Un libro resume los avances de la última década del Hospital Italiano
SaLud. Cuenta cómo logró superarse en un escenario complejo
Incluso inmersas en mares tormentosos, hay instituciones que pueden encontrar la clave del éxito gracias a una combinación de medidas acertadas y calidad humana. Tal es la tesis que desarrolla el libro Un faro que marca rumbos, que reúne la experiencia del Hospital Italiano durante más de una década de cambios que le permitieron crecer y alcanzar los más altos estándares de excelencia sin subsidios de ninguna clase.
La obra se presentó en una ceremonia que contó con la presencia de autoridades nacionales y de la Ciudad; miembros de la embajada de Italia, del Consejo Directivo y Consultivo de la Sociedad Italiana de Beneficencia en Buenos Aires e invitados especiales. Cuenta cómo, manteniéndose fiel a su tradición y sus valores, logró reinventarse, sorteó complejas situaciones comunes a otros centros de salud, introdujo cambios acelerados en el plano académico y de gestión, construyó nuevos y modernos edificios e incorporó tecnología de punta. Hoy, su sede es una urbe palpitante a la que cada día ingresan alrededor de 40.000 personas. Allí trabajan 3100 médicos, se reciben más de 3.000.000 de consultas por año, se realizan 51.000 procedimientos quirúrgicos y tratamientos de alta complejidad, y se forman los especialistas del futuro. Después de haber sido sometidos a evaluación durante seis años 1200 indicadores de seguridad y calidad, el hospital fue distinguido con la certificación de la Joint Commission International.
Según evaluó Carlo Bellavite Pellegrini, profesor de Finanzas Corporativas de la Facultad Católica del Sacro Cuore de Milán, que firma el epílogo, “el Hospital Italiano mejoró su gestión de forma decisiva, fundamentalmente por una estructura innovadora de gobierno corporativo. (...) Esta estructura colegiada hace que los problemas se enfoquen desde múltiples ángulos y favorece un equilibrio en la toma de decisiones”.