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Entre Callao y Libertad, tendrá dos carriles para que camine la gente y otros dos para el transporte público; ensancharán veredas
La frase “caminar por la calle Corrientes” será más real que nunca. Desde fines de 2018, seis cuadras de la tradicional arteria se transformarán en peatonales al caer la noche. Entre Callao y Libertad, los dos carriles sobre la acera izquierda estarán dispuestos para transeúntes de 19 a 2, mientras que el resto del día admitirán sólo tránsito de vehículos particulares. Los dos carriles sobre la mano derecha estarán reservados para colectivos y taxis durante todo el día. El plan busca incentivar el paseo cultural que integran los teatros, los locales gastronómicos y las librerías de esa zona. Y contempla también el ensanchamiento de las veredas de Corrientes, entre el Obelisco y Florida.
El proyecto Calle Corrientes, como fue denominado por el gobierno porteño, está dividido en dos etapas de ejecución que fueron consensuadas con los productores teatrales, según fuentes oficiales. La primera empezará en enero de 2018 y se prevé que durará unos seis meses.
Desde Carlos Pellegrini hasta Florida las veredas cambiarán su fisonomía. En ambas manos, serán ensanchadas 2,6 metros para permitir más comodidad a los transeúntes, sobre todo a la salida de los teatros que funcionan en ese tramo. Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público, aseguró que la circulación de autos no se verá afectada con esta obra, para la que se invertirán $ 22 millones. Las nuevas aceras tendrán áreas de descanso y dársenas especiales para el ascenso y descenso de pasajeros en hoteles y para el suministro a locales comerciales; el objetivo es que los rodados no ocupen espacio detenidos en la avenida. También se reconstruirán las ochavas.
Ya en marzo arrancará la segunda etapa en el tramo entre Callao y Libertad. La intervención, que costará $ 280 millones, pretende potenciar la movida cultural nocturna mejorando el espacio público, explicaron los funcionarios que expusieron el proyecto. Según sus estimaciones, entre 70.000 y 80.000 espectadores asisten por semana a los teatros porteños en días comunes, sin feriados ni vacaciones. La cifra puede duplicarse cuando los chicos están en su receso.
Hoy, la avenida Corrientes tiene a esa altura cinco carriles. Terminada la obra –entre fines de diciembre de 2018 y principios de enero de 2019–, los dos situados sobre la mano derecha se transformarán en carriles para uso exclusivo de taxis y colectivos (13 líneas toman algún tramo en su recorrido) las 24 horas. A lo largo de esas seis cuadras, pero del lado izquierdo, sobre dos carriles transitarán rodados particulares hasta las 19 de cada día. A esa hora se volverán peatonales, hasta las 2.
De día, autos; de noche, gente. En medio de la arteria se construirá un bulevar que, según anunciaron, sumará verde. También se ensancharán un poco más las veredas y se instalará mobiliario para propiciar áreas de descanso para los transeúntes.
Según se indicó, los autos que deban ingresar a garajes privados tendrán permitida la circulación con un permiso especial que se debe tramitar en la ciudad. Y aquellos rodados que realicen operaciones de carga y descarga contarán con dársenas específicas para operar.
En principio, no existe un plan de desvíos formal para los automovilistas que quieran transitar por la zona después de las 19. Los funcionarios indicaron que podrán tomar cualquier vía paralela sin mayores problemas, algunas de las cuales serán mejoradas.
Sobre por qué la peatonalización nocturna no alcanzaba las cuadras más allá de Libertad, donde también funcionan teatros, el ministro de Desarrollo Urbano, Franco Moccia, explicó que la mayor actividad se congrega entre Callao y esa arteria. Y que el ensanchamiento de las veredas será suficiente para resolver el problema que se suscita a la salida de las salas con los espectadores, que descienden a la calle al finalizar las funciones.