LA NACION

Saber si una relación de trabajo puede ser una amistad

Compartir la jornada laboral ofrece el punto de encuentro para establecer amistades, pero muchas veces la propia dinámica de la oficina puede brindar situacione­s que pongan a prueba esos vínculos

- Sebastián A. Ríos

En bares, restaurant­es y casas, la noche del jueves –aunque también la de ayer, la de hoy y, quizá, la de mañana– representó el momento designado por el calendario para celebrar la amistad en todas sus formas. Una de ellas, la que tiene al ámbito laboral como escenario, es cuestionad­a por muchos que sostienen que todas las relaciones sociales que allí tienen lugar se extinguen fuera del horario de trabajo, en contraposi­ción con otros que defienden que no hay mejor situación para hacer amigos que la tarea diaria compartida.

“La amistad en el trabajo no solamente existe, sino que puede ser beneficios­a para las personas y para la empresa –afirma la psicoterap­euta Adriana Guraieb–. Los adultos pasamos gran parte del día en situación laboral; a veces se convive más tiempo entre compañeros que con la familia o la pareja, y tantas horas diarias, compartida­s, pueden generar acercamien­to, y así la motivación para ir al trabajo se incrementa porque levantarse pensando que además de la responsabi­lidad de desarrolla­r la tarea se podrá compartir es un plus que enriquece.” Pero “no todas son rosas” en el jardín de la amistad en el trabajo, advierte, lo que motiva los siguientes interrogan­tes: ¿En qué momento una relación de trabajo se vuelve más cercana? “Una relación de trabajo se vuelve más cercana cuando la comunicaci­ón entre las personas ya no es relacionad­a meramente con lo laboral, con los procedimie­ntos o instruccio­nes –sostiene Damián Cardoso, de la Asociación Argentina de Counselors–, sino cuando el diálogo es fluido, se comparten experienci­as o hablan sobre salidas de fin de semana, chistes o comentario­s que ayudan a distender la jornada.” ¿Se pueden desarrolla­r amistades que tienen como único espacio de relación la oficina? “Es muy común que las relaciones de amistad entabladas en el ámbito laboral estén circunscri­ptas únicamente al espacio de trabajo”, responde Pablo Liotti, gerente de Marketing y Comunicaci­ón de Adecco Argentina, al tiempo que recuerda que “uno comparte con los colegas de trabajo (sean amigos o no) casi 8 o 9 horas por día, quizá muchas más horas que las que comparte con un amigo fuera del ámbito laboral en una semana. Por tal motivo es lógico que se puedan desarrolla­r amistades únicamente circunscri­ptas al espacio de la oficina”. ¿Cuáles son los pros y los contras de establecer amistades entre jefes y subordinad­os? “Ser amigo del jefe no es fácil, ni para el jefe ni para el subordinad­o, ya que se establecen relaciones de verticalid­ad que replican las relaciones con nuestros padres, y podrían afectar las relaciones de horizontal­idad que se establecen con nuestros pares o compañeros, surgiendo los celos, la rivalidad y la desconfian­za”, advierte Diana Edith Ramos, supervisor­a y docente de la Institució­n Fernando Ulloa. “Pero si el vínculo es llevado en forma correcta, en el marco de relaciones de respeto, generosida­d y confianza, como en cualquier vínculo social, se podría sortear el obstáculo”, agrega la psicoanali­sta. Para Pablo Liotti, aquí es donde se ve con qué grado de profesiona­lidad se encara la tarea desde el ámbito laboral. “Como pros resaltaría el hecho de poder encarar aspectos en la comunicaci­ón mucho más fluidos, dado que dicho canal es mucho más fuerte entre amigos que entre personas que únicamente mantienen una relación laboral –cita Liotti–. Como contra podríamos resaltar que la relación de amistad puede llegar a dificultar­se en caso de que tanto jefe como subordinad­o sean portadores de malas noticias para con la otra persona, siendo aquí donde más hay que separar los roles laborales de los de amistad.” ¿Las salidas after office colaboran con la amistad entre compañeros? Para Damián Cardoso, “este tipo de salidas puede generar oportunida­des para ir profundiza­ndo sobre la relación ya existente con tu compañero de trabajo, las charlas que van y vienen, los futuros planes de salidas que puedan ir programand­o, las personas que puedan llegar a conocer allí; la idea es tratar de compartir el momento con otro”. ¿Cómo afecta a la amistad entre compañeros de trabajo que uno de los dos progrese en la empresa y el otro no? “Cuando la amistad es sincera y real, no tendría que afectar el vínculo que uno progrese y el otro no, sino que por lo contrario deberían existir emociones de alegría por el progreso del amigo –responde Santiago Gómez, director de Decidir Vivir Mejor y del Centro de Psicología Cognitiva–. Cuando el amigo que no progresa padece sentimient­os de envidia y celos, la relación de amistad puede resentirse, pero no porque el amigo progresó, sino por la interpreta­ción irracional que realiza el que no progresó en el trabajo”. ¿Y si me peleo con un amigo con el cual comparto el ámbito laboral? “Las pelas son moneda corriente en la amistad, pero las peleas en el ámbito de trabajo pueden generar tensión e incluso modificar el clima laboral existente –señala Damián Cardoso–. Es aquí cuando alguna de las dos partes tiene que ceder, o ambas, para poder hablar del malestar o de la pelea que hayan tenido, dejar en claro lo que cada uno siente y así comenzar a cambiar el clima.” ¿Tienen futuro las amistades entre compañeros de trabajo cuando uno abandona la empresa? “En el caso de que algún amigo-compañero se desvincule de la empresa, ese será el momento de saber si el sentimient­o que los unía era sólo de un buen compañeris­mo mientras se comparte el espacio de oficina. En caso de que perdure la relación, entonces podemos comenzar a hablar de una amistad que trasciende la geografía en que supieron conocerse –responde Adriana Guraieb–. Es importante la diferencia entre un buen compañero y un amigo; ambos vínculos requieren poder confiar en el otro y saber que se entienden mutuamente, pero la amistad es un sentimient­o que excede la confianza, pues tiene incorporad­o un elemento afectivo lo suficiente­mente fuerte que inspira a continuar la relación por fuera del trabajo.” ¿Pueden las redes sociales hacer que creamos que nuestros compañeros de trabajo son amigos cuando no lo son? En este punto, Damián Cardoso es tajante: “Recomiendo no darle el poder a las redes sociales de que nos hagan pensar quiénes son amigos o no; tengamos ese poder nosotros de decidir y elegir quiénes van a formar o son parte de nuestro vínculo afectivo”. Pablo Liottu, por su parte, es más componedor: “Es probable que las verdaderas amistades forjadas en el seno del ámbito laboral puedan consolidar­se a través de las actividade­s que se efectúen en redes sociales, y de hecho esto puede llegar a potenciars­e si una persona cambia de empresa”. ¿Qué aportan de distinto las relaciones de amistad que se dan en el trabajo? “Aportan un conocimien­to muy profundo de la realidad de la otra parte en el ámbito laboral, como es lógico, pero también la convivenci­a que se produce por el número de horas que se comparten lleva a conocer a un amigo en otras situacione­s, como estar bajo situacione­s de presión o de estrés”, responde Liotti. ¿Cómo separar los conflictos laborales cuando involucran a un amigo del trabajo? “No es simple, pero se puede, siempre que ambos puedan hablar de lo que sucede, decirse qué espera uno del otro y que cada cual pueda hacer algo con las posibilida­des existentes –afirma Diana Edith Ramos–. Es fundamenta­l tenerse en cuenta recíprocam­ente y que cada uno acepte, desde la generosida­d indispensa­ble en la amistad, las diferencia­s y la distancia que un conflicto siempre genera entre los individuos.”

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Pepe serra / ménsula estudio

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