pella: “siempre es duro tener un argentino enfrente”
el bahiense piensa en del potro: de aquel día en Glasgow al debut menos pensado
PARÍS.– Reflexivo, analítico. Y no es una cuestión de edad: ya de más chico, Guido Pella era igual. Se notaba de escucharlo nomás. A los 27, quizá sin imaginarlo, guarda en su interior momentos irrepetibles como los de Zagreb 2016. Nombres rutilantes de la historia del tenis argentino nunca pudieron ganar la Copa Davis. Pero el bahiense contará con ese plus por el resto de su vida. Lo valorará quizá más a la distancia, en las imágenes, cuando se le vengan encima el recuerdo y el enésimo relato de ese triunfo sobre el británico Kyle Edmund en Glasgow que puso el 2-0 en las semifinales, después del éxito de Juan Martín del Potro ante Andy Murray.
Una carrera con muchos vaivenes, de lucha. Pella nunca tuvo problemas en admitir que le costó mucho asimilar el cambio de estatus, que lo que era una actividad deportiva que disfrutaba lúdicamente perdía cierto encanto por todas las obligaciones que implica desarrollarla profesionalmente. Hasta ha confesado que al día de hoy se cuestiona lo que fue su elección de vida cuando atraviesa por baches, por momentos sin confianza; cuando retrocede casilleros y de pronto se encuentra disputando challengers. Nada que no haya afrontado en su extensa trayectoria. Y superado.
Incluso, se sorprende cuando hay veces en las que una frase causa más ruido del que suponía. Como esa de que “la Copa Davis me quemó la cabeza”, que pronunció a mediados de enero y que desató miles de especulaciones. Tiempo después, sufrió dos duros golpes contra Italia en Buenos Aires. Uno más doloroso, con Fabio Fognini, porque terminó definiendo la suerte argentina. Pero no decayó. De estar entre los 80 a fines de 2016 pasó a un sorpresivo 166° en febrero. Fueron cinco derrotas consecutivas hasta que empezó a asomar en el Abierto de Brasil, en San Pablo. Lentamente. La final de Munich, donde perdió con Alexander Zverev, fue el punto justo para interpretar que no habría mayores dificultades para reposicionarse.
Claro que los números para entrar directo en Roland Garros no le daban en los tiempos de cierre de listas. Tuvo que ganar los tres partidos de clasificación. Y en el último, el decisivo, marcó un festejo muy eufórico, luego de derrotar al francés Maxime Janvier. “¿Qué pasó en ese momento? Mirá, fue una qualy en la que no me sentí cómodo en ningún partido. La viví con mucho nerviosismo y no pude desplegar mi nivel de tenis. Por eso, cuando gané y aseguré la entrada en Roland Garros, me salieron esos gritos de adentro. Venía guardando muchas sensaciones feas durante esos días de competencia”, cuenta Pella tras completar su entrenamiento.
El destino lo pondrá enfrente de uno de sus compañeros de la Davis: nada menos que Del Potro, que vuelve a Roland Garros tras cinco años de ausencia. Es tradición de que un argentino no juega suelto contra un compatriota. Y encima, se trata del tandilense. Pella lo sabe. “Siempre es duro tener un argentino enfrente y Juan Martín hizo grandes cosas el año pasado y hace poco en Roma. Recuperó ranking. Va a ser muy difícil. ¿Si le tengo mucho respeto? Antes lo miraba de otra manera. Hace un año, en Miami, quizá sí. Ahora ya tenemos una amistad”, analiza. Su coach, Gustavo Marcaccio, apuesta por un planteo ordenado, pero además, que el juego se extienda. Un partido largo le daría mayores chances.
No quiere ponerse objetivos de acá a fin de año. “Me fue mal pensando así. Cuando dije un número al que quería llegar, me presioné mucho. No voy a cometer el mismo error”, señaló. Y hasta se permitió hablar de su favorito en París y de los desafiantes que amenazan. “Nadal siempre es candidato en Roland Garros. Y los más chicos, Zverev y Thiem, son increíbles. En unos años van a pelear por el número 1”.