LA NACION

Está “en muy buen estado” el bebe que una chica logró dar a luz antes de morir

Nació con ocho meses de gestación y está en Neonatolog­ía del hospital de Merlo; su padre, en cambio, está en coma; la policía aún no logra ubicar al hombre que les disparó

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Camila Castell se moría. Había recibido un tiro en la zona lumbar derecha, cuando abrazó a su novio, que caía luego de haber sido baleado en la cabeza por un hombre que estaba obsesionad­o con ella. Pero resistió lo más que pudo para salvar una vida, esa vida que, a los 18 años, llevaba en su vientre desde hacía ocho meses. En el Héroes de Malvinas, de Merlo, soportó la cesárea que trajo al mundo a su hijo. Camila murió pocas horas después, pero su hijo, que nació con sólo 35 semanas de gestación y pesó 2,600 kilos, está en muy buen estado de salud y es cuidado por sus dos abuelas.

Ese bebe es la esperanza detrás de un drama que todavía no termina. Ezequiel Franco Luis Reynoso, también de 18 años, lucha por su vida en el hospital de Merlo. El pronóstico no es bueno: está en estado vegetativo, dijo a un familiar suyo. Y tanto la nacion sus familiares como los de Camila siguen con miedo, porque el hombre al que señalan como autor del femicidio, el paraguayo Mario Díaz, de 30, todavía está suelto: temen que pueda atacar a alguien más para continuar la venganza que empezó el sábado a la noche en Mariano Acosta.

“Fue un gesto de amor. Hizo un gran esfuerzo para poder parir. Resistió como pudo para salvarle la vida al bebe. Por suerte él está bien”, explicó a un familiar de las la nacion víctimas, que pidió reserva de identidad por temor a represalia­s. “Por Ezequiel esperamos un milagro. Está muy mal. Recibió dos tiros en la cabeza. No paramos de llorar. Si él se nos va se nos irá parte de nuestra vida. Y encima el agresor todavía está suelto”, afirmó.

Según la familia de Castell, Díaz acosaba a Camila desde hacía dos años, en persona y a través de las redes sociales. Dicen que una vez le advirtió: “Si no estás conmigo no vas a estar con nadie”.

El sábado, cuando terminó de trabajar, Reynoso pasó a buscar a su pareja por la casa de su suegra. Cuando estaban en la puerta del inmueble los balearon. “Yo estaba en frente de ellos. Primero le disparó dos veces [al joven] y ahí mi hija lo miró al asesino, le dijo: «¡No!» y se tiró y lo abrazó al novio; entonces le tiró un tiro a mi hija en la espalda y cayeron los dos”, relató ayer Etelvina, la madre de Camila. Los vecinos, tras escuchar las detonacion­es, salieron y se encontraro­n con la tragedia. Ellos llevaron

a la chica y al joven al hospital Eva Perón, desde donde fue trasladada al Héroes de Malvinas, en Merlo.

“Ella ingresó en el quirófano, consciente, pero en shock hipovolémi­co; el domingo antes del mediodía falleció. Gracias a Dios, el bebe está en muy buen estado de salud”, dijo el director médico asociado del Héroes de Malvinas, Fabián Muzzopappa. El niño continúa en el Servicio de

Neonatolog­ía, donde es visitado por sus dos abuelas, que ya comenzaron a cambiarle los pañales.

Castell y Reynoso eran novios desde hace poco más de un año. Estaban construyen­do su casa, felices ante la llegada del bebe. Todo eso ocupaba sus mentes, no ese inconcebib­le final a balazos en el frente de la casa de Mercedes al 4000, en Mariano Acosta.

“Queremos justicia. No se puede entender lo que pasó. Tenemos miedo. Estamos preocupado­s. El muchacho está libre, parece que varias personas lo vieron por el barrio y él anda caminando como si nada; quizás él esté cerca de nosotros. No lo conozco yo, si no reaccionar­íamos de otra manera”, dijo el familiar de las víctimas consultado por la na

cion. Ese miedo, sin embargo, no lograba ocultar las preocupaci­ones más inmediatas: seguir de cerca la evolución de la salud de Ezequiel a la espera “de un milagro” y comenzar a ocuparse del recién nacido.

Mientras, la policía trabaja para dar con Díaz. Al cierre de esta edición no había novedades al respecto. El hecho es investigad­o por el fiscal Javier María Ghessi, de la Unidad Funcional de Instrucció­n Judicial (UFIJ) N° 1 del Departamen­to Judicial Morón, quien caratuló la causa como “homicidio y tentativa de homicidio”, y dispuso varias diligencia­s procesales.

El fiscal y los detectives que trabajan en el caso creen que la agresión, precedida de una discusión entre el asesino y Ezequiel, fue fruto de un ataque de celos. “Ese tipo no tiene cerebro..., por una mina y por celos no puede hacer estas cosas”, dijo un tío de las víctimas.

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imagen de tv El frente de la casa donde se desató la tragedia

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