LA NACION

JORGE PELADINO “EL CONCEPTO ES MÁS FUERTE QUE YO”

innovador. A los 27 años, lidera la firma que mixtura sastrería y tendencias. Le interesa democratiz­ar la moda y, en busca del equilibrio, propone progresar de a poco, de un paso por vez

- María Eugenia Maurello| Fotos Victoria Gesualdi/ AFV

La cámara de fotos era su talismán. Tan frecuente para él que incluso la llevaba encima cuando montaba a caballo en el campo de su familia en Bragado. Ya desde chico, el diseñador Jorge Paladino miraba el mundo con sentido estético. Veinte años después, en su showroom de Recoleta, echa mano a esa instantáne­a para empezar a rastrear de dónde viene la impronta creativa que lo caracteriz­a. Además de ser editor de la revista digital La pompa yira, que fundó con sus compañeros de facultad y donde todavía despunta su habilidad para la fotografía, Jorge es profesor, titular de cátedra, en la carrera de Diseño de Indumentar­ia en la Universida­d de Palermo, y está al frente de su marca Jorge Fashion & Tailoring, que busca recuperar el oficio sastrero y que gana reconocimi­ento en el mercado local. –Sos referente de la auto gestión, del diseñador integral que hace estilismo, fotos, todo. –Sí, mi primer trabajo en moda fue en publicidad y como vestuarist­a. Hay que saber de todo un poco. –¿En qué momento te enamorás del proceso que implica hacer una prenda? –El proceso de diseño vino en la enseñanza y en el camino que te va mostrando la universida­d. Cuando descubrí que para hacer una prenda que sea diferente tenía que haber un concepto previo, me voló la cabeza. A partir de ahí el concepto es más fuerte que yo y empecé a meterme mucho más en el diseño. Nunca deje la otra parte. Sigo trabajando con la revista pero hoy en día estoy el noventa por ciento abocado al diseño. –¿Cómo surge la idea de revaloriza­r la sastrería? –Siempre supe que si hacía algo iba a ser entre masculino y femenino y eso me llevó a la sastrería que ya la venía viendo con Vicki Otero (con quien trabajaba en la universida­d). Descubrí un mundo que no conocía. Dije “voy a hacer algo con esto que me encanta, pero más moderno”. Desde el ensamblaje de las prendas y el proceso productivo no es lo mismo que antes. –¿Cuál es la diferencia? –Si bien la moldería no cambia hay truquitos como para acelerar el proceso y también el costo. Ya no quedan sastres como los de antes. Desde que tengo uso de razón, mi papá y mi tío se hicieron ropa a medida, literal. Iban a lo de una señora que hacía vestidos de novia y ropa de hombres. Yo los acompañaba y por al principio hice ropa a medida. –De tu colección Apariencia­s decís que parte de reflexione­s y pensamient­os, ¿cuáles son? –Hay cosas que son muy privadas (risas) –Alguna que se pueda contar. –Al principio empiezo a dibujar y a crear cosas y todas las coleccione­s tienen una conexión porque salen de mi cabeza, también de mi equipo que me ayuda un montón. Ahí le encuentro el sentido a lo que estoy diseñando y creo un concepto. Tal vez tiene que ver con un documental, una película o un museo. –¿Qué fue últimament­e? –Me enloqueció un libro antiquísim­o que habla de lo bello y qué es la belleza. Me gustó mucho porque sentí que me respondió un montón de preguntas; que la belleza tiene que ver con las experienci­as de cada uno. Para mí, que viví en el campo, algo puede ser hermoso y lindo y quizás para otro no lo es. –Hacés referencia a la mujer Jorge ¿cómo es? –Son todas, cualquiera puede serlo. Están las celebridad­es y las personas que me inspiran y, a la vez, yo les ofrezco a las clientas esa aspiración. Siento que las prendas hablan de la belleza y de lo sublime, pero la que viene a comprar la ropa es la mujer real. Estoy tratando que esa mujer sea de cualquier ámbito social. De hecho también bajé un poco los precios para tratar de llegar a personas que antes no llegaba. –¿Está cambiando el paradigma y la forma de mostrar moda? –Hay que estar un paso adelante, no tres. Ir de a poco. Los consumidor­es no están preparados para ciertas cosas. No está mal que se hagan porque sino no progresamo­s. Toda innovación no es un éxito. Si hago algo increíble, fuera de lo normal, pasa a ser fantástico y no sé si le gusta a todo el mundo. Hay que tener un equilibrio. A mí se me ocurren millones de cosas pero hoy pienso en quién me compra la ropa, dónde estoy situado y adónde me dirijo. Es de a poco: en vez de ponerle todas estas capas de tela (a una prenda), le voy a poner una. –Además de lo académico ¿en qué te formó la universida­d? –Siento que la facultad te da herramient­as que después las tenés que hacer propias. Se lo digo a mis alumnos. Lo técnico lo tenés que tener perfecto pero después hay un montón de realidades que vas teniendo en el día a día. Tomás conocimien­to año tras año, lo asimilás y ahí recién sale el estilo. La universida­d te ayuda a definirlo. –¿Proyectos? –Será la colección primaverav­erano 18 que va a presentar el 1° de septiembre en una casa estilo francés en el barrio de Belgrano. Prendas con elementos sastreros, en “la convivenci­a de lo orgánico con lo rígido y estructura­l, sin dejar de lado la sensualida­d que caracteriz­a a la marca”. ¿Colores? Rojo, celeste y rosa, verde y azul, sin dejar de lado los clásicos: blanco y negro. –¿Cuál es tu prenda predilecta? –Compro todo vintage, tengo cuarenta sacos en mi guardarrop­a. Pero no tengo uno favorito. Primero es moda, no solamente lo comercial, sino todo lo que respecta a la moda y después viene la sastrería. Eso me gusta dejarlo en claro.

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