LA NACION

Tras 18 meses de obra, el Teatro San Martín recupera su valor patrimonia­l; esta noche habrá fiesta callejera

teatro. Luego de 18 meses de obras, recupera su marca modernista y le suma un complejo proceso de readecuaci­ón tecnológic­a; hoy, a las 18, se hará la fiesta de reapertura con un espectácul­o de una hora que repasa su notable historia

- Alejandro Cruz

anteayer, el día mismo en el que el Teatro San martín cumplió sus 57 años, algunos medios periodísti­cos pudieron recorrer el maravillos­o edificio luego de 18 meses de estar cerrado por obras destinadas a recuperar el valor patrimonia­l de este ícono de la arquitectu­ra moderna argentina y ponerlo al día en términos de renovación tecnológic­a.

el proceso, que tuvo varias etapas, reformulac­iones en el paso de la administra­ción anterior a la actual y postergaci­ones en su fecha de reapertura, llega a su fin. Hoy, a las 18, habrá una fiesta en la calle (paradójica­mente, no adentro de la sala) con un espectácul­o de una hora que dará cuenta de la historia del emblemátic­o teatro público.

Los anfitrione­s de la visita guiada son Franco moccia, ministro de desarrollo Urbano de la Ciudad; Jorge Telerman, director del Complejo Teatral de buenos aires, y Sonia Terreno, la encargada del máster Plan. “Todo fue despejado para que el verdadero protagonis­ta sea el espacio. el edificio es lo que manda, siempre tuvimos esa premisa. el desafío fue dotar de tecnología del siglo XXI a una construcci­ón anterior, renovar un sistema respetando la belleza de las marcas del tiempo”, dice la arquitecta, la misma que tuvo a cargo el máster Plan del Teatro Colón.

Terreno habla con indisimula­ble entusiasmo, con algo de orgullo y con profunda admiración por el trabajo pensado por los arquitecto­s macedonio Fernández y mario Roberto álvarez, que idearon en plena década del 50 esta maravillos­a pieza arquitectó­nica que conforman el Teatro y el Cultural San martín.

en la sala Casacubert­a, la semicircul­ar, ya está armada la escenograf­ía de Parías, que se estrenará en pocas semanas. Hay nuevas consolas de luces, nuevo sistema de dimmer y placas en el techo que sirven como ajuste acústico, trabajo a cargo de Rafael Sánchez Quintana y Gustavo basso, el mismo equipo que trabajó en la acústica del Colón, el CCK y la Usina del arte.

La adaptación tecnológic­a implicará una baja en el consumo eléctrico. eso se ajusta dos pisos más abajo, cuarto subsuelo de este gran transatlán­tico de la producción escénica, en donde están los generadore­s eléctricos y la subestació­n transforma­dora. Hay un largo pasillo cubierto por azulejos originales recuperado­s. Una de las puertas del pasillo da a la caldera. ahí se calienta el agua que llega a los camarines. en todo el San martín hay 36. Todos fueron recuperado­s con sumo cuidado por el mobiliario original. Lo nuevo son los baños. Los camarines rodean las 3 salas y todos lucen impecables. en verdad, menos uno que fue preservado: el que usó alfredo alcón cuando, junto con Joaquín Furriel, protagoniz­ó Final de partida, su última obra.

debajo de la Casacubert­a está la Cunill Cabanellas. en el plan original ahí había una confitería. en una de las tantas gestiones de Kive Staiff, en 1979, la transformó en la sala polifuncio­nal en donde se han visto las experienci­as más renovadora­s. También esta sala ha sido parte de este largo proceso de renovación tecnológic­a que mantuvo a este gigante silenciado durante tan largo tiempo. Tiene una capacidad máxima de 250 personas. Para Umbrío, el texto que está ensayando Luciano Suardi, la capacidad será de 200 personas.

en una sala en un pasillo interno que comunica un sector con otro hay una especie de control central, de centro de operacione­s. Circuito cerrado de por medio, desde allí se controla el movimiento de espectador­es y de los ascensores. También hay un sistema de alarma que permite detectar dónde se estaría produciend­o un foco de incendio.

en las pantallas se proyectan imágenes de los hall y de las salas, mientras personal de limpieza hace su trabajo. Todos los lugares de circulació­n del público están dominados por una cuidada paleta cromática y combinació­n de materiales nobles como las venecitas (que fueron removidas, limpiadas y vueltas a colocar), tres tipos de mármoles (el travertino, el boticcino y el lunel marroquí) y las alfombras con los colores originales. Las del hall de la Casacubert­a entablan un diálogo de color con el gran mural de Luis Seoane.

en esos grandes espacios, el mobiliario volvió a recuperar un esplendor que había perdido hace décadas. Los sillones barcelona, diseño de mies Van der Rohe, como las dos grandes mesas ratonas redondas con espejo en su tapa lucen en perfectas condicione­s en esos grandes espacios do- minados por materiales nobles. en la Sala martín Coronado está montada la escenograf­ía de La farsa de los ausentes, el estreno del miércoles próximo que implicará la reapertura del San martín. Las 987 butacas forman parte de un sector flotante apoyado sobre amortiguad­ores.

en el plan de obra actual, la Sala Leopoldo Lugones se abriría en julio; la FotoGalerí­a, en septiembre, cuando finalicen aquí los trabajos y las oficinas vuelvan a estar en el sector que da a Corrientes.

el San martín tiene dos edificios hermanos. Por cuestiones arquitectó­nicas, el Cultural San martín. allí, la renovación tecnológic­a y la puesta en valor del edificio deberá esperar (“el año próximo nos dedicaremo­s al Recoleta”, apunta el ministro). el otro edificio hermano es el alvear, la sala vecina que también depende del Complejo Teatral de buenos aires debería volver a la actividad a fin del año próximo.

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 ?? santiago filipuzzi ?? Hall de la Sala Casacubert­a, el mural de Batlle Planas del hall central, uno de los 36 camarines y el escenario de la Martín Coronado
santiago filipuzzi Hall de la Sala Casacubert­a, el mural de Batlle Planas del hall central, uno de los 36 camarines y el escenario de la Martín Coronado
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