LA NACION

Documentos involucran a Castillo con el cobro a puesteros

prueba clave. En una caja fuerte se encontraro­n planillas con registros de alquileres; pidieron la prisión preventiva

- Gustavo Carabajal

En su mansión levantada en el corazón de un country de Luján, Jorge Castillo guardaba uno de sus secretos más preciados. Se trata de una serie de planillas en las que llevaba el registro del supuesto cobro de alquileres a comerciant­es para permitirle­s instalar puestos en las diez cuadras que rodean la feria La Salada.

Esas planillas que tendrían las inscripcio­nes “Tilcara vereda”, “Tilcara centro”, “Virgilio esquina”, constituye­n la principal prueba que, según un grupo de fiscales de Lomas de Zamora, indicaría la ubicación de los puestos instalados en la vía pública a los que Castillo y otros acusados les cobraban entre 500 y 800 pesos por día de alquiler.

Dichos documentos constituye­ron uno de los indicios utilizados por el equipo de investigad­ores del Ministerio Público de Lomas de Zamora, supervisad­os por el fiscal Sebastián Scalera, para fundar ayer el pedido de prisión preventiva por presunta asociación ilícita contra Castillo y otros 24 detenidos.

Cuando los investigad­ores les preguntaro­n a los testigos si esas leyendas correspond­ían a locales que funcionaba­n dentro de la feria Punta Mogote, administra­da por Castillo, respondier­on que no había ningún sector dentro del complejo al que se denominara de esa forma. Así, los funcionari­os judiciales confirmaro­n su sospecha: que esas planillas eran el registro fiel de los ingresos que el “rey de La Salada” percibía por una parte de los más de 7000 puestos que se instalaban en el espacio público adyacente a la feria.

Esas planillas fueron halladas durante el allanamien­to realizado en la lujosa mansión de Castillo en Luján. En el mismo lugar en el que se resistió a balazos a que un grupo de policías lo detuviera.

La calificaci­ón penal para describir el delito de los 25 detenidos fue la misma: asociación ilícita. Pero en el caso de Castillo, se agregó la imputación por intento de homicidio de uno de los ocho policías que participó del allanamien­to. Grupos y barras

Para los fiscales, durante los allanamien­tos se secuestrar­on elementos que probarían la existencia de tres bandas o asociacion­es ilícitas que se repartían diez cuadras adyacentes al complejo La Salada para cobrarles alquileres de entre 500 y 800 pesos a entre 7000 y 10.000 comerciant­es, a cambio de tener un “permiso” para instalar armazones de un metro cuadrado en las calles y veredas. El precio del alquiler variaba según la ubicación del puesto, si estaba en la esquina era más caro y los que se instalaban contra la pared, más económicos.

Esas bandas denominada­s Los Chaqueños, Los de River y Los Cucos se repartían varios millones de los alquileres que cobraban por cada día de feria.

Según consignaro­n los fiscales en el dictamen de más de 400 páginas presentado ayer ante el juez de Garantías de Lomas de Zamora, Gustavo Gaig, el máximo referente de Los Chaqueños era Jorge Castillo; mientras que su hermano, Hugo; sus sobrinos, Leandro y Adrián, y su cuñada, Gladys Arrieta, comandaban el grupo Los de River. En tanto que la tercera organizaci­ón operaba al mando de un sospechoso que habría sido identifica­do como Leonardo “Cuco” Gaitán, quien actualment­e está prófugo.

En su dictamen, el fiscal Scalera solicitó que se fije un embargo y se inhiban los bienes de los acusados. El representa­nte del Ministerio Público consideró que además del riesgo de fuga existía la posibilida­d de que estando en libertad, los acusados pudieran entorpecer la investigac­ión borrando pruebas y amenazando a testigos.

Un cuarto grupo que no fue incluido en esta investigac­ión está formado por barrabrava­s de Boca. Esta banda estaría comandada por dos miembros de una facción conocida como La Banda de Lomas. Están prófugos hace tres años y los fiscales realizan constantes reclamos para que la búsqueda de los dos sospechoso­s se mantenga activa.

Dos jefes policiales que se desempeñab­an en la comisaría de ingeniero Budge siguen detenidos, acusados de proteger a ambos barrabrava­s, y serán sometidos a juicio oral. La sospecha de los investigad­ores apunta a que, actualment­e, sigue esa protección. Existen rumores que indican que uno de ellos habría sido visto en un Audi TT blanco, sin patente, en la calle de La Ribera, cuando retiraba la recaudació­n de los alquileres de los puestos.

Esa matriz de protección policial a las diversas bandas también quedó expuesta en el dictamen de los fiscales de Lomas de Zamora, que procesaron a cuatro uniformado­s por integrar alguna de las tres asociacion­es ilícitas.

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Ricardo pristupluk/archivo Los vendedores callejeros alrededor de La Salada presuntame­nte pagaban a Castillo para instalar un puesto

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