Una relación que no puede sustituirse
Para un chico, una tarde dedicada por un abuelo amoroso es tiempo infinito. No hay nada más grato que cuidar y estar con los nietos, por más que resulte un esfuerzo, a veces, hasta físico.
Los nietos vuelven a enamorarnos, nos roban el corazón, nos hacen suponer que con nuestra sola mirada el mundo se vuelve más sencillo. Nada es más maravilloso que proyectarse en un nieto. Por tanto, si pueden estar con sus nietos, que nada los detenga.
El rol de los abuelos no es el de los padres. Los primeros buscan acompañar y colaborar. Siempre y cuando hayan consensuado con los padres y respetando la decisión de estos últimos en cuanto a temas como la educación y el estilo.
Los abuelos son pilares de tradición familiar y valores, sostenes en la mantención de los lazos. El intercambio tierno entre estas dos generaciones, produce ganas y empuje en los mayores, e interés por conocer y descubrir en los nietos. La relación entre ambos es de una riqueza inmensa.
Cuando los abuelos tienen agenda propia y no están disponibles para colaborar con los hijos en vacaciones, es muy probable que se encuentren con que estos ya están organizados y habituados a no contar con ellos: tienen otras personas a quién recurrir. Sin embargo, particularmente en estos días, sería bueno que dispusieran de momentos especiales de encuentro para ayudar y fortalecer el vínculo. Por la dinámica y expectativa de vida, los abuelos de hoy llevan un ritmo intenso. Incluso se han incorporado “los abuelos postizos”, como la pareja de la abuela.
Sin dudas, los abuelos podrían sublimar programas que interesan o divierten en pos de la consolidación del vínculo con sus nietos, que a la larga constituye una relación insustituible y de las más trascendentes para esta etapa de la vida.