catalejo
Derechos humanos Pablo Sirvén
Tal vez para marcar un contraste con el pasado obsesivo en la materia o simplemente porque no les interesa, ninguno de los tres candidatos presidenciales que más votos obtuvieron en las elecciones de 2015 (Macri, Scioli y Massa) incluyen entre sus prioridades discursivas el tema de los derechos humanos.
El daño de ese desinterés sobre la imagen de quien ganó y hoy ocupa la presidencia de la Nación es manifiesto y aprovechado por otros.
El Presidente tiene la obligación de involucrarse activamente en la causa de los derechos humanos, pero no sólo en las temáticas relacionadas con aquellos años oscuros, sino amplificándolos con nuevas banderas que reivindiquen a las víctimas de la delincuencia común, la trata de personas, el narcotráfico y a aquellos que no cubren sus necesidades básicas en materia de alimentación, salud y educación.
Al no tener entre sus prioridades temáticas los derechos humanos, el jefe del Estado deja la cancha peligrosamente libre para que otros vengan a ocuparla y le imputen algo peor que su desinterés: que hagan creer a las nuevas generaciones que “Macri, basura, vos sosl adicta dura ”. Y que otros, como la ex seissieteochista Sandra Russo, redoblen la apuesta y aseguren que Macri es peor que Videla.