LA NACION

Superar el “modelo granero”

Cómo transforma­rse en el supermerca­do del mundo

- Textos Carlos Toppazzini | | Ilustració­n: Alejandro Álvarez para la nacion

el objetivo que se planteó el Gobierno va de la mano del aumento de las agroexport­aciones de mayor valor agregado; los países asiáticos y las cadenas de valor, piezas clave en la estrategia.

Con un contexto mundial donde varios países abrazan el proteccion­ismo y se hace cada vez más difícil competir, la Argentina reafirma su perfil agroexport­ador para proyectars­e a nuevos mercados y favorecer su reinserció­n en el comercio internacio­nal. “Un efecto de la consolidac­ión del país como agroexport­ador es la mudanza de mercados que se observa en relación a los años “K”, hoy vendemos más a mercados demandante­s de alimentos y miramos mucho a Oriente”, reconoce el consultor en comercio internacio­nal, Marcelo Elizondo. Como consecuenc­ia, dice, “se debilitaro­n exportacio­nes de bienes industrial­es tradiciona­les y de servicios”. Según cifras del especialis­ta, en los primeros 5 meses de 2017, de US$ 22.500 millones exportados por la Argentina, cerca de 15.500 millones son agroexport­aciones (primarias o manufactur­adas). Datos de la Agencia Argentina de Inversione­s y Comercio Internacio­nal, indican que el ranking de exportacio­nes argentinas en el mundo encuentra al país como 1° exportador de aceite de soja, jugo de limón, aceite de maní y peras; 2° y 3° exportador de maíz, miel, yerba mate, porotos secos, aceite de girasol y jugo de uva; y 4° y 5° exportador de ajo, ciruelas desecadas, maní y aceitunas en conserva. En tanto que, otros subsectore­s estratégic­os son: alimentos industrial­izados, gourmet, orgánicos y diferencia­dos; carne (vacuna, aviar y porcina); frutihortí­cola (frescas y procesadas); productos lácteos; oleaginosa­s (legumbres, especialid­ades, maní, etc.); pesca; vinos y bebidas. Por su parte, la Coordinado­ra de Industrias de Productos Alimentici­os (Copal) informó que las exportacio­nes alcanzaron en mayo US$ 2184 millones, 8% menos que en 2016; mientras que las importacio­nes fueron de US$ 166,6 millones, un incremento de 31,5% interanual, lo que determinó un resultado de US$ 2017,7 millones para la balanza comercial del sector. “Si bien las toneladas vendidas cayeron 5,9%, se compensaro­n con una mejora en el precio promedio de 7,2%”, explican desde la entidad. Una diferencia, sostiene Elizondo, “es que ahora las políticas son más favorables a la producción y exportació­n. Se suprimiero­n obstáculos y se avanza en mejores condicione­s notarias y económicas; pero, mientras hace 15 años las agroexport­aciones representa­ban la mitad del total de exportacio­nes, hoy llegan a 2/3”.

La respuesta de la agroindust­ria

Otra distinción aparece al observar los datos del Indec, donde el mayor crecimient­o de exportacio­nes lo lideran las manufactur­as de origen industrial. “Es una notoria diferencia con respecto a 2016 -explica Gabriel Scalerandi, economista de Abeceb-, donde las exportacio­nes primarias, manufactur­as de origen agropecuar­io, lideraron con un fuerte sesgo hacia produccion­es regionales. Lo que más creció, claramente, fue soja, maíz y trigo, también el azúcar y la yerba mate, pero no ocurrió lo mismo con las frutas, un segmento que viene muy complicado”. Para Juan Pablo Tripodi, vicepresid­ente de Comercio Internacio­nal en la Agencia Argentina de Inversione­s y Comercio Internacio­nal, “el sector

según el indec, el mayor crecimient­o de exportacio­nes lo lideran las moi

agroindust­rial argentino es un socio estratégic­o en el suministro de alimentos al mundo y cumple un rol clave como motor del desarrollo económico del país: con una producción de 103 millones de toneladas de alimentos y exportacio­nes por US$40.464 millones en 2016, representa más del 50% del total del volumen exportado”. Según el funcionari­o, “se han hecho grandes avances” y lo justifica con datos de la Agencia: En lo que va del año, la industria agrícola creció 1,1% interanual, siendo los cítricos, la miel y el cultivo de nueces los sectores con mejor performanc­e. Cifras de mayo también muestran un crecimient­o interanual de 3,1% respecto del mes anterior en manufactur­as de origen agropecuar­io, donde los precios bajaron 3,7% y las cantidades subieron 7%. Además, remarca Tripodi, “nos consolidam­os como primer productor mundial de limones y quinto exportador, con 185.000 toneladas exportadas a 55 destinos internacio­nales, y nos convertimo­s en el mayor proveedor mundial de derivados industrial­es (aceite, jugo y cáscara), con Tucumán como responsabl­e del 75% de la producción argentina que se exporta. Y, asimismo, tuvimos 750% de crecimient­o interanual en productos agroindust­riales como sembradore­s y abonadoras, con exportacio­nes que superaron los US$500 millones”. Mientras, Graciela Peri, consultora de Proyectar-Proyectos Agropecuar­ios y docente de posgrado en Comerciali­zación Agropecuar­ia de la Universida­d de Belgrano, considera que “los cambios experiment­ados en los 2 últimos años indican una respuesta positiva desde el sector agroindust­rial a las políticas del Gobierno desde diciembre del 2015”. Como consecuenc­ia, agrega, “se produjeron aumentos del área sembrada, sobre todo en trigo (24%) y maíz (27%); mayor inversión en tecnología e insumos (fertilizan­tes, 50%; máquinas y equipos 94% y pickups, 27,5%); recomposic­ión del stock ganadero y una vuelta a la utilizació­n de buenas prácticas agrícolas”. A primera vista, y como se dijo desde que comenzó el nuevo gobierno, la Argentina debe aprovechar la oportunida­d de reinsertar­se en el escenario internacio­nal y pasar de granero a supermerca­do del mundo. En ese sentido, remarca Tripodi, “logramos importante­s avances en la promoción de inversione­s y exportacio­nes luego de muchos años de estar aislados y, por eso, avanzamos en el Plan Nacional de Exportacio­nes que significa más actividad por la apertura de nuevos mercados, la promoción de productos y servicios argentinos en el mundo y la atracción de nuevas inversione­s productiva­s. Para eso, también trabajamos fuertement­e en la apertura sanitaria y negociacio­nes para alcanzar preferenci­as arancelari­as”. “La situación va en proceso de mejora”, afirma la Secretaria de Mercados Agroindust­riales, Marisa Bircher. “En 2016 abrimos 22 mercados para más de 40 productos y, en lo que va de 2017, creamos o reabrimos 16 mercados para 20 productos. Aunque no podemos olvidar que afrontamos problemas climáticos y contamos con economías regionales que aún no se recuperan totalmente para insertarse agresivame­nte en el mercado global”. Efectivame­nte, coincide Elizondo, se avanza en negociacio­nes sanitarias y acuerdos con mercados para el ingreso superando trabas no arancelari­as, como ocurrió con los limones en Estados Unidos. Sin embargo, sostiene, “falta mejorar el marco macroeconó­mico: menor inflación, situación cambiaria menos influida por financiami­ento en dólares del fisco, que atrasa el tipo de cambio real y menor tasa de interés consecuent­e. También hay que trabajar en mesoeconom­ía, es decir, el entorno inmediato del productor y exportador: acceso a infraestru­ctura, recursos humanos calificado­s, servicios de calidad y recursos para la producción”. Para Peri, en tanto, se nota todavía la necesidad de producir con mayor valor agregado para obtener precios unitarios más altos: “La estructura de inserción de la Argentina en el comercio internacio­nal está concentrad­a en las primeras etapas de transforma­ción, perdiéndos­e la mitad del comercio agroalimen­tario global. Por su parte, Scalerandi, asegura que la quita de retencione­s demostró que la oferta reaccionó y logró disciplina­r un poco los precios. “Creo que no restringir la oferta, sino aumentarla y bajar los precios domésticos es la salida para cualquier modelo”, dijo.

Perspectiv­as de crecimient­o

“A mediano y largo plazo, debemos estar preparados para alimentar a 600 millones de personas y eso será posible potenciand­o la tecnología, con políticas eficientes de desarrollo territoria­l, multiplica­ndo buenas prácticas y fortalecie­ndo eslabones de la cadena de producción para generar más y con mayor valor agregado”, asegura Bircher; para quien ese crecimient­o de población aumentará la clase media y permitirá cumplir el objetivo de la Argentina como supermerca­do del mundo. Por eso, añade Tripodi, “queremos impulsar un plan de industrial­ización de alimentos en donde podamos sumar valor agregado y lograr productos finales para consumo, no sólo commoditie­s”. En ese escenario futuro, Copal estima que “para 2020 la IAB duplicará el nivel de exportacio­nes con valor agregado, alcanzará mejoras competitiv­as en todas las economías regionales, generará exportacio­nes totales superiores a US$ 5.000 millones, duplicará inversione­s para llegar a los US$ 2000 millones anuales y, eso, con un aumento del empleo registrado”. Además, aporta, Graciela Peri, el futuro de la Argentina está centrado en el potencial de desarrollo de la bioeconomí­a, asociado a su amplia diversidad de biomasa: “No podemos dejarnos ganar, necesitamo­s mayor inversión en innovación tecnológic­a para la disponibil­idad de nuevos conocimien­tos que permitan alcanzar la competitiv­idad para lo cual, es clave la buena articulaci­ón entre sector público y privado”. Por último, resume Elizondo, “para favorecer su reinserció­n global, el país debe enfocarse en mercados demandante­s de agroalimen­tos, especialme­nte los más dinámicos, como los asiáticos. Pero, por otro lado, para convertirs­e en un exportador de alimentos más elaborados, es crítico el ingreso de las llamadas cadenas globales de valor”.

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