuatro años de presidenci­a de Maduro, el gobierno nombró a 806 generales. El total es tan elevado que supera a los generales de la oTAN o de Estados Unidos, según esos estudios.

“Se trata de una pirámide invertida, en la que se benefician hasta los tenientes, los hay con grandes fortunas. Sus hijos viven en Estados Unidos y Europa. Son unos ladrones”, acusa Machilland­a. El ejército controla las importacio­nes de alimentos en un país golpeado por el desabastec­imiento.

Para dejar claro que todo está en su sitio fue la guardia Nacional la encargada ayer de reprimir la marcha más numerosa en Caracas. Antes de la represión, los militares volvieron a dejar claro que ellos imponen sus propias leyes. La jueza Idalia Meléndez decidió poner en libertad a 13 jóvenes en el estado de Miranda, “pero la guardia tomó el tribunal y se llevó a la jueza y a los jóvenes”, denunció el gobernador Capriles.

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