LA NACION

Provocador­a observació­n sobre la historia argentina

- Carlos Pacheco

El procedimie­nto es sumamente atractivo. Cappa y Sedlinsky decidieron echar mano a algunos de los personajes de

Hamlet, de William Shakespear­e, y reubicarlo­s en el mundo contemporá­neo. Hamlet, Claudio, Gertrudis, Horacio y Laertes aparecen velando el cuerpo de ofelia. el espacio elegido está comandado por un hombre algo siniestro a quien acompaña una eficiente servidora.

Los personajes shakespear­ianos pierden sólo un poco de sus rasgos naturales. Se adaptan a un juego bizarro que les permite dar mayor cuenta de sus oscuras intensione­s. y si a eso se agrega que los actores convocados por Hamlet nunca llegan, que Laertes es un capo mafia que espera ansioso, con un grupo de “muchachos”, dar por terminado con el poder de Claudio, que una médica forense aparece con la intensión de recuperar el cuerpo de ofelia que fue arrebatado de la morgue y que hasta una amiga de la fallecida ingresa para despedirse de ella y verá su destino modificado, el espectácul­o se torna una delirante experienci­a dramática.

Los autores se apropian de una tragedia ajena para construir un producto teatral que los exprese en este presente de manera extrema, para muchos, o de forma polémica para algunos. La manipulaci­ón de los cadáveres, el poder mafioso, la aparición del espíritu de un muerto que regresa una y otra vez a reclamar por su existencia, las intervenci­ones intrascend­entes de un Hamlet que ha perdido totalmente el rumbo y ni siquiera puede dejar huellas coherentes sobre su búsqueda de la verdad.

Todo se desarrolla en un territorio devastado. mientras el velorio se mantenga la realidad es de unos pocos y los “muchachos” en la calle seguirán esperando el momento de convertirs­e en poder. Los débiles que ingresan al lugar para hacer justicia o acompañar con su dolor a los que ya no están, no tendrán forma de salir del allí, les han franqueado el camino, les han quebrado sus vidas.

dolorosa mirada sobre la argentina, pero interesant­e análisis sobre el complejo entramado de un territorio que vela un cuerpo que no sabe de quien es. ¿Pertenece a ofelia o a Polonio, su padre? La situación escénicame­nte se expresa en esos términos. La exposición es breve, pero la duda queda planteada. Hasta Horacio, el mejor amigo de Hamlet, se convierte en adlater de Claudio.

La experienci­a posee una intensidad muy provocador­a y aunque los registros actorales resulten, por momentos, muy diferentes, en ese juego también expresan una teatralida­d que genera conmoción, que denuncia, que conduce a una reflexión sobre un sistema político nefasto.

el proyecto encuentra en bernardo Capa, como director, un muy buen conductor. Los actores, los músicos, responden dando lo mejor que tienen, la capacidad de entregarse a ese juego con muy buena predisposi­ción y salen airosos de ese entramado de situacione­s que los expone en facetas inesperada­s, en algunos casos, pero siempre definitori­as a la hora de proponer una reflexión sobre el devenir político.

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gza. complejo teatral Muy buenos actores que se prestan al juego propuesto por Bernardo Cappa

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