LA NACION

Dilemas de intendente­s del PJ entre Cristina y Randazzo

Son jefes del conurbano que hasta hace poco apoyaban al ex ministro; ahora, se dividen entre los que están muy alineados con la ex presidenta y los que todavía esperan; ayer Peña dijo que Randazzo es parte del pasado

- Lucrecia Bullrich

Están los alineados con la ex presidenta y la lista de unidad, y los que todavía esperan.

En pocos meses pasaron de ser el principal sostén de la candidatur­a de Florencio Randazzo a jugar como líberos o a alinearse sin fisuras con Cristina Kirchner. El peso electoral de sus distritos es la clave de su poder en la imbrincada interna del peronismo bonaerense.

Son una decena de intendente­s del conurbano entre quienes la dispersión es la regla. Cuando falta poco menos de un mes para la definición de las candidatur­as, entre ellos no hay acuerdo sobre cuál debería ser el método de selección de postulante­s, -aunque la mayoría prefiere la lista de unidad frente a las PASO-, ni qué hacer si Cristina finalmente decide no ser candidata. En el grupo están Martín Insaurrald­e (Lomas de Zamora), Fernando Gray (Esteban Echeverría), Gustavo Menéndez (Merlo), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas) Ariel Sujarchuk (Escobar) y Mariano Cascallare­s (Almirante Brown), entre otros.

Desde que plantaron a Máximo Kirchner en el acto de Caras y Caretas de hace dos semanas para no cruzarse con Amado Boudou y Luis D’Elía (dos “impresenta­bles”, según ellos), intensific­aron los contactos con uno y otro bando: los intendente­s de los grupos Patria y Fenix, encolumnad­os con Cristina, y los que apoyan a Randazzo, quien ayer recibió un inédito cruce del jefe de Gabinete, Marcos Peña: “Randazzo también es parte de la Argentina que queremos dejar atrás”, dijo.

Hoy aparecen divididos entre los que piden a gritos que Cristina sea candidata, y están seguros de que va a serlo (o al menos eso dicen), y los que, más allá de quién se postule, privilegia­n las encuestas y apoyarán a cualquiera que les garantice hacer buenas elecciones en sus distritos.

En rigor esa última premisa atraviesa a todos. La clave de la diferencia está en cuán dispuestos están, unos y otros, a alinearse detrás del plan B que decida Cristina en caso de no presentars­e.

Entre los más cristinist­as están Insaurrald­e y Gray. Ambos respaldan la lista de unidad como forma de definir las candidatur­as y están convencido­s de que, sobre todo después de la entrevista del jueves con C5N Cristina está “claramente en campaña” y “ya habla como candidata”.

Un día antes de la entrevista, Insaurrald­e estuvo con Máximo Kirchner. Hablaron de avanzar con la lista de unidad para evitar las PASO. El lomense está seguro de que, aun en el peor escenario (internas sin Cristina candidata), el postulante que ella elija, cualquiera sea, le ganaría la interna a Randazzo. Él mismo suena como alternativ­a.

Gray difiere en este último punto. Sostiene que la unidad debe reconocer a Cristina como cabeza, pero cree que si la ex presidenta no juega, el escenario deberá replantear­se “de cero”. Allí entra a jugar el pragmatism­o: no aceptaría a cualquier candidato, aun ungido por Cristina, sino quien le garantice buenos números en Esteban Echeverría. En el grupo de los más pragmático­s están Menéndez, Nardini y Sujarchuk.

Menéndez verbalizó su posición sin eufemismos a principios de la semana pasada. “Si Cristina no es candidata, Florencio es uno de los mejores que podemos poner arriba de la mesa por un montón de pergaminos que tiene”, dijo. Menéndez fue un kirchneris­ta convencido y coqueteó con el grupo Esmeralda, que en un primer momento apostó todo por Randazzo (y contra Cristina) y luego quedó dividido. Con más de medio millón de habitantes, su distrito, Merlo, es el quinto en tamaño del conurbano bonaerense.Para Nardini, de Malvinas Argentinas, la lista de unidad es la mejor opción. Es de los que cree que ir a una PASO que pueda terminar en una derrota letal, como la que en 2015 protagoniz­aron Aníbal Fernández y Julián Domínguez es un riesgo latente.

Además, no cree que Cristina sea candidata. Sostiene, como el randazzism­o, que no va a “bajar” a una candidatur­a legislativ­a después de haber sido presidenta dos veces. Si estuviera en lo cierto, de hecho, se inclinaría por Randazzo. Conciente de que su intención de voto está muy por debajo de la de Cristina, sostiene que el ex ministro de Transporte “ya está instalado” y en campaña y, además, tiene altos niveles de conocimien­to.

Sujarchuk también prefiere esquivar las PASO y vería bien que, si no es Cristina, el candidato sea un intendente. Y no necesariam­ente Verónica Magario (La Matanza) que hasta hoy aparece como la favorita de la ex presidenta.

En el complejo mapa del conurbano, las fichas van a moverse hasta el último segundo.

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