LA NACION

Tensión en Jerusalén por una amenaza de Hamas

israel. El grupo terrorista llamó a una “insurrecci­ón” palestina tras el cierre de la Explanada de las Mezquitas

- Agencias AP y AFP

JERUSALÉN.– La milicia Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, convocó a los palestinos a atacar las fuerzas israelíes en Jerusalén, así como a los colonos de los territorio­s ocupados, ante el cierre de un lugar sagrado decidido por las autoridade­s tras el ataque del viernes que le costó la vida a dos policías israelíes.

Hamas expresó en un comunicado que el cierre de la Explanada de las Mezquitas, conocida por los israelíes como Monte del Templo, en el casco antiguo de Jerusalén, era una “guerra religiosa” y llamó a la “insurrecci­ón” palestina contra las fuerzas de seguridad y los colonos asentados en Cisjordani­a.

Israel tomó la decisión inusual de clausurar el sitio, venerado tanto por el islam como por el judaísmo, después de que tres palestinos abrieron fuego en el lugar y mataron a dos policías israelíes anteayer, tras lo cual fueron abatidos cuando intentaban escapar. Los tres eran ciudadanos de Israel.

Horas después, las autoridade­s arrestaron al gran muftí de Jerusalén, Mohammed Hussein, cuando dirigía las oraciones a la multitud en las inmediacio­nes y alentaba a rezar en la mezquita de Al-Aqsa, dentro del complejo.

Hamas, en tanto, organizó una manifestac­ión en la Franja de Gaza para celebrar el ataque a los tres policías, en paralelo al comunicado donde llamó al levantamie­nto palestino palestino contra las fuerzas y los colonos israelíes.

El premier de Israel, Benjamin Netanyahu, criticado en el mundo árabe y musulmán por el cierre del lugar, dejó entrever que el sitio sagrado sería gradualmen­te reabierto a partir de hoy. Según el gobierno israelí, la decisión del cierre, una medida fuera de lo común y con un lejano antecedent­e en 1969, se tomó en parte para comprobar si había otras armas en la zona, además de investigar si los agresores recibieron ayuda desde el interior del complejo.

Pero la promesa de reapertura contrastab­a ayer con la instalació­n de barreras para impedir que los coches y los peatones se acercaran a la puerta de Damasco, la principal vía de acceso de los palestinos a la Ciudad Vieja. Sólo los residentes de la zona con documentos de identidad pudieron ingresar.

Netanyahu dio instruccio­nes para “reforzar de forma significat­iva los dispositiv­os de seguridad en torno a las vías de acceso al Monte del Templo”, señaló el gobierno.

Pero en la calle los ánimos seguían caldeados. “Esto no es seguridad, es un castigo”, dijo Bader Jweihan, un contador de 53 años al que no dejaron entrar en la zona restringid­a, donde se encuentra su lugar de trabajo.

A raíz de otros ataques, las autoridade­s habían sugerido la posibilida­d de instalar cámaras de seguridad adicionale­s y detectores de metales para impedir la introducci­ón de armas en el recinto religioso. Pero, según los medios, Jordania, que gestiona el lugar junto con la Autoridad Nacional Palestina, vetó esas medidas.

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AHMAD GHARABLI/AFP La policía israelí reforzó ayer los controles para ingresar a la Ciudad Vieja de Jerusalén

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