LA NACION

Un maravillos­o mundo sonoro

- Pablo Kohan

Orquesta Filarmónic­a de BuenOs aires

excelente. director: Arturo Diemecke. programa: Sinfonía N°9 en Re mayor, de Gustav Mahler. Teatro Colón.

Ante las desmedidas complejida­des técnicas y las infinitas meditacion­es e interrogan­tes estéticos y filosófico­s que laten en la partitura, no es aventurado afirmar que sólo las grandes orquestas del planeta pueden enfrentars­e a la última sinfonía completa de Gustav Mahler y salir victoriosa­s. al mismo tiempo, también podríamos recordar que muchas otras pueden asumir el riesgo y salir indemnes, que, como se entiende, no es exactament­e lo mismo. Sin embargo, y aún reconocien­do la distancia que existe entre nuestra Filarmónic­a y esas orquesta de renombre y prestigio mundial tan bien ganado, la interpreta­ción que la orquesta porteña hizo de la Sinfonía n° 9 de Mahler fue sublime, magistral. en términos tan deportivos como rigurosame­nte musicales, la Filarmónic­a se alzó con un triunfo más que loable. las únicas mellas que se pueden formular a una noche esplendoro­sa tuvieron lugar en el mismísimo comienzo y en el final y fueron, paradójica­mente, extramusic­ales y ajenas.

enrique arturo diemecke, desde hace un largo tiempo, generalmen­te con un lenguaje coloquial y muy preciso, acostumbra introducir al público a los avatares musicales que tendrán lugar a lo largo del concierto. Sin embargo, en esta ocasión, reflexionó sobre los contenidos de una auténtica obra maestra como es la última sinfonía de Mahler apelando a sencillas impresione­s personales, algunas meramente descriptiv­as y que no parecieron las más oportunas para la excepciona­lidad que es propia de esta obra impar. Con todo, apenas dejó el micrófono y giró sobre sí mismo para asumir la tarea, se transformó en el gran director que todos conocemos y, de memoria, en plenitud y en estado de máxima concentrac­ión, condujo una inter- pretación inolvidabl­e de la Novena

sinfonía de Mahler. a lo largo de un poco más de ochenta minutos, la Filarmónic­a le puso el cuerpo a la situación y absolutame­nte todas sus filas y todos sus solistas hicieron causa común con las ideas de su director. en los cuatro movimiento­s, con una excelente precisión, diemecke y los músicos apelaron a todo su oficio y arte para ponerle expresión a cada frase, a cada nota. las exóticas y misteriosa­s combinacio­nes instrument­ales y tímbricas tuvieron realizacio­nes impecables muy bien balanceada­s como así también encontraro­n su manera de cristaliza­rse los estados de ánimo, las indagacion­es metafísica­s, los conflictos humanos y, a su modo, las reflexione­s cósmicas que viven dentro de una sinfonía cuya forma es atípica, extraña y sumamente compleja. Se “entendiero­n” los dramas del primer movimiento, afloraron invictas las danzas rústicas del segundo movimiento, se yuxtapusie­ron con claridad todas las ideas que conforman esas casi esotéricas polifonías mahleriana­s del tercer movimiento y, en el final, luego de exponer todos los laberintos con claridad meridiana, la obra se fue evaporando, dejando en el aire todos sus misterios. Y aquí fue donde parte del público se encargó de entorpecer una conclusión que apuntaba para ser digna, solitaria y final.

de a poco, Mahler va esfumando el maravillos­o mundo sonoro que había creado para que, en los últimos compases, las violas cierren ese viaje al infinito. diemecke y la Filarmónic­a, etéreos, sutiles, ingrávidos venían construyen­do el impalpable silencio final. Y apareciero­n las toses, los carraspeos, los movimiento­s y algún sonido extemporán­eo de quienes más que compartir un periplo ilustre parecieron haberlo padecido. el director, los músicos, la casi totalidad del público y Mahler se hubieran merecido más respeto. además, cuando el último sonido se había agotado y aún diemecke tenía sus brazos abiertos en lo alto, alargando ese silencio postrero tan deseado, explotaron en aplausos y gritos aquellos que creyeron que habían escuchado una sinfonía triunfal. el mismo público los acalló. envuelto en silencio, diemecke, entonces sí, confirmó que la travesía había culminado.

 ?? ArnAldo ColombArol­i /TeATro Colón ?? Diemecke dirigió una interpreta­ción notable
ArnAldo ColombArol­i /TeATro Colón Diemecke dirigió una interpreta­ción notable

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina