La soja no transgénica tiene quien la empuje,
La firma Kumagro, que trabaja 20.000 hectáreas no GMO y apunta a las 40.000 hectáreas para la nueva campaña, también regionalizará en otros países la producción por la fuerte demanda, en especial desde la Unión Europea
La soja no transgénica (no GMO) tiene quien la empuje en la Argentina y apunte a avanzar con ella en los países de la región.
Kumagro sembró en el país 20.000 hectáreas de soja no GMO, con una producción de 80.000 toneladas. Ahora va a saltar, en la campaña 2017/2018, a 40.000 hectáreas, el doble. Y está apuntando a la regionalización, en el próximo ciclo, con la siembra de 35.000 hectáreas entre Brasil, Paraguay y Uruguay en esquemas de sociedad con productores.
La empresa, dedicada a la originación, producción, procesamiento y exportación de granos de soja no transgénica, hoy es 50% de la firma Grobocopatel Hermanos y otro 50% perteneciente a Asociados Don Mario, que provee su genética de punta, pero sin los eventos biotecnológicos.
En la Argentina, se estima que la siembra de esta soja no GMO ronda las 190.000 hectáreas, muy lejos de los 3,8 millones de hectáreas en Brasil o los 2,7 millones de hectáreas en los Estados Unidos.
En el fondo, el avance que está teniendo esta soja tiene que ver con dar respuesta a una demanda por productos identificados como no transgénicos.
“El principal destino de la soja no GMO es para consumo animal en la Unión Europea, en menor medida los Estados Unidos, Asia y, por último, un volumen bajo se destina al mercado interno para consumo humano”, explicó a la nacion Diego Chillado Biaus, gerente general de Kumagro y de soja no transgénica.
El año pasado, la compañía exportó el primer buque de soja no GMO al mercado europeo. “En la actualidad, la demanda de soja no GMO es mayor a la oferta de Kumagro. La tendencia por comprar alimentos identificados como no transgénicos crece año a año, a la par que crecen las cadenas de retail dedicadas exclusivamente a ese tipo de alimentos. La gente está dispuesta a pagar un monto mayor por los alimentos que consume si éstos tienen un certificado que asegure esta calidad”, apuntó el ejecutivo. “Casi toda la producción de Kumagro es exportada, salvo una pequeña parte que va al mercado interno”, agregó.
Según cuentan en la empresa, la originación se realiza con convenios cerrados de producción con empresas agrícolas. La firma les provee la semilla y ellas, vía un acuerdo con Grobocopatel Hermanos, se encargan de la producción comprometiéndose a entregar el total de la cosecha a Kumagro. A cambio reciben el valor de pizarra más un premio en dólares.
Son 20 dólares por tonelada que, en una soja con un rendimiento de 4 toneladas por hectárea, representan 80 dólares más en el margen por hectárea.
“Les garantizamos (con quienes se cierran los contratos) que les compramos el 100% de la producción y el acceso al premio”, indicó el directivo de la firma.
Respecto del paquete tecnológico, no se usa glifosato en el ciclo del cultivo y sí otros herbicidas.
Es fundamental, para este cultivo, la trazabilidad de la producción y la no contaminación con soja RR. “El rol de mantenimiento de la trazabilidad es clave durante toda la cadena, no sólo por los requisitos de certificación que exige el mercado sino como metodología para evitar la contaminación con otros granos transgénicos”, precisó Chillado Biaus.
La firma está proyectando la industrialización de grano para abastecer al mercado de harina Hi Pro, aceite, lecitina y de concentrados proteicos, todos no GMO, indicó el directivo.
“La empresa tiene planificada la construcción de una planta para tal fin a partir de 2018”, precisó Chillado Biaus.