LA NACION

La Cámpora conservará sus bancas, pero tendrá muy poca renovación

Podría mantener 24 diputados, uno menos que en la actualidad; será clave el rol que tendrá Cristina Kirchner

- Gabriel Sued

“Hay una Cristina Kirchner maquillada: intenta borrar a La Cámpora”, señaló hace diez días el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, tras el lanzamient­o de Unidad Ciudadana (UC). Por la modalidad de campaña que adoptó la ex presidenta, costará ver una bandera de la agrupación juvenil de acá a octubre. Su presencia en el Congreso seguirá, sin embargo, firme como hasta ahora.

Si se dieran resultados lógicos en los principale­s distritos del país, La Cámpora mantendría unas 24 bancas en la Cámara de Diputados, una menos que las que tiene hoy, pero todavía equivalent­es a casi el 10 por ciento del cuerpo. En el Senado, la agrupación que conduce Máximo Kirchner pasará de tener 4 a 3 integrante­s, dentro del bloque del Frente para la Victoria (FPV). Aunque a ese número habrá que sumar a la propia Cristina.

El nuevo subbloque en Diputados tendrá representa­ntes de más de la mitad de los distritos del país. Habrá ocho integrante­s de la provincia de Buenos Aires, tres de la Capital Federal, dos de Tierra del Fuego, dos de Misiones y uno en Tucumán, Corrientes, Chaco, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Río Negro, Chubut y Santa Cruz.

La mayoría de las bancas camporista­s en Diputados, 20 de las 25, correspond­e a dirigentes elegidos en 2015, con mandato hasta 2019. De los cinco que deben dejar su banca en diciembre, dos buscan la reelección en puestos “entrables”, mientras que se sumarían otros dos desde la provincia de Buenos Aires.

Los que intentarán extender su permanenci­a son Juan Cabandié, que va de tercer candidato en la Capital, y Martín Pérez, primero en la lista de Tierra del Fuego. En la boleta de la provincia de Buenos Aires figuran Laura Alonso, en el puesto 9°, y Horacio Pietragall­a, en el 12°. A la lista podría sumarse, desde Santa Fe, Josefina González, actual diputada y segunda en la lista que encabeza Agustín Rossi para las PASO del Frente Justiciali­sta.

Laura Alonso es licenciada en Trabajo Social (UBA) y fue subsecreta­ria de Políticas Universita­rias en la última presidenci­a de Cristina. Sería su debut como diputada. Para Pietragall­a, en cambio, no será su primera vez. Nieto recuperado y muy cercano a Abuelas de Plaza de Mayo, fue diputado hasta diciembre de 2015. Como contracara, dejarán sus cargos la tucumana Mabel Carrizo y el santacruce­ño Mauricio Gómez Bull. En medio de la crisis que atraviesa la provincia, la agrupación cedió el protagonis­mo en la competenci­a electoral.

El grupo de 24 camporista­s será el núcleo duro de una bancada de entre 50 y 60 diputados que responderá a las órdenes de Cristina. Este último número también es similar al de los legislador­es que hoy reconocen el liderazgo de la ex presidenta en la Cámara baja, en un bloque de 70 integrante­s y 3 aliados. Un buen parámetro para medirlo son los 49 diputados que el año pasado votaron en contra del proyecto para autorizar un allanamien­to

a Julio De Vido, a lo que habría que agregar a cuatro o cinco incondicio­nales, incluidos algunos de La Cámpora, que faltaron a esa sesión por motivos extrapolít­icos.

Un análisis estático de las listas indica que los gobernador­es tendrán más poder interno en la principal bancada peronista. Como a diferencia de 2013, esta vez Cristina no tuvo injerencia en el armado de las boletas, los mandatario­s reservaron los primeros lugares para dirigentes propios. La bancada de los sectores que hoy integran el FPV podría llegar a 80 integrante­s.

Pero la dinámica de la política dependerá en gran medida del desempeño de la ex presidenta en la provincia de Buenos Aires, coinciden en los distintos sectores. Si ganara, ¿cuántos de los gobernador­es peronistas que hoy tienen diputados en el FPV se atreverían a resistir su liderazgo? De hecho, este año, a medida que se fortalecía la posibilida­d de que Cristina fuese candidata y de que se deterioró la relación de algunos mandatario­s con la Casa Rosada, las votaciones del bloque se volvieron más compactas. Si perdiera, ¿cuántos incondicio­nales dejarían de serlo? El resultado en la provincia de Buenos Aires terminará de ordenar las piezas.

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