LA NACION

La batalla política también se libra en la TV venezolana

censura. La informació­n de las protestas es estrictame­nte controlada por el ente regulador chavista; los canales digitales, en la mira

- Deisy Buitrago y Corina Pons

CArACAS.– En las marchas de protesta contra el gobierno, dos funcionari­os del ente rector de las telecomuni­caciones suelen subir a un cerro de Caracas y aguardar la llamada de sus jefes para cortar la señal de la televisora privada Globovisió­n.

A la estación le advirtiero­n que si transmite en vivo los choques con las fuerzas de seguridad durante la actual ola de protestas contra el presidente Nicolás Maduro, o si durante su programaci­ón se escuchan palabras como “dictadura” o “desobedien­cia”, el organismo le bajaría el interrupto­r al canal de noticias.

“La amenaza es diaria”, denunció un trabajador de Globovisió­n, que pidió el anonimato. “Conatel es quien decide la cobertura”, agregó en referencia al ente rector de las telecomuni­caciones.

Las movilizaci­ones contra el gobierno, cuya represión ya dejó más de 50 muertos, reciben un menor despliegue televisivo que otros momentos de tensión política, debido a una mayor presión del gobierno, incluso, sobre canales considerad­os cercanos.

Si bien la tirante relación del gobierno con algunos medios se remonta al mandato del fallecido presidente Hugo Chávez, en el último tiempo, informarse en televisión sobre las protestas, se ha vuelto cada vez más complicado.

“Estamos evaluando siempre el comportami­ento de Globovisió­n y de algunos de sus conductore­s. A veces sostenemos conversaci­ones afables con su presidente”, dijo el director de Conatel, Andrés Méndez, al canal estatal VTV.

Las pocas veces que aparecen en Globovisió­n imágenes en vivo de las protestas, éstas no deben durar más de un minuto y tienen que estar seguidas de declaracio­nes del oficialism­o. Y en el resto de las principale­s televisora­s privadas del país –Venevisión y Televen– los reportes sobre las movilizaci­ones lucen editados para evitar ciertas palabras como “represión” o imágenes que, por ejemplo, muestren choques entre manifestan­tes y guardias.

Sin embargo, los canales entrevista­n a los líderes opositores, derribando las frecuentes afirmacion­es de que la oposición fue borrada de la programaci­ón. Los reporteros dicen que parte de su trabajo sí se difunde, aunque casi nunca en vivo.

El gobierno afirma que es víctima de un complot de los grandes medios internacio­nales y realizó encuentros con sus representa­ntes para pedirles mesura en su cobertura.

“Si te pones a analizar la violencia de los últimos días, no alcanza ni el 1% de lo que pasa, pero en otros países piensan que Venezuela está en guerra”, dijo la canciller Delcy rodríguez.

A pesar de que Globovisió­n dice haber cumplido con las normas establecid­as por el ente regulador estatal, fue sometido este año a un proceso legal por una entrevista a un diputado opositor que calificó de dictadura al gobierno. Es la más reciente advertenci­a que recibe el canal, desde que en 2013 fue adquirido por un grupo de inversores cercanos al gobierno y dejó de ser considerad­o una ventana para los líderes de la oposición.

Una gran parte de los canales en el país están bajo control gubernamen­tal, mientras que algunas señales privadas operan con restriccio­nes por tener licencias vencidas y en trámites de renovación que sobrepasan los dos años. En ese contexto, los tres grandes canales privados del país les pidieron a sus periodista­s “tener cuidado” al difundir las informacio­nes.

Al grito de “¡Fuera! ¡No dicen la verdad!”, simpatizan­tes de la oposición encaran a periodista­s en las protestas en Caracas. A un equipo de Globovisió­n le lanzaron nafta y le rompieron los vidrios de su vehículo.

“Hay mucha más agresivida­d. Se atraviesan en la cámara. Me gritan y lanzan groserías”, describió un reportero de otro canal privado. Y los medios internacio­nales no son ajenos a este escenario.

Este año, Conatel sacó del aire a tres canales internacio­nales. Dos de ellos, que transmitía­n en vivo las protestas, fueron suspendido­s acusados de dar “una cantidad de informació­n absolutame­nte infundada y falsa”, justificó su vocero. Después de esto, CNN en Español quedó bloqueado en el país y otros cuatro canales “están en observació­n” de Conatel.

La presión sobre la prensa llega, incluso, después de un giro en la línea editorial de la mayoría de los medios que eran favorables a la oposición.

Periodista­s de los canales nacionales se mudaron a pequeños medios digitales, con un alcance más limitado, en un país donde sólo la mitad de la población tiene acceso a Internet.

Las marchas en Venezuela suelen transmitir­se en vivo por esos nuevos medios de televisión digitales, pero reportaron bloqueos temporales para acceder a sus sitios.

Maduro se quejó hace días del predominio opositor en las redes sociales. Sin dar mayores detalles, el vocero de Conatel adelantó que están en proceso de adquirir una tecnología especial para regular con más eficacia a los medios electrónic­os.

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