Algo menos optimistas, los empresarios exigen que haya más reformas de fondo
La reforma tributaria, afirman, es lo más importante para la competitividad; crece la expectativa de mejora del empleo
Los empresarios son optimistas con respecto al segundo semestre del año, aunque un poco menos que en el segundo semestre del año pasado. Entre ellos existe por estos días un reclamo generalizado de mayores reformas, en particular, de una reforma impositiva que permita mejorar la rentabilidad de sus empresas.
Así surge de una encuesta realizada por D’Alessio IROL para el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), según la cual el 79% de los encuestados respondió que espera que en la segunda mitad del año la situación económica sea moderadamente o mucho mejor. El 67% de los empresarios respondió que ya en el primer semestre percibió que la economía estaba mejor. En el sector servicios, el optimismo es superior: el 15% consideró que la situación económica fue mucho mejor en la primera parte del año, mientras que para los industriales, sólo el 4% dijo que había sido un mucho mejor primer semestre.
“Los que ven mejor a la economía destacan la desaceleración de la inflación, que están reflotando proyectos frenados, que tienen una mayor confianza en la veracidad de los gastos, que vuelve la estabilidad económica y que hay bases para un crecimiento más sustentable”, dijo Eduardo D’Alessio, responsable de llevar adelante el sondeo entre 208 ejecutivos socios de IDEA en junio pasado.
Pero, paradójicamente, para los empresarios que dicen que la situación está peor o mucho peor, la inflación también surge como argumento. “La persistencia de la inflación es una de las causas por las cuales dan esa calificación –explicó D’Alessio–. Pero también la falta de reactivación, el ajuste (relacionado con la caída del consumo) y la falta de competitividad”.
Según el economista Dante Sica, socio de la consultora Abeceb, una razón para entender las divergencias en el empresariado es que precisamente la recuperación de la actividad, que ya es un hecho, no ha impactado de igual manera en todos los sectores ni con la misma velocidad.
“La economía está recuperando a velocidades distintas, pero el 90% de las actividades ya están en positivo; sólo minería, petróleo y gas y electricidad, gas y agua (porque cayó el consumo residencial por las subas de tarifas) daban negativo”, dijo Sica, para quien la velocidad de la economía “está lanzada”. “El segundo trimestre ya está creciendo al 3% anualizado, y es probable que en el segundo semestre se avance al 4%”, anticipó.
Entre los empresarios, sin embargo, muchos admitieron que la realidad del primer semestre fue algo más dura que la que habían esperado en octubre pasado, cuando participaron de la encuesta anterior. Entonces, el índice elaborado por D’Alessio para medir las expectativas estaba en 72 para el primer semestre –de 50 a 100 es positivo, de 0 a 50, negativo–. La realidad terminó ubicándose seis puntos por debajo. Sin embargo, para el segundo semestre las expectativas se mantienen altas, en 71.
“Todos los indicadores se ven por debajo de la última medición, pero todavía muy por encima de lo que fueron los años anteriores. Hay que retrotraerse a 14 años atrás para encontrar valores de tal magnitud”, subrayó D’Alessio.
La mayoría de los empresarios cree que tanto las exportaciones como la inversión y las ventas van a mejorar, aunque sus expectativas son menores en todos los casos con respecto a las que tenían el año pasado. Sólo en el empleo parece haber una visión más optimista hoy que la que había entonces. Mientras que en octubre de 2015 prácticamente nadie (sólo 1%) esperaba que el empleo aumentara significativamente, en octubre pasado el 36% se mostraba optimista y en junio, el 39%. Es, dijo D’Alessio, el valor más alto desde 2005.
“Pero el tema de la mano de obra –aclaró D’Alessio– es diferencial sobre el nivel de capacitación. Sigue habiendo problemas de retención de talento y dificultad para cubrir los cargos de primer nivel”, explicó.
También existe entre los socios de IDEA una visión optimista sobre la rentabilidad. “Desde 2008, los empresarios siempre manifestaban que aumentaban sus precios por debajo de los costos; ahora el 41% prevé aumento de rentabilidad, y el 16% cree que va a caer, contra el 23% de octubre. Acá hay claramente un proceso de recomposición de rentabilidad, según lo expresan los empresarios”, dijo D’Alessio, quien además destacó que hay una inflexión en la tasa de ocupación de las compañías: el 67% de las empresas ya están operando por encima del 70% de capacidad.
De cualquier modo, no cabe esperar para la segunda mitad del año una lluvia de inversiones. La tasa de inversión esperada es del 11% de la facturación, un nivel incluso inferior al del año pasado y similar al de los últimos tiempos.
Entre los empresarios esperan también que se resuelvan en el corto plazo algunos temas clave. A la cabeza de sus preocupaciones está la reforma impositiva. El 44% la incluye entre los temas más importantes para su negocio en el próximo año, y el 70% lo consideró como el factor principal para aumentar la competitividad del país.
Es que los empresarios, explica Sica, tienen descontado que al menos en los próximos dos años no recuperarán competitividad vía una devaluación del tipo de cambio. “El tipo de cambio real está por debajo del promedio y no va a mejorar por los próximos dos años, por lo menos. Por eso esperan la mejora por otro lado”, dijo el economista. “Lo bueno es que muchas de esas preocupaciones forman parte de la agenda que el Gobierno está planteando para el año que viene”, completó.