LA NACION

Acribillan en Santa Fe a un policía que había denunciado que sus jefes liberaban la zona a los narcos

EjEcución. Al sargento Pablo Cejas lo mataron de 21 tiros y lo dejaron tirado en un basural del norte de la capital provincial; ya lo habían atacado hace dos años

- Germán de los Santos

ROSARIO.– Hace dos años, Pablo Cejas, sargento de la policía de Santa Fe, fue atacado por dos hombres en moto; el chaleco antibalas le salvó la vida. Luego, los tiros se repitieron en el frente de la casa de su madre. Este hombre de 46 años que en 2015 denunció a sus superiores por “liberar” zonas para la venta de drogas, y que estaba bajo un régimen de protección de testigos, fue asesinado anteanoche de 21 disparos y dejado su cuerpo abandonado en un descampado del norte de la ciudad de Santa Fe.

Los vecinos del barrio Yapeyú ya oyen con cierta naturalida­d los disparos durante la noche. Pero ayer los gritos de un hombre que rogaba “no me maten” despertaro­n a muchos, aunque nadie se animó a salir a la calle. Llamaron al 911 cerca de las 22.30, explicó el fiscal de Homicidios Jorge Nessier.

Cejas tenía una custodia del programa de protección de testigos de Santa Fe, pero había pedido que se flexibiliz­ara esa prevención porque había sido reintegrad­o a la fuerza como personal administra­tivo en el Departamen­to de Operacione­s de la Unidad Regional I. Entonces quedó con una especie de monitoreo externo. Los efectivos de esta área lo llamaban dos o tres veces por día para ver cómo se encontraba. Un par de horas antes de ser asesinado, un miembro del área de protección de testigos lo llamó y Cejas “no reportó ninguna novedad”.

El personal del móvil del Comando Radioeléct­rico encontró a Cejas tirado en un descampado que hace de basural, con 21 orificios de bala de calibres 22 y 9 milímetros. No tenía su arma reglamenta­ria que, según su pareja, llevaba consigo. A su lado hallaron su moto y su celular.

La hipótesis del robo está descartada, esgrimió el fiscal, quien señaló que no hay detenidos. Desde la propia fuerza trascendió que dos menores fueron demorados como posibles autores del asesinato.

Desde el gobierno se advirtió que este crimen no tiene relación con las denuncias que había hecho Cejas, como señaló el subsecreta­rio de Investigac­ión Criminal, Rolando Galfrascol­i. El fiscal Nessier fue más cauto: “La hipótesis está abierta”. El diputado Carlos Del Frade (Frente Social y Popular), que investiga el narcotráfi­co en Santa Fe desde hace dos décadas, opinó que a Cejas “lo mató la mafia narcopolic­ial”.

Antecedent­es

“Tenemos orden de no meternos con los narcos. Existe una lista de los «quioscos» que no podemos allanar. No podemos ir a Alto Verde, a Los Hornos, a Villa Hipódromo... En cada uno de esos barrios hay «punteros» que trabajan con la droga y no los podemos detener”, había denunciado Cejas hace dos años.

El 5 de junio de 2015 fue atacado en Monte Vera cuando iba en su moto a trabajar al Comando Radioeléct­rico. En la ruta 2 lo emboscaron dos hombres en moto y le dispararon a la cabeza y al pecho. Se salvó de milagro porque llevaba puesto el chaleco antibalas y el casco. Los sicarios usaron balas de punta hueca. Uno le gritó al otro: “¡Matalo al cobani!”, relató Cejas a la nacion en aquel momento. El caso fue investigad­o como “tentativa de robo”, pero luego la fiscal Milagros Parodi cambió la carátula a “intento de homicidio”.

Cejas fue sumariado tras haber denunciado la complicida­d de la cúpula policial y de las autoridade­s políticas con la venta de drogas. “Si le toco el bolsillo al narco se lo toco a la cúpula, y de ahí es para el gobierno”, dijo, antes de revelar que el Ministerio de Seguridad de entonces había decidido retirarle el arma y el chaleco. “Me dejaron en calzoncill­os en el hospital”, contó.

Tres semanas después de eso, el fiscal federal Walter Rodríguez lo citó para iniciar una investigac­ión por supuesta complicida­d de la policía con el narcotráfi­co. Unas horas antes de que fuera a la fiscalía, cuatro hombres balearon la casa de la madre de Cejas desde un auto.

El 15 de julio de 2016, Cejas fue protagonis­ta de otro hecho llamativo. En el restaurant­e Orfilia, del barrio de Guadalupe, sacó un arma y amenazó con suicidarse. Incluso realizó unos disparos al aire gritando que nadie lo escuchaba y que él “no transaba con los narcos”.

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