LA NACION

Marihuana legal y agotada, al otro lado del río

Los consumidor­es registrado­s agotaron el stock de cannabis producida bajo control estatal; hubo 16 establecim­ientos habilitado­s

- Nelson Fernández COrrESPONS­AL EN UrUGUAY

MONTEVIDEO (De nuestro correspons­al).– Para los consumidor­es de marihuana fue un día histórico. Con la venta en farmacias de cannabis producida bajo el control del Estado, Uruguay se convirtió ayer en el primer país en aplicar este sistema de distribuci­ón. En Montevideo (foto), hubo cuatro establecim­ientos habilitado­s; desde temprano se formaron largas filas de compradore­s registrado­s y a la tarde el stock se había agotado.

MONTEVIDEO.– “Cuarenta años esperando”, dijo emocionado Willy, un veterano que fuma marihuana desde su juventud, pero que ahora disfruta de hacerlo en legalidad plena en Uruguay.

Cientos de consumidor­es de cannabis celebraron un día histórico para el país, que se convirtió en el primero en vender en farmacias marihuana producida bajo control del Estado, un sistema que se aplica por primera vez en el mundo y que apunta a cambiar la política antinarcót­icos.

“Es la verdad, yo fumé toda la vida”, contó Willy, ante la farmacia de Montevideo en la que había comprado 10 gramos de cannabis, en el primer día de venta. Explicó que había elegido el Cannabis sativa, “porque es el que pega en la cabeza”.

Desde temprano se formaron colas frente a las farmacias de todo el país que aceptaron anotarse ante el nuevo Instituto de regulación y Control del Cannabis (Ircca), para tener en sus vitrinas las dos modalidade­s de marihuana para uso recreativo. Cuatro establecim­ientos en Montevideo y 12 en el interior fueron los únicos inscriptos, lo que determinó que en pocas horas se agotara el stock que tenían a la venta.

Ya hay muchos kilos de cannabis listos para vender que ya tienen las dos empresas privadas a cargo de la producción y distribuci­ón. “Me quedé sin stock y todavía no pude llamar para que me repongan el producto, y a los que vienen les digo que puede ser mañana [por hoy] o en los próximos días”, dijo Sebastián Scaffo, el dueño de la farmacia Tapie, en la capital.

El comienzo de la venta fue con el nerviosism­o lógico de un proyecto que despertó polémica. Varios militantes de los derechos de consumidor­es de cannabis buscaron estar en la primera fila, pero el privilegio no fue necesariam­ente para el primero de todos. En la farmacia Antártida, en el centro de Montevifil­a deo, cuando entró el primer cliente el mecanismo de venta no funcionó. Los 4959 potenciale­s compradore­s registrado­s en el Ircca no precisaban mostrar su documento de identidad, sino posar uno de sus dedos en una máquina captahuell­as. Pero el equipo no funcionó.

Diego “Sapo” Zas, un escritor y conductor radial de 39 años, era el tercero de la fila, en la que la gente esperaba desde muy temprano. El farmacéuti­co estaba preocupado, porque ningún local había podido probar antes el sistema y en la cola había más de diez personas.

Ante la impacienci­a por las fallas en el sistema, el farmacéuti­co hizo salir del comercio a todos los potenciale­s clientes y realizó algunas consultas. Luego llamó a la persona que estaba en el tercer lugar de la con la esperanza de que el sistema funcionara: “A ver Sapo, pasá y probamos contigo”. Zas, con una campera y un gorro de lana de Pink Floyd, caminó hacia el mostrador y realizó la prueba. “¡Sí!”, exclamó, al recibir la autorizaci­ón.

Zas pidió dos sobres de cinco gramos, uno de “Alfa I” y otro de “Beta I”. Ambas tienen un contenido en tetrahidro­cannabinol (THC) medio/ bajo (2%) y un perfil cannabinoi­de de 7% y de 6%, respectiva­mente.

El plan votado por el Parlamento durante el gobierno del ex presidente José Mujica tiene un escaso apoyo popular, y desde que comenzó a tratarse el tema, en 2012, el rechazo ha sido de alrededor del 65%, según encuestas.

El precio del gramo de marihuana fue fijado en el equivalent­e a 1,30 dólares. El precio se definió bajo tres parámetros: costo de producción, la necesidad de que los productore­s y las farmacias tuvieran un margen de ganancia razonable, y la búsqueda de un precio competitiv­o con el del mercado de la marihuana provenient­e del narcotráfi­co.

Eduardo Blassina, director del Museo del Cannabis, dijo a la nacion que este 19 de julio se había despertado con “una gran emoción” porque era un día histórico en el reconocimi­ento de derechos. Y agregó que Uruguay, por credencial­es de seriedad y por calidad del producto, tiene una gran oportunida­d para convertirs­e en país exportador de marihuana para uso medicinal. “Hoy es un gran día”, dijo.

Para el sociólogo Martín Collazo, que integra el Monitor Cannabis, un equipo multidisci­plinario que investiga sobre la regulación en Uruguay, la afluencia de público en este primer día mostró que “un número relevante de usuarios esperaba con ansiedad este momento para dejar de abastecers­e en el mercado negro”. El equipo estima en unas 160.000 las personas que consumen marihuana en este país de 3,4 millones de habitantes, de las cuales unas 60.000 lo hacen de forma frecuente.

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Andrés stapff/reuters
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matilde campodÓnic­o/ap Diego Zas, con los dos sobres de marihuana que compró en Montevideo

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