Provocadora observación sobre la historia argentina
El procedimiento es sumamente atractivo. Cappa y Sedlinsky decidieron echar mano a algunos de los personajes de
Hamlet, de William Shakespeare, y reubicarlos en el mundo contemporáneo. Hamlet, Claudio, Gertrudis, Horacio y Laertes aparecen velando el cuerpo de ofelia. el espacio elegido está comandado por un hombre algo siniestro a quien acompaña una eficiente servidora.
Los personajes shakespearianos pierden sólo un poco de sus rasgos naturales. Se adaptan a un juego bizarro que les permite dar mayor cuenta de sus oscuras intensiones. y si a eso se agrega que los actores convocados por Hamlet nunca llegan, que Laertes es un capo mafia que espera ansioso, con un grupo de “muchachos”, dar por terminado con el poder de Claudio, que una médica forense aparece con la intensión de recuperar el cuerpo de ofelia que fue arrebatado de la morgue y que hasta una amiga de la fallecida ingresa para despedirse de ella y verá su destino modificado, el espectáculo se torna una delirante experiencia dramática.
Los autores se apropian de una tragedia ajena para construir un producto teatral que los exprese en este presente de manera extrema, para muchos, o de forma polémica para algunos. La manipulación de los cadáveres, el poder mafioso, la aparición del espíritu de un muerto que regresa una y otra vez a reclamar por su existencia, las intervenciones intrascendentes de un Hamlet que ha perdido totalmente el rumbo y ni siquiera puede dejar huellas coherentes sobre su búsqueda de la verdad.
Todo se desarrolla en un territorio devastado. mientras el velorio se mantenga la realidad es de unos pocos y los “muchachos” en la calle seguirán esperando el momento de convertirse en poder. Los débiles que ingresan al lugar para hacer justicia o acompañar con su dolor a los que ya no están, no tendrán forma de salir del allí, les han franqueado el camino, les han quebrado sus vidas.
dolorosa mirada sobre la argentina, pero interesante análisis sobre el complejo entramado de un territorio que vela un cuerpo que no sabe de quien es. ¿Pertenece a ofelia o a Polonio, su padre? La situación escénicamente se expresa en esos términos. La exposición es breve, pero la duda queda planteada. Hasta Horacio, el mejor amigo de Hamlet, se convierte en adlater de Claudio.
La experiencia posee una intensidad muy provocadora y aunque los registros actorales resulten, por momentos, muy diferentes, en ese juego también expresan una teatralidad que genera conmoción, que denuncia, que conduce a una reflexión sobre un sistema político nefasto.
el proyecto encuentra en bernardo Capa, como director, un muy buen conductor. Los actores, los músicos, responden dando lo mejor que tienen, la capacidad de entregarse a ese juego con muy buena predisposición y salen airosos de ese entramado de situaciones que los expone en facetas inesperadas, en algunos casos, pero siempre definitorias a la hora de proponer una reflexión sobre el devenir político.