LA NACION

Silencios cómplices

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Algunos autoprocla­mados líderes y candidatos permanente­s, influencia­dos por la pirotecnia y el cotillón, divagan sobre los fueros que la Constituci­ón establece para los integrante­s del Congres, teniendo como base medular que su palabra no podrá ser juzgada durante el ejercicio de su mandato. La actual ley permite su juzgamient­o y obliga al procedimie­nto de cualquier denuncia penal que pese sobre alguno de ellos, indagatori­as, careos, etc. El hecho de la renuncia masiva a lo que no es propio me hace dudar en algunos casos de que es para lavar actitudes y silencios cómplices que tuvieron ante el latrocinio kirchneris­ta, con cargos desde jefe de Gabinete para abajo. Los radicales damos ejemplo en nuestra historia de lo que significan la violación y el desprendim­iento de los fueros. Sólo dos ejemplos deberían hacerlos recapacita­r. La “médula” de la inclusión constituci­onal del fuero fue la protección de la palabra. Es lo que sucedió en 1949 con Ricardo Balbín, para quien se pidieron en forma inmediata el desafuero y la expulsión de la Cámara de Diputados. Luego lo detuvieron y lo mandaron a la cárcel común de Olmos, sumando un agravio más, del cual después se arrepintie­ron. En el otro extremo, Eduardo Angeloz, gobernador de Córdoba, candidato a presidente por la UCR y senador nacional, estando en este cargo sufrió una denuncia en la justicia penal, en forma inmediata pidió que se votaran su desafuero y licencia en el cargo, prometiend­o volver cuando demostrara su inocencia y la causa estuviera terminada., Y así fue. Respetemos al pueblo, no crean que con un corso de pitos y matracas, hablando ahora, van a salvar su responsabi­lidad por el silencio vergonzoso de tanto tiempo. La memoria es buena para la salud y la vida republican­a.

José María García Arecha

Ex senador de la Nación josemgarci­aarecha@yahoo.com

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