Mendigos de poder
“El Presidente tiene que decidir a quién defiende.”
(De Elisa Carrió, sobre el enfrentamiento público que mantiene con la número dos de la AFI, Silvia Majdalani”, a quien acusa de espiarla de manera ilegal.)
D e este lado del ring, Elisa Carrió, cuchillo entre los dientes, denunciando que la mayor espía de la ex SIDE la espía a ella; que todos, sin excepción, protegen a Julio De Vido y a Odebrecht, y advirtiendo que no la ninguneen porque, si la apuran, agarra la llavecita eyectora de partidos, la gira y deja el avión de Cambiemos en medio de la tormenta, con las alas rotas, un motor menos y las turbinas llenas de pájaros.
Del otro lado está el macrismo tirando solo de la cincha que la UCR le ató a un árbol, mientras se mete en honduras inexplicables como cuando le puso la oreja a Odebrecht, que ofreció vender a la Argentina información mediante un acuerdo leonino. La empresa pretendía abonar una multa equivalente a las coimas que dice haber pagado a funcionarios kirchneristas –35 millones de dólares, pero que serían muchos más– a cambio de exigencias estrafalarias para seguir funcionando sin sobresaltos en el país. El acusado elige su castigo y, de paso, pone un techo a los delitos de sus clientes políticos: los de antes y los de ahora.
De un lado de la frontera, el juez Sérgio Moro tira la bola contra los pinos de la corrupción en Brasil. El hombre tiene puntería. Les pega a todos. De este lado, suficientes jueces hacen una barrera humana al pie de la pista de bowling para que la bola nunca llegue a destino.
Si la realidad pudiese verse como una pantalla dividida, de un lado podríamos mostrar el recibo de jubilación de Luis D’Elía, por 75.000 pesos nacionales y populares. Del otro, el decreto de Cristina Kirchner volteando la ley del 82% a jubilados. “Se terminó la época de la estafa en el Estado y no soy tonta”, decía la entonces presidenta al justificar el veto.
La transmisión podría seguir con el video viralizado de una indigente pidiendo dinero en las calles de Virginia, Estados Unidos. Un youtuber la filmó al terminar la colecta, justo cuando la mendiga se subía a su auto: un Fiat 500X, modelo 2016. La arrestaron por estafadora.
Y qué mejor cierre para nuestra pantalla ilusoria que la imagen difuminada de Boudou, a quien la Justicia mandó a juicio oral por cohecho (recibir coimas) por intentar quedarse con la imprenta de billetes del país mientras era ministro de Economía. Una causa larga y farragosa.
Claramente, los “mendigos”, en Virginia, tienen menos suerte.