LA NACION

El hijo pródigo que volvió y hace soñar a Pucará

Lucas González Amorosino, con 31 años, dejó el profesiona­lismo y retomó la rutina amateur; “quería darle más tiempo a mi familia”, dijo el ex Puma, autor del inolvidabl­e try a Escocia en el Mundial 2011

- Agustín Monguillot

Entrenamie­nto lunes, martes y jueves. Sábado, todo el día en el club y partido a las tres y media. De a poco, Lucas González Amorosino se reencontró con sensacione­s que estuvieron dormidas en su interior. Ya no es aquel chico maravilla que un día abandonó Burzaco hacia Europa, en busca de nuevos sueños. Tras 10 años como jugador profesiona­l y memorias imborrable­s con los Pumas, es un hombre que regresó a Pucará como el ídolo que vino a devolver algo de todo lo que el club le dio.

“Estoy muy contento, en mi casa con mi familia y amigos”, le dice a

“Luketa”, como es apodado la nacion por sus amigos. A los 31 años, decidió que era el momento indicado en lo personal y familiar para regresar. Había sido padre por segunda vez y no jugaba mucho en Jaguares. Si bien tenía una oferta para volver al exterior (fue mencionado en Llanelli Scarlets, de Gales), él se encontró cansado de la misma vida: “Le había dado demasiado al rugby y el rugby demasiado a mi. Tenía que estar un poco más de tiempo con la familia”.

Decidido, fue el único del plantel que rompió contrato con la franquicia argentina a principios de año para volver al rugby amateur. “Hay un proyecto nuevo en el club muy lindo, y me sumé porque me parecía el momento indicado”, explica. Gustavo Jorge, el entrenador, celebró su regreso: “Que decida venir al club es extraordin­ario y te marca la persona y el sentimient­o. Pasó de un súper profesiona­lismo a un amateurism­o extremo y sigue siendo el mismo. Nos conocemos, jugué con él y cuando nos miramos sabemos lo que está pensando el otro”.

Desde que hizo su debut en la Primera de Pucará, González Amorosino mostró condicione­s para dar el gran salto. Tenía velocidad, explosión, lectura de juego, destrezas con las manos y juego con el pie. En 2009 era considerad­o el mejor jugador de la URBA cuando firmó con Leicester, un gigante de Inglaterra. Desde entonces, el back pasó por las principale­s ligas de Europa; jugó en el Top 14 de Francia (Montpellie­r y Oyonnax) y en la Liga Celta (Munster y Cardiff Blues). Desde que emigró fue un miembro estable del selecciona­do en ventanas internacio­nales, Copas del Mundo y Rugby Championsh­ip.

Hubo un momento en que su nombre fue moneda corriente, incluso por fuera del rugby. El back es autor material de una de las imágenes más emocionant­es de la historia de los Pumas en los mundiales, en Nueva Zelanda 2011. La Argentina estaba siendo eliminada por Escocia. Minuto 72. González Amorosino recibe pegado a la línea de touch, pisa para afuera y deja pintado a un defensor. Se mete para adentro y zafa el cierre de dos escoceses. Ya estaba para apoyar el try, pero metió otro quiebre de cintura para facilitarl­e la conversión a Felipe Contepomi. Una jugada para la eternidad, de esas que se repetirán una y otra vez. Aquella noche lluviosa en Wellington, los Pumas ganaron 13-12 y se metieron en los cuartos de final gracias a esa corrida épica, a la altura de los “bloody nine minutes” (malditos nueve minutos) frente a Irlanda en Gales 1999 o las gestas de los Pumas de Bronce en Francia 2007.

Volver a casa

De regreso en Pucará, González Amorosino asumió un rol diferente. Es una de las figuras como en su primera etapa, pero le agrega liderazgo a un plantel joven, con experienci­a en selecciona­dos. Él se lo tomó con humor: “Sí, estoy viejo. Ahora corren los del fondo y yo me dedico a jugar. Obviamente me siento mucho más maduro porque puedo aplicar acá todo lo que aprendí en el selecciona­do y afuera”.

Los entrenador­es buscaron exprimir su mezcla de talento y experienci­a al máximo y por eso lo utilizaron de 10, un puesto donde no jugaba desde su etapa de juveniles y sus primeras aparicione­s en la Primera. “Los equipos se arman desde adentro para afuera. Prefiero tener un apertura bien experiment­ado, que sea lanzador y mire bien la cancha. Él nos está dando eso”, explica el Cuta Jorge. González Amorosino es el lanzador de juego de su equipo y vuelve locos a sus rivales con sus kicks.

Pucará sumó 27 puntos en las primeras diez fechas del Top 12, con cinco ganados, uno empatado y cuatro perdidos, que lo ubican 3°, detrás del invicto CUBA (43 puntos) y del SIC (28) y por delante de Belgrano (26), Newman (25), Alumni (24) e Hindú (23). En el club mantienen la calma: no han faltado años donde llevaron la chapa de candidatos, pero fallaron en los playoffs. González Amorosino hace hincapié en la madurez: “Hindú ganó siete campeonato­s, pero antes perdió cinco semifinale­s. Lo mismo le pasa a Newman, que en los últimos cuatro años fue candidato. Lleva un tiempo de maduración y nuestro club lo está haciendo”.

Mientras, en Pucará disfrutan la vuelta del hijo pródigo. Cada vez que termina un partido, es un imán que atrae multitudes, especialme­nte los chicos de las divisiones infantiles, que le piden una foto o una firma en la camiseta. González Amorosino disfruta del papel de ídolo, pero no deja de notarse a sí mismo cansado, porque “es duro seguir entrenando todos los días”. Cambiaron sus prioridade­s, pero tiene claro que en esta nueva etapa quiere dar más que recibir: “Siempre que tenga que hacer un sacrificio por este club, lo voy a hacer”.

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Rodrigo néspolo González amorosino, el 10 de Pucará

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