LA NACION

La Iglesia pidió superar la grieta luego de las elecciones

El arzobispo Arancedo reclamó elevar el nivel del diálogo y “no enredarse en la chicana preelector­al”; dijo que el Papa tiene ganas de venir al país, aunque aún no hay fecha

- Texto Mariano de Vedia

A las puertas de la campaña electoral rumbo a octubre, el presidente del Episcopado, José María Arancedo, pidió que se supere la grieta política después de los comicios. “Hay que elevar el nivel del diálogo político y no quedarse enredados en chicanas y enfrentami­entos, que lejos de acercarnos nos alejan”, dijo a la nacion.

El arzobispo de Santa Fe señaló que “las polarizaci­ones y la grieta dejan heridas difíciles de cerrar”, y lamentó el clima de virulencia política que rodea el período electoral. “El país necesita dirigentes y estadistas que piensen la Argentina de acá a 20 años”, señaló Arancedo, que en noviembre terminará su mandato al frente del Episcopado.

El arzobispo participó la semana pasada de la visita del Papa a Colombia y destacó el llamado de Francisco a la reconcilia­ción, una meta que, dijo, también debe imponerse la Argentina.

Arancedo aseguró que el Papa “tiene ganas de venir” al país, pero aclaró que todavía “no hay fecha ni agenda”. Estimó que es probable que llegue al país en 2018, aunque aclaró que “vendrá cuando él crea que es el momento oportuno; siempre tratará de ser un instrument­o de paz”.

Recién llegado de Colombia, donde acompañó el llamado del papa Francisco a la reconcilia­ción y al acuerdo de paz, el presidente del Episcopado, monseñor José María Arancedo, advirtió que en la Argentina también es necesario que las fuerzas políticas se animen a dar un paso en favor del encuentro después de las elecciones. “No tenemos que quedarnos en la chicana política preelector­al”, dijo Arancedo a la

nacion, en plena recta a los comicios legislativ­os de octubre.

El arzobispo de Santa Fe, que en octubre cumplirá 77 años y en noviembre dejará la presidenci­a del Episcopado (ver aparte), insistió en que es imperioso pensar en el largo plazo y afirmó que el país necesita “dirigentes y estadistas que piensen la Argentina de acá a 20 años”. Pidió elevar el nivel de diálogo político y proyectar en el horizonte un clima de entendimie­nto, lo que podría facilitar un escenario más apropiado para una eventual visita del papa Francisco a la Argentina. –¿El llamado del Papa a la reconcilia­ción se interpreta como un mensaje a toda la región? –Es el mensaje de la Iglesia desde el Evangelio. Hay una coyuntura, pero es una palabra que vale para todos. Todo camino hacia la paz, si bien necesita de verdad y justicia, tiene que tener como horizonte la reconcilia­ción, que no es impunidad. Son pasos que hay que dar y no esperar que los dé primero el otro. Sin esa actitud positiva la paz es más difícil. –¿El clima de enfrentami­ento se da también en la Argentina?

–También y lo dijimos muchas veces los obispos. Cuando hablamos de reconcilia­ción no hablamos de impunidad, sino de verdad, de justicia, de reparación. Para reconcilia­rnos no tenemos que ser amigos. Podemos tener diversidad de opiniones y actitudes, pero la reconcilia­ción es sentirnos parte de la misma humanidad. Cuánto más en un mismo país. La Argentina necesita reconcilia­ción, sentirnos parte de la misma familia. –¿Las diferencia­s se acentúan en la campaña electoral?

–Eso pasa. No tenemos que quedarnos en la chicana política preelector­al. Hay que mirar con horizontes superadore­s. El país necesita dirigentes y estadistas que piensen la Argentina de acá a 20 o 30 años, con políticas de consenso. –¿Hay dirigentes que estén pensando de acá a 20 años?

–Yo entiendo que sí. A veces la urgencia política de las elecciones puede llegar a fraccionar mucho, pero todo dirigente político tiene que tener como horizonte un país en el que todos nos encontremo­s. –¿Cómo percibe el clima político en la campaña? –No es fácil de definir el clima electoral. Uno lamenta las polarizaci­ones, las grietas, que dejan heridas difíciles de cerrar. Tiene que haber firmeza en lo que uno defiende, pero con respeto cívico. Hay que elevar el nivel de diálogo político y no quedarse enredados en chicanas y enfrentami­entos, que lejos de acercarnos nos alejan. –¿El clima de virulencia lo atribuye al período electoral?

–Entiendo que se va a diluir. Necesitamo­s el encuentro de la clase dirigente. Eso no significa uniformida­d, que todos piensen igual. La diversidad enriquece. Hace falta una ejemplarid­ad de la dirigencia política. El ejemplo siempre viene de arriba. –¿Tuvo un encuentro con Francisco en Colombia?

–Sí, participé de tres encuentros, en Bogotá y en Medellín. Cuando me vio se acercó a saludarme, me dio un abrazo y me dijo que está muy cerca de todos. Me agradeció que hubiera ido. Le expliqué que fui en nombre de los obispos argentinos, le manifesté nuestra cercanía y acompañami­ento. –¿Transmitió algún mensaje a la Argentina?

–No, no se habló de la Argentina.

–¿Y de una posible visita al país?

–Él tiene ganas de venir. No hay fecha ni agenda. Pero entiendo que para el próximo año es posible. Me lo dijo en oportunida­des anteriores, lo hemos invitado, incluso, con una carta firmada por todos los obispos. Pero él siempre nos dice: “Espérenme un poco, tengo una agenda muy

cargada”. Son sus tiempos y uno los respeta. Vendrá cuando él crea que es el momento oportuno. Siempre tratará de ser instrument­o de paz. –¿Dependerá del clima político que se viva en el país?

–Lo definirá él. Siempre habrá climas diversos, pero una vez que ponga la fecha todos van a mirar con entusiasmo y alegría su llegada. No solamente por ser el Papa, sino porque es Bergoglio. El gobierno argentino también lo ha invitado. En el corazón de todos está el deseo de que venga. –¿Es positivo que avancen en la Justicia las causas de recientes hechos de corrupción? –No hay que temer que la Justicia actúe con autonomía, celeridad. El Estado necesita de una justicia independie­nte, sin espíritu de venganza ni revanchism­o. Que actúe con celeridad y no se duerma. Pero no hay que temerle. –¿Cómo sigue la Iglesia el caso Maldonado?

–Es un tema que nos tiene tristes. La Iglesia y todos queremos que aparezca, Dios quiera con vida, que se sepa qué pasó y que la Justicia actúe. Son temas que no podemos poner en clave política. La Justicia tiene que dar a la sociedad una palabra firme y definitiva. –¿Hubo algún pedido a la Iglesia?

–La Iglesia ha hablado en alguna oportunida­d. Todos queremos que aparezca y que aparezca con vida. Todos tienen que colaborar. El Gobierno y todos los que puedan aportar datos.

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