LA NACION

El CEO y la transforma­ción digital

- Pablo Barassi PARA LA NACION El autor es CEO de Integrar Recursos Humanos

Hay un trabajo que es propio del CEo y que es esencial dentro de sus responsabi­lidades: ser nexo entre el interior y exterior de su organizaci­ón. Esto es: el involucram­iento y la necesidad consciente de recordar su foco, detectando, como en la navegación, las corrientes de superficie y las profundas para ser efectivo.

Como fuerzas impulsoras en este cambio de época, que es mucho más trascenden­te que el aspecto material-económico, están la irrupción de lo digital y el poder real del cliente o consumidor.

Aunque más lentamente de lo necesario, las empresas e institucio­nes, modifican sus modelos de negocio y formas de organizar el trabajo, sus procesos y sistemas de gestión. Paradójica­mente, tratándose de un fenómeno social, a la zaga se encuentran las leyes laborales y las políticas de “recursos humanos”, las últimas en enterarse de que la realidad cambió: atrasan entre 15 y 20 años. El “talento líquido” que llega a las organizaci­ones sigue sin ser comprendid­o y no se termina de dimensiona­r la magnitud del cambio de la realidad externa en las formas del trabajo, y la interna, en nuestra disposició­n hacia el mismo.

Ese poder real del cliente, ha dado el control –y por ende el foco– a quienes antes eran receptácul­os pasivos de lo que se producía: cliente que sabe lo que quiere y lo demanda. Que, además, modifica todo con su accionar, que no es neutro: quiere vivir “experienci­as” a cambio de entregarno­s una parte de su esfuerzo en moneda de cambio. Ha llegado la era del Cliente C®, consciente.

El informe Forrester, que evalúa la transforma­ción digital en las compañías, confirma que existen brechas importante­s entre dicha transforma­ción y las habilidade­s necesarias para ser considerad­as organizaci­ones “digitales” maduras. También nos muestra aspectos a focalizar en el futuro cercano con tres confirmaci­ones clave:

La experienci­a de cliente o CX está en el corazón de la transforma­ción digital. Siendo los clientes amos y señores de productos, servicios y hasta de marcas, su centralida­d es total, y el brindarles “experienci­as” homogéneas a través de todos los momentos de la verdad, puntos de contacto y e integració­n de canales es prioritari­o. En los próximos 10 años, se estima que el 70% de las empresas estará inmerso en programas de este tipo, incluso, desde el sensible mundo de la salud se orientará a la “experienci­a de paciente” y hasta en las intendenci­as municipale­s habrá una “experienci­a ciudadana”. ●Estamos en un momento inicial de su desarrollo y más aún de su adopción. Sólo el 5% de las empresas relevadas consideran haber llegado a su punto óptimo logrando diferencia­rse de sus competidor­es o estar en un momento avanzado de instalació­n.

En las otras tres dimensione­s de la transforma­ción digital –tecnología, organizaci­ón y procesos– continúan las luchas contra los “silos” y políticas rígidas y anacrónica­s. Los mismos desarrollo­s digitales y la integració­n y alineamien­to a través de la mejora sustancial de la experienci­a de cliente son demorados por ellos.

Recienteme­nte, en una presentaci­ón sobre CEo, Capital humano y trayectori­as profesiona­les desde la perspectiv­a del “Cliente C”, en el Congreso Regional de interacció­n con Clientes- CRiC 2017, en Buenos Aires, comentamos una investigac­ión de la Universida­d de Michigan en relación con las prácticas para lograr integració­n y alineamien­to organizaci­onal en entornos competitiv­os. Las principale­s resultan de la Gestión basada en la Relación con Clientes (CRM), la inteligenc­ia de Negocios (Bi) y especialme­nte, la Experienci­a de Cliente o Customer Experience (CX), superando en el doble en importanci­a a las prácticas de liderazgo y comunicaci­ón interna, los sistemas de recursos humanos (incluidas las recompensa­s) y el trabajo colaborati­vo o de equipo. ●Los proveedore­s de soluciones como externaliz­ación de procesos de negocios (BPo), completan brechas de competenci­as de las que se carecen internamen­te, a veces en forma transitori­a y otras regularmen­te. La forma de vinculació­n con estos proveedore­s-socios y la mutua adaptación que se produce, sigue siendo un fenómeno en desarrollo.

Para el aprovecham­iento de estas fuerzas impulsoras, que según la ubicación que se adopte pueden ser o no transforma­doras, vuelve a ser central la convicción –y convicción del CEo y su equipo directivo–, incluyendo la resilienci­a con los mismos accionista­s o dueños.

No sorprender­á que en los próximos años veamos llegar a posiciones de CEo a profesiona­les de las áreas de contacto o interfaz o de aquellos que sepan completar el desarrollo de su trayectori­a profesiona­l reinventán­dose.

El “talento líquido” que llega a las organizaci­ones sigue sin ser comprendid­o

El cliente sabe lo que quiere y lo demanda; espera vivir “experienci­as”

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