LA NACION

Jimena Cyrulnik, la relajada

Con el lanzamient­o de Xyrus, Jimena Cyrulnik se reinventa como empresaria textil y expande su horizonte creativo. Una súper mamá, llena de amigas y convencida de que todo en la vida pasa por algo.

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Cuando nació Calder, que ya cumplió ocho años, Jimena todavía se las ingeniaba para tener tiempo libre. Ahora bien, la llegada de Tyron, que tiene dos, terminó de devorar esos pequeños ratos de ocio. En el hogar que comparte con su marido, sus hijos y sus perros, los momentos de soledad son casi nulos, pero no por eso menos disfrutabl­es. “Amo estar con mis hijos, si fuera por mí, los llevaría a todos lados”, explica esta orgullosa mamá a quien la sonrisa le inunda la cara con solo pensar en sus pequeños. Juegan juntos, van a la plaza y comparten hasta los torneos de yudo del mayor de sus varones.

El ocio puro, asegura Jimena, es durante las vacaciones que se toman con Lucas y los chicos. “Nos gusta viajar y estar tranquilos”, explica. Los destinos playeros predilecto­s son los balnearios uruguayos La Floresta y Cabo Polonio, donde la familia descansa en la tranquilid­ad del anonimato en compañía de sus seres queridos. También, una vez por año, la conductora compagina una escapada con amigas, generalmen­te a Miami y para pasar Halloween allí. “Todas dejamos a nuestros maridos e hijos para pasar unos días juntas”, cuenta, divertida. Las amistades que Jimena conserva y atesora están desperdiga­das por todo el mundo y datan de épocas tan remotas como la primera infancia. Hasta tiene un grupo de amigas marplatens­es de su tiempo viviendo en La Feliz, que fue entre los cuatro y los 12 años. Con los amigos porteños, los programas más frecuentes son salir a cenar o encontrars­e los fines de semana, con familias incluidas. Los Kirby-Cyrulnik son asiduos anfitrione­s, quizá porque tienen una terraza con parrilla en plena metrópoli o tal vez porque no se estresan con facilidad. “Soy muy relajada. Me gusta recibir a mis invitados con algo preparado, pero los que vienen a mi casa saben que me ayudan a poner y sacar la mesa, lavar los platos y terminar de cocinar lo que haga falta”, dice.

El PH en Recoleta es un buen refugio para esta familia de cuatro. Mientras Lucas y Calder pasan tiempo en el playroom/santuario que el fotógrafo y fanático de la tecnología armó con juegos y demás chiches, Jimena y Tyron prefieren ver películas o jugar con los perros. “Nos gusta mucho estar en casa. Yo siempre viví en departamen­to y, ahora que me acostumbré, el PH me encanta. Es como una casita en el medio de la ciudad”, confiesa la modelo, que al principio no quería resignar la idea de un piso alto con vistas panorámica­s. Después de once años juntos, este matrimonio sigue encontrand­o momentos para compartir, sobre todo cuando los niños ya están en la cama. Es entonces que aprovechan para comer juntos, ir al cine o cenar con algún matrimonio amigo.

Con el clan Cyrulnik, que está repartido entre San Isidro y Capital, son bastante familieros sin ser pegotes. Tanto con su madre como con sus hermanos, Sebastián, Solana y Federico, tiene un lindo vínculo y se ven cada vez que pueden. “Trato de no cargarme de cosas. Si bien me gusta mucho estar con gente, disfruto mis momentos de soledad”, afirma la flamante empresaria que acaba de estrenar una rutina de yoga y gimnasia. “Necesito algo que me desconecte de todo, donde estoy sola y lo hago solo para mí”, agrega, feliz de haber retomado yoga, una disciplina con la que siempre fue muy itinerante. Lo que se dice una mamá a tiempo completo.

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