Martin Landau. De Burton a Hitchcock, los grandes sucumbieron a su mirada
Martin landau no tuvo suerte: luego de un papel que debería haber sido consagratorio como el de Intriga internacional, en 1959, su carrera no creció en la pantalla grande. el cine clásico estaba entrando en esos momentos en crisis, en esa crisis que la televisión en parte causaría y aprovecharía. Pudo haber sido el señor spock en la serie Star Trek, pero el papel finalmente lo hizo su amigo leonard Nimoy. Y cuando se hizo exitoso en la serie Misión: Imposible, al cabo de unos años tuvo una disputa contractual y abandonó el producto. Y ahí tampoco despegó en el cine.
el cine, a fines de los sesenta, ya vivía casi una década de achicarse frente a la televisión y las series, un poco como pasa por estos días. Y landau no aprovechó el esplendor del cine norteamericano de los setenta. ¿No tuvo suerte? su segunda película como actor de cine fue la mencionada Intriga internacional, es decir North by Northwest, es decir Con la muerte en los talones para los españoles, es decir una película de alfred Hitchcock. Para ser más precisos, una de las mejores del maestro, una de especial brillo, una que contiene una de las mejores secuencias de la historia del cine, la de Cary Grant perseguido por un avión fumigador. en los ochenta, landau encadenó una serie de películas entre irrelevantes y piadosamente olvidables, pero Francis Ford Coppola lo recuperó a fines de la década al darle un papel importante en una de sus mejores películas (aunque quizás no haya consenso sobre este punto): Tucker, un hombre y
su sueño, justamente, un film sobre un hombre que merecía más. landau, por esa película, recibió su primera nominación al oscar, y fue como actor de reparto. No lo ganó. el triunfador fue Kevin Kline por Los enredos de Wanda, así que no podemos hablar de demasiada injusticia. sin haberse ido, landau de alguna manera había vuelto.
al año siguiente actuó en una película de Woody allen y, casualidad o no, se trató de una de las mejores de la carrera del director, y sobre esto sí hay consenso:
Crímenes y pecados, que además se ha convertido en una fuente de la que allen ha vuelto a beber varias veces. landau era protagónico, pero, como solía ocurrir con el cine de allen en los ochenta, su rol fue considerado de reparto y ligó otra nominación en la categoría. en este caso sí podemos hablar de injusticia, porque lo perdió a manos de denzel Washington, un gran actor, pero no justamente por el yunque histórico de edward Zwick, Tiempos
de gloria. en esos momentos se habló de “oscar de compromiso”, eso que hoy se suele denominar “de corrección política”. Y cuando parecía que landau nunca iba a ganar un oscar, unos años después, otro notable recuperador de actores como tim Burton –que ya lo había querido para su Batman, y landau no había aceptado el rol– lo convocó para Ed Wood, la que hasta hoy en día sigue siendo su mejor película (y hay bastante consenso sobre este particular).
Ed Wood fue un film sobre los bordes de la industria del cine, sobre un director y su relación con un actor en el final de su carrera y su vida: nada menos que Bela lugosi, que landau interpretó con algo que iba más allá del talento, porque podemos decir que había una comunión actoral-histórica en esas oscuridades entrañablemente sardónicas.
Y ahí landau recibió su tercera nominación al oscar como actor de reparto. Y lo ganó, finalmente, merecidamente. su agradecimiento fue genuino, sentido, lúcido, emocionante sin ser sensiblero, y reconoció que tim Burton le había dado “el papel de su vida”.
tanto en ese como en otros papeles, landau supo brillar con su voz muy apta para inquietar, y con sus cejas, que fueron una marca actoral indeleble. así como hay grandes actores que han hecho maravillas al exponer su espalda o su cuello (Matt damon), landau fue, antes que nada voz y mirada, una mirada definida por su marco superior. landau, ese que fue amigo de james dean y hasta salió brevemente con Marylin Monroe, y que vivió hasta los 89 años.