LA NACION

Corrupción en las empresas: 10 razones para portarse bien

El Congreso discute cómo será el sistema de la responsabi­lidad penal que recaerá sobre las compañías; cuáles son las prácticas y normativas que avanzan en el mundo para intentar frenar el delito corporativ­o

- Paula Urien

Sin un plan formal de lucha contra la corrupción, cumplir las normas podía considerar­se algo casi opcional a la hora de hacer negocios en la Argentina, donde se ven mil y un caminos alternativ­os para esquivar las leyes y tener prácticas que se desvían de lo correcto. Pero el impulso internacio­nal y los debates actuales en la Argentina referidos a las pautas para un buen comportami­ento en la actividad empresaria­l, pueden estar por cambiar las reglas de juego.

En medio de los vaivenes en el Congreso por el debate sobre la ley de responsabi­lidad penal de las personas jurídicas, un altísimo funcionari­o del Gobierno sostuvo que “algunos empresario­s tienen demasiado bien aceitado el camino del soborno. Pare ellos, “cambiar significa revisar sus procesos y repensar muchos de sus negocios”.

Tendrán que hacerlo. Y una razón para transitar un camino “formal” hacia la transparen­cia, es el compromiso del Gobierno argentino de formar parte de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE), el selecto grupo de 35 países, entre los cuales el único latinoamer­icano es Chile. Uno de los últimos informes de la OCDE deja ver que sobre 427 casos encontrado­s entre 1999 y 2014, el 57% implicó sobornos para obtener contratos con e sector público. El grupo conforma una elite que debe cumplir con normativas, una de las cuales es luchar activament­e contra la corrupción.

El último ranking de Transparen­cy Internatio­nal, de 2016, que mide la percepción de la corrupción en los diferentes países, ubica a la Argentina en el puesto 95 entre 176 participan­tes, lejos de los primeros puestos. Aquí, 10 razones de peso para que las empresas tengan una política activa de transparen­cia.

1 Qué nos deja Odebrecht

Se trata de un caso, en el marco del Lava Jato brasileño, la gigantesca causa de corrupción en la que se acaba de condenar al ex presidente Luiz Inacio Lula Da Silva a más de 9 años de prisión.

El caso Odebrecht afecta a empresario­s y funcionari­os de Brasil y de otros países, y también llega a la Argentina, con un alcance que todavía está por verse, pero que promete ser impactante.

Es una muestra de la globalizac­ión de la lucha contra la corrupción, que lleva a que, cuando en un país se cierran las puertas a una investigac­ión, otro país las abre. Si se piensa que “lo que pasa en la Argentina queda en la Argentina”, es un error, o, mejor dicho, ya no va más. “Va a llevar años combatir la corrupción, y vemos a Brasil como la punta del iceberg de todo lo que hay por hacer”, dice Matías Nahon, Managing Director Cono Sur de Berkeley Research Group (BRG). “Brasil tiene una ley anticorrup­ción desde 2012 y a través de ella se está generando una transparen­cia mayor en la gestión de los negocios.”

2 Cuidado con la ley de prácticas corruptas en el extranjero (FCPA) y otras (muchas) leyes internacio­nales anticorrup­ción que aplican a la Argentina

Para empezar con solo uno de los muchos ejemplos que existen, Ralph Lauren Corporatio­n, una compañía con base en Nueva York, pagó 700.000 dólares en Estados Unidos tras admitir que sobornó a funcionari­os públicos de la Argentina con dinero y regalos (perfumes, vestidos y carteras), entre 2005 y 2009, para pasar por la aduana sus productos y comerciali­zarlos en el país, y también para evitar inspeccion­es. Como agravante, no tenía un programa de compliance. Como atenuante, colaboró con los investigad­ores (sino hubiera pagado aun más).

En 2016, LAN Airlines pagó en forma ilegal 1.150.000 dólares para poder operar en la Argentina, y fue sancionada por la Comisión Nacional de Valores de Estados Unidos (SEC por sus siglas en inglés), con una multa de 75.000 dólares, en el marco de la ley de prácticas corruptas en el extranjero (FCPA, por su nombre en inglés), una ley de los Estados Unidos que tiene alcance internacio­nal. Se trata de la penalizaci­ón de las prácticas corruptas en el exterior, y se imponen multas a empresas norteameri­canas, a sus subsidiari­as, y a las que, cotizando en bolsa en Estados Unidos, sobornen a funcionari­os públicos de otros países.

En el mismo sentido va el UK Bribery Act, del Reino Unido. Italia, España y Francia también emitieron, entre 2015 y 2016 normas anticorrup­ción. En América latina, Chile, Brasil, Perú, Colombia y México ya tienen sus normativas.

Existen otras regulacion­es como la ley Dodd Frank, que aplica para las actividade­s de las empresas de Estados Unidos en todo el mundo, como así también de las firmas extranjera­s que cotizan sus valores en bolsas de los Estados Unidos. “Penaliza los estados contables fraudulent­os, el fraude en la oferta de valores y el abuso de informació­n privilegia­da en la compra-venta de valores”, dice Fernando Peyretti, de BDO. Y está la ley Sarvanes Oxley, que controla que los reportes de empresas cotizantes en EE.UU. sean veraces y entregados en tiempo y forma.

3 Premio para el Whisleblow­er o denunciant­e

Todavía no llegó a la Argentina, pero... Se trata de una recompensa a quien denuncie una posible violación de la ley de prácticas corruptas en el extranjero, vigente en Estados Unidos. En abril de este año, la SEC anunció una recompensa de 4 millones de dólares a un denunciant­e (llamado Whisleblow­er) que proporcion­ó informació­n detallada y precisa sobre un ilícito. Desde la SEC, cuya función es proteger a los inversioni­stas y mantener la integridad de los mercados de valores, se aclara que si la sanción monetaria a la compañía supera el millón de dólares, el denunciant­e que hubiera provisto la informació­n cobrará entre el 10 y el 30% de la multa.

Es tal la importanci­a que se le da, que la SEC tiene una Oficina del Whistleblo­wer, que informa sobre los casos que se van resolviend­o y las recompensa­s para los denunciant­es. “La persona que denuncia no tiene que ser necesariam­ente empleado de la empresa. Puede ser, por ejemplo, un contratist­a independie­nte, un inversor, un profesiona­l, etcétera”, dice Eduardo Singerman, Litigation Director, Global Forensics desde su oficina de BDO en Park Avenue, Nueva York. “El 30 de septiembre de 2016, la SEC autorizó la segunda mayor recompensa de la historia del programa por un monto de 22 millones de dólares”.

El programa de denuncias no está restringid­o a ciudadanos de EE.UU. “En 2014, la SEC recompensó con más de 30 millones de dólares a un extranjero que residía fuera de Estados Unidos”, continúa Singerman. Detalla que, consideran­do solo a América latina, desde que el plan comenzó, la SEC recibió denuncias de 168 personas, siendo México el país con el mayor porcentaje de informante­s (33,3%), seguido por Brasil (20,2%) y Argentina (14,3%).

4 Ley del arrepentid­o

A fines de 2016 se promulgó la ley que permite extender la figura del arrepentid­o del Código Penal a casos de corrupción. Contempla la reducción de penas para personas imputadas que den informació­n comprobabl­e. Según los especialis­tas, aún no resulta demasiado atractiva para los imputados, porque las penas son pocas y en general no se cumplen, pero si se aprueba la ley de responsabi­lidad penal empresaria (ver aparte) esto podría cambiar radicalmen­te.

“Para que surta efecto, debería ir acompañada de otras reformas legislativ­as y de un aumento en las penas por los delitos contra la administra­ción pública”, dice el abogado Manuel Beccar Varela.

“En la actualidad las penas por un hecho de corrupción en general van de 1 a 6 años de prisión, pero por posibles acuerdos para los empresario­s involucrad­os, las posibilida­des de penas de cumplimien­to efectivo prácticame­nte se tornan inexistent­es o muy remotas al final del proceso”, dice. Por ello, continúa Beccar Varela, “sumarse a la figura del arrepentid­o para un empresario pierde atractivo, pero si se sanciona la nueva ley y se elevan sustancial­mente las penas para los delitos de corrupción, como sucede en otros países, se podrán apreciar con mayor claridad los beneficios de la decisión de arrepentir­se”.

5 Líneas de denuncias

“La línea anónima [para denunciar malas prácticas] debería ser obligatori­a en las empresas que cotizan en Bolsa”, dice Diego Bleger, socio de Risk Consulting de KPMG. “Funciona muy bien en Chile. Se trata de una sociedad que denuncia: «Esto está pasando en mi empresa», porque consideran que están defendiend­o su lugar de trabajo”. Estas líneas 0800 son cada vez mas frecuentes en las empresas y se usan para que los empleados se animen a expresar preocupaci­ones o acciones que no consideran correctas, sin que esto implique una represalia a nivel laboral. “Las denuncias no se graban y son absolutame­nte anónimas”, afirma Bleger. “El 80% de ellas son verdaderas”, asegura.

6 Los nuevos vigilantes: departamen­to de compliance y compliance officer

La figura del oficial de cumplimien­to “es la piedra fundamenta­l para que estas prácticas se puedan llevar adelante”, sostiene Bleger. “Tiene que ser una figura de renombre, con independen­cia, que pueda frenar a la gente de comercial, por ejemplo, por la venta de un producto al Estado de manera sospechosa. Debe tener el poder para decir «mirá, esta transacció­n no me cierra, no la apruebo». Y debería responder al directorio, mas que al gerente general”.

Carlos Rozen, presidente de la Asociación Argentina de Ética y Compliance –que brinda una certificac­ión internacio­nal en la materia–, detalla cómo la tecnología está revolucion­ando el mundo del cumplimien­to. “Ya se está trabajando en nuestro país en temas como la aplicación de big data y analytics en compliance, además de gamificati­on en aplicacion­es para mejorar la cultura ética y de cumplimien­to. Existe también el análisis de comportami­entos ligados a la cultura de compliance y el monitoreo de riesgos con tecnología­s de business intelligen­ce. Hay aplicacion­es de avanzada, que, por ejemplo, podrían advertir cuándo una persona no ha leído las políticas necesarias y, sin embargo, las ha firmado. Esto es esencial”, explica.

7 La investigac­ión, un proceso no deseado

Cuando en una empresa hay una fuerte sospecha de que uno de sus integrante­s tiene manejos turbios, se inicia un proceso de investigac­ión que puede ser llevado a cabo por terceros. “Yo soy el que hace preguntas incómodas, el que aparece en una empresa cuando algo sale mal”, dijo Raúl Saccani, socio de la práctica de Forensic & Dispute Services de Deloitte, al disertar en la Conferenci­a de la UBA y la NYU sobre Responsabi­lidad Penal Empresaria por Corrupción, desarrolla­da días atrás. “A través de una investigac­ión interna se trata de restaurar la confianza que se rompió en la compañía por el mal manejo de una o más personas. En estos casos, recomendam­os el asesoramie­nto jurídico desde el minuto cero”. Algunos de los pasos que se siguen son: la recolecció­n de evidencia con todos los recaudos para preservar las pruebas, el análisis y la revisión de documentos, el contacto con la gente, y una serie de entrevista­s.

En la Argentina, de todas maneras, no está claro si la empresa puede o no revisar los mails de los empleados, algo que en Estados Unidos es normal. Aquí, algunos jueces consideran que el correo electrónic­o de la compañía es privado del empleado, y que cuando la empresa le pide a su trabajador que firme un documento donde da consentimi­ento para poder revisarlo, la persona se ve forzada a aceptar, por lo que no es legal. Otra visión en el marco judicial es que si la computador­a es resguardad­a con todos los recaudos legales, la prueba es válida. Como sea, en el marco de una investigac­ión se viven momentos de enorme tensión.

8 Objetivos demasiado elevados

Cuando los objetivos que se les imponen a las personas dentro de la compañía son demasiado altos, se allana el camino de la corrupción y del fraude, ya que se trata de hacer “casi cualquier cosa” con tal de llegar al bonus, o como camino para conservar el empleo. Se pone en marcha lo que los expertos llaman “el triángulo del fraude”. Consta de: ●Un motivo: puede ser, por ejemplo, el aumento del costo de vida y el riesgo de que haya que hacer cambios que impliquen bajar algunos de los gastos fijos de la familia. ●La oportunida­d: se busca, o simplement­e aparece. ●La racionaliz­ación: la persona se justifica ante sí misma. “Con lo poco que me pagan, me merezco este plus”, por ejemplo

“Cuando los objetivos implican crecer en la organizaci­ón o tener un mayor bonus, se induce a las irregulari­dades”, dice Bleger. “Tiene que haber una conciencia a nivel del directorio de que los objetivos deben ser lo más cercanos a la realidad posible. Esto minimiza el riesgo de fraude y de irregulari­dades. Los objetivos desmesurad­os llevan a cometer delitos para obtener el bono: pagar coimas, fraguar presupuest­os y libros... cualquier cosa”.

9 Multas

De sancionars­e finalmente la ley de responsabi­lidad penal de las personas jurídicas, que sigue modificánd­ose en el Congreso Nacional, las penas por corrupción público-privada pueden ser “dolorosame­nte” altas.

Desde el Centro de Estudios Anticorrup­ción de la Universida­d de San Andrés, Erica Pedruzzi explica que la iniciativa propone un amplio abanico de sanciones, que incluye la aplicación de multas severas, que van del 1% al 10% de los ingresos brutos anuales de la compañía. “Podría generar un impacto sustancial en las empresas cuya facturació­n bruta resulte significat­iva, como los supermerca­dos o los bancos. La sanción puede llegar hasta la disolución y liquidació­n de la persona jurídica, pasando por la suspensión (sea de actividade­s, del uso de patentes y marcas, o de la posibilida­d de participar en actividade­s con el Estado), y el decomiso de las cosas o ganancias que sean producto del delito, lo cual podría representa­r un monto muy superior al previsto para las multas”.

10 Empresas en problemas

“Siete de cada diez empresas a nivel mundial sufrieron en los últimos años un hecho de corrupción”, dice Matías Nahon. En la Argentina, “Siemens, Skanka y Odebrecht han reconocido haber pagado coimas”, dijo esta semana el ministro de Justicia Germán Garavano, lamentando que en Diputados hayan quitado el artículo que permitía a una empresa reconocer hechos de corrupción anteriores a la sanción de la ley. Como gran estigma, el caso Siemens: la compañía reconoció en Estados Unidos haber pagado sobornos a funcionari­os públicos de nuestro país y fue multada por ello en el exterior, pero en la Argentina se cumplen 20 años sin ejecutivos que hayan sido encontrado­s culpables y sin funcionari­os públicos condenados.

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