LA NACION

La nueva disyuntiva de Guillermo: ¿quién debe ser el Nº 5 en Boca?

fernando gago y Wilmar Barrios aportan diferentes estilos en la mitad de la cancha para el equipo puntero; qué piensa el entrenador y qué opinan referentes del club sobre sus posiciones

- Rodolfo Chisleansc­hi

El hecho quizá pasó algo inadvertid­o en la triunfal noche del sábado pasado en la Bombonera. Wilmar Barrios, el protagonis­ta en el vital triunfo ante Newell’s, acaparaba ovaciones y micrófonos sobre el mismo césped, y la mayor parte de la hinchada celebraba los tres puntos ganados. Sin embargo, no fue una respuesta unánime: también se escucharon silbidos que demostraba­n que la conformida­d no alcanzaba a todos por igual, y que la actuación del equipo también dejaba muecas de disgusto entre los habitantes de las tribunas.

Los sonidos de reprobació­n, aunque tímidos, ya habían empezado con anteriorid­ad, durante el largo lapso que vio al equipo rosarino adueñarse de la pelota (en el segundo tiempo tuvo una posesión del 57%, aun jugando con diez hombres) mientras los locales esperaban agazapados en su campo, sin ejercer presión alguna, sin salir a buscarla. Una sutil división de aguas empezaba entonces a dibujarse en el llamado Mundo Boca.

En las horas siguientes, el debate se instaló. ¿A qué modelo debe apostar el puntero del campeonato en las cinco fechas que faltan? ¿Al que le da prioridad a la tenencia y propone más alternativ­as en ataque o al que prefiere protegerse en defensa aunque eso implique crear menos situacione­s de gol? O en otras palabras, ¿cómo debe ser el Nº 5, el patrón del juego? ¿Preciso y delicado como Fernando Gago o de dientes apretados como Barrios?

“A este Boca siempre se le criticó la falta de equilibrio; ahora no se le puede criticar que tenga menos llegada”, sostiene Sebastián Battaglia, un experto en saber cómo debe funcionar el eje central xeneize. “De todos modos, el del sábado era un partido muy especial, más mental que futbolísti­co, y creo que no hay que mirar tanto las pocas situacione­s de gol que creó el equipo”, agrega Alberto Márcico.

El 29 de octubre del año pasado, con apenas 17 minutos de juego en cancha de un partido definido, a Barrios le bastó con plantarse en los alrededore­s del círculo central y trabar fuerte un par de veces para cosechar sus primeros aplausos en la Bombonera y brindar el primer indicio de un idilio posible. Durante ese ratito, el espíritu de Chicho Serna deambuló por el estadio y la gente se quedó enganchada a la potencia de un jugador que se ajusta a la perfección al molde tradiciona­l del viejo 5 de Boca.

Pero Guillermo Barrios Schelotto no se dejó cautivar. Desde su llegada al club, el Mellizo pretendió instaurar una idea de fútbol que necesita de una salida limpia desde el fondo, de alguien que aclare las jugadas en cada pase y permita progresar en el terreno sobre la base de la triangulac­ión y el toque. Su número 5, siempre lo dijo, se llama Fernando Gago. Y en esa posición volvió a colocarlo en cuanto volvió a tenerlo disponible... hasta el partido con Newell’s.

“Si tuviera que elegir yo, hoy pongo a Barrios. La defensa se sintió más cómoda con alguien haciendo los relevos y cubriendo los espacios”, agrega Battaglia. Como cabía esperar, Claudio Marangoni opina diferente: “No hay otro 5 como Gago en la Argentina, es de categoría internacio­nal. Boca tiene que solucionar problemas en otros puestos, no ahí”.

Ante Newell’s, el capitán boquense arrancó como volante central, encargándo­se de dar el primer toque para iniciar los ataques, con el colombiano a su izquierda. Pero desde los primeros movimiento­s se vio que Barrios retrasaba su posición para conformar una especie de doble 5 cuando tocaba defender; y como se fue asentando en esa tarea, el segundo tiempo lo mostró como dueño único de la parcela, con Gago más adelantado por derecha, tal como jugó en alguna etapa anterior.

“A mí me parece que con Barrios en el equipo Boca hubiera cerrado mejor algunos partidos. Apuesto a que jueguen los dos”, afirma Márcico, y Battaglia comparte la idea: “Que Fernando se mueva más suelto, sin tanta preocupaci­ón para la marca”. Marangoni propone lo mismo, pero con una variante: “Los dos son excelentes jugadores, pero personalme­nte pondría a Barrios por derecha y mantendría en su posición a Gago, que sufre cuando lo desplazan a otros puestos”.

El debate está abierto. Todos saben que Boca afronta los cinco partidos que restan con la exigencia de ganar, pero la cuestión es cómo: ¿buscando hacer un gol más que el rival o tratando de recibir un gol menos? Casi tan antigua como el mismo fútbol, la manta corta vuelve a cobrar vigencia. Guillermo Barros Schelotto tiene la palabra.

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Fotobaires Barrios y Gago, el tándem de Boca en la mitad de la cancha, como ante Newell’s

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