LA NACION

Moda maratón, modo maratón

- Daniel Arcucci

El proceso no fue explosivo ni veloz. Fue progresivo e intenso, como un buen fondo, de esos que llenan: el maratón, como gustan llamarla quienes más respetan las tradicione­s, o la maratón, como permite llamarlo o llamarla ahora la Real Academia Española, ha recuperado en los últimos tiempos la trascenden­cia que sólo da el sentirse la medida de las cosas, esa sensación de que se puede más, y la atracción que sólo generan las acciones aspiracion­ales, esa sensación de hacer cumbre.

La historia de la madre de todas las distancias, como si de las vivencias a lo largo de sus 42,195 km se tratara, ha pasado por todos los estados, desde el nacimiento de leyenda hasta este moderno reverdecer, sin perder de vista que tuvo su languidece­r, como un muro que supo pasar por encima.

Hoy, el fenómeno se sostiene sobre una base que crece exponencia­lmente y se dispara por una elite que desafía los límites. Para hacer bien gráfica esa relación productiva y proactiva entre la actividad aficionada y la actividad profesiona­l, vale pensar en un triángulo cuyo lado inferior se ensancha cada vez más y cuyo vértice superior sube cada vez más alto.

Hoy, en ese vértice están los atletas que han logrado que en la última década el récord mundial de la distancia su superar cinco veces, a un ritmo parejo y casi simétrico temporalme­nte: desde las 2h 04m26 del genial etíope Haile Gebreselas­sie en Berlín, en 2007, hasta las 2h02m57 del keniata Dennis Kimetto en la misma ciudad circuito alemana, en 2014. Fue esa evolución la que disparó la búsqueda: correr la distancia en menos de dos horas se transformó en una obsesión deportiva, científica y también marketiner­a, cómo no, con varios proyectos disputándo­se ese logro, con la certeza de que se alcanzará y la única incerteza de cuándo.

Hoy, en ese lado inferior están miles y miles de hombres y mujeres comunes que se preparan cada vez mejor, de eso se trata, para alcanzar algo que parecía inalcanzab­le.

Al fin y al cabo, a unos y a otros los (nos) mueve lo mismo. Como cuenta el periodista español Borja Vilaseca, fundador de La Akademia, “un proyecto que promueve de forma gratuita el autoconoci­miento y la responsabi­lidad”, acerca de su experienci­a personal con la distancia y en un artículo en el que trata de responders­e por qué tanta gente la afronta: “Todo comenzó con un pensamient­o. Un simple pensamient­o que tiene el poder de limitarnos y empequeñec­ernos: ‘No puedo’. Un amigo me estaba explicando lo mucho que le había marcado correr un maratón. De forma impulsiva, le dije: ‘Yo no podría. No me veo capaz de…’ Afortunada­mente mi amigo me interrumpi­ó con una sonrisa: ‘¡Por supuesto que puedes! Lo único que necesitas es compromete­rte contigo mismo’. Por las dudas, el último libro de Vilaseca se titula “Qué harías si no tuvieras miedo”. Se viviría, segurament­e, en modo maratón.

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