LA NACION

Estado y evasores, ante las nuevas tecnología­s

Avanzan la inteligenc­ia artificial y la capacidad de hacer cruces de datos, pero aun así, la magnitud de la evasión desvela todavía a los gobiernos; qué podría pasar en el futuro

- Sebastián Campanario y Victoria Giarrizzo PARA LA NACION sebacampan­ario@gmail.com giarrizzom­v@gmail.com

La inteligenc­ia artificial crece rápidament­e y puede ser utilizada para el bien y para el mal; la pregunta es quién sabrá aprovechar las ventajas para ganar en la carrera

La frase de Benjamin Franklin es un clásico entre los tributaris­tas: “Hay dos cosas inevitable­s en la vida: la muerte y pagar impuestos”. la primera, con todas las novedades que están apareciend­o en el campo de la salud y reversión del proceso de envejecimi­ento, está siendo puesta en duda por Silicon Valley y otros oasis de innovación. ¿Qué pasará con los impuestos y las nuevas tecnología­s? ¿Será más difícil evadir en el mundo del big data y la inteligenc­ia artificial? ¿o la mayor desigualda­d y concentrac­ión hará que los súper ricos sigan accediendo a las mejores tecnología­s para eludir y evadir?

Según el Boston consulting Group, en 2016 los paraísos fiscales escondían 10 billones de dólares, 20 veces el PBI argentino, sólo en activos financiero­s. la cepal cuantificó que en IVA y ganancias, la evasión anual en américa latina asciende a US$ 340.000 millones (65% del PBI local). En la argentina se estima que el 35% de la economía se produce en negro y, según la Tax Justice Network, sólo las grandes compañías evadieron US$ 21.406 millones en el país en 2016 (4,2% del PBI).

Hace ocho años, en la cumbre de líderes del G-20 en londres, los presidente­s lanzaron un pronóstico alentador: advirtiero­n que en dos años los evasores del mundo estarían cercados y no existiría lugar donde esconder dinero. Se vaticinaba que el mundo sería una especie de Gran Hermano, con los fiscos conociendo detalladam­ente los movimiento­s de todos.

a ocho años de esas premonicio­nes, la evasión aún desvela a los gobiernos. las increíbles innovacion­es tecnológic­as no alcanzan, y las sanciones aleccionad­oras no causan efecto. El pronóstico del G-20 se parece al de los autos voladores: desde los 90 que se vaticina su llegada para “dentro de dos años” y siempre se corre el arco.

la batalla no está perdida. Muchos analistas creen que con las últimas tecnología­s y la expansión del dinero virtual, está cambiando el paradigma vigente, y muy pronto la sociedad será como el reallity show: no se podrá escapar a los organismos fiscales, que como el Gran Hermano de orwell, vigilarán cada uno de los movimiento­s de sus contribuye­ntes.

¿En qué se basan esos pronóstico­s? En la proliferac­ión de instrument­os como los medios de pagos electrónic­os, las monedas virtuales, los controles satelitale­s, drones para combatir el comercio informal y el contraband­o, y sobre todo, tres tecnología­s revolucion­arias.

Una es el avance del blockchain que permite un registro pormenoriz­ado e imborrable de las transaccio­nes y las riquezas financiera­s y patrimonia­les de todos. la segunda es el uso de big data, donde los países arman modelos predictivo­s para anticipar la propensión a evadir de empresas y personas basados en su conducta histórica. El modelo cruza esos patrones con los registros de datos, y detecta además proveedore­s falsos, o si lo que declara la empresa correspond­e con lo que muestran en su vida cotidiana los dueños y directivos.

la tercera novedad fue aportada por el instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (MiT) y el Mitre corp, una ONG de investigac­ión tecnológic­a: aplicar inteligenc­ia artificial para descubrir las proteccion­es fiscales abusivas que usan empresas multinacio­nales o sociedades privadas. analizando declaracio­nes, rastreando flujos de dinero rutinariam­ente, y cruzando eso con las miles de páginas de los códigos fiscales mediante algoritmos, aseguran que los países pueden evitar el uso de las zonas grises de las legislacio­nes fiscales que aprovechan especialis­tas muy habilidoso­s para evadir o eludir. Hasta ahora eso lo hacía una tropa de abogados, contadores, y auditores en años de trabajo, con pocos resultados, y hoy podría hacerlo una computador­a al instante.

los alcances de la tecnología son ilimitados. aunque el optimismo se matiza cuando los especialis­tas tributario­s aseguran que las grandes empresas y las clases más adineradas, que mueven el amperí metro de ingresos fiscal es, siempre se las ingeniarán mediante marañas legales complejas para evadir o eludir y será imposible atraparlos. Desafiarán la tecnología con más tecnología, la ingeniería contable le ganará a la ingeniería financiera, y difícilmen­te un ejército tecnológic­o traspasará sus barreras.

Eso plantea una hipótesis: con la nueva tecnología, la evasión del futuro será exclusiva para las clases altas, e imposible para las clases bajas, medias, medias altas, y las pymes, que tienen menor acceso a ingeniería contable sofisticad­a para eludir o evadir. la tecnología los pondrá contra la pared. No tendrán forma de escapar a las redes que tejerán las autoridade­s fiscales con entrecruza­miento de datos y registros concadenad­os, siquiera para eludir. Y esa lucha desigual concentrar­á más la renta.

lo único seguro es que la batalla será cruenta, porque a nivel estructura­l el mundo va a hacia un esquema económico de mayor peso del Estado y avidez recaudador­a: si hoy hay a nivel global un ciudadano de clase pasiva para ser mantenido por cuatro trabajador­es activos, la relación cambiará a dos a uno para 2050. los gastos en salud y educación se proyectan al alza, y ni que hablar de los gastos asociados al desempleo tecnológic­o, ya sea por seguros para desocupado­s o por un ingreso universal.

Este panorama lleva a situacione­s inéditas, como la que abrió la canciller alemana angela Merkel cuando apeló a estrategia­s ilegales al usar 2,5 millones de euros del gobierno para comprar al empleado desleal de un banco la lista de 1500 evasores germanos millonario­s. Si bien eso generó un debate ético sobre si es correcto que los gobiernos negocien con ladrones, alentó una nueva vía de combate semi ilegal. “ladrón que roba a ladrón tiene mil años de perdón.”

Se acumulan los trabajos de gobiernos para construir una moral tributaria e instalar efectos reputacion­ales sobre la evasión. Hoy no hay castigo social a los evasores. En la argentina, una encuesta del Movimiento por los Valores, el Bienestar y el Desarrollo argentino reveló que si un rico evade impuestos solo el 59% de la gente siente bronca. El resto indiferenc­ia o incluso, solidarida­d. Y si evade alguien de ingresos bajos o medios, sólo 25% siente bronca y el resto, indiferenc­ia, solidarida­d o simpatía. Y el 80% de la gente reconoce que evadir impuestos no es justificab­le, pero solo 36% paga todos sus tributos.

“los fiscos de américa latina están tratando de entender cómo usar mejor la informació­n que acumulan, en un nivel anterior al del uso de la inteligenc­ia artificial”, dice carlos Scartascin­i, economista principal del Banco interameri­cano de Desarrollo (BiD). “En general, la idea es que a medida que cada vez haya más trazabi lid ad de las transaccio­nes será cada vez mas fácil cobrar impuestos y más difícil evadir. En ese contexto, los sistemas impositivo­s deberían volverse más sencillos, las tasas marginales bajar un poco, y así mejorar la equidad y la eficiencia”, sigue Scartascin­i. “la pregunta será si existe potencial para un nuevo tipo de iniquidad que venga ahora no por «ser amigo del comisario», sino por tener acceso a herramient­as informátic­as que permiten evadir el sistema en un contexto donde los sistemas serán cada vez más cerrados y los agentes dependerán de lo que los sistemas digan (no hace falta ver mucha ciencia ficción para imaginar situacione­s similares).”

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