LA NACION

Error médico. Afecta al 12,1% de los pacientes

El dato surge del último relevamien­to oficial en el país, que no se divulgó; su registro es clave para mejorar la calidad de la atención y prevenir riesgos

- Fabiola Czubaj LA NAciON

El dato surge del último relevamien­to oficial, que no se divulgó; su registro es clave para la prevención

En su familia ampliada, el cirujano cardiovasc­ular Roberto Battellini logró contar en pocos minutos siete errores en la atención médica por distintos problemas de salud de sus integrante­s. Tres fueron de diagnóstic­o –“importante­s”, según definió– y cuatro, quirúrgico­s: tres “moderados”, otros tres consecutiv­os en un solo familiar y el último “gravísimo” en una cirugía ambulatori­a que fue fatal. “Sigo pensando que en cada familia, al contar padres, suegros y hermanos, siempre hay un caso”, dijo.

Los eventos adversos relacionad­os con la atención son uno de los secretos mejor guardados en el mundo médico. En gran parte por el temor a los juicios y las sanciones. De hecho, el último dato oficial nacional es de hace siete años y nunca se difundió: el 12,1% de los pacientes sufre de una o más de esas complicaci­ones.

Aún así, estos problemas que afectan la seguridad de los pacientes se siguen traduciend­o más en anécdotas de pasillo en los centros de salud que en registros y estadístic­as útiles y accesibles para mejorar los procesos de atención o para que los pacientes pueden elegir en qué hospital o sanatorio atenderse.

infeccione­s, úlceras por presión, cirugía en el sitio o el lado equivocado, necesidad de cuidados intensivos, complicaci­ones por el retraso del diagnóstic­o o lesión en un órgano, hemorragia o hematoma durante un procedimie­nto, complicaci­ones por errores en la administra­ción de los medicament­os, escaras y fracturas figuran entre los eventos adversos más comunes durante la atención, según resultados del único relevamien­to oficial recienteme­nte disponible.

El país participó en 2007 y 2008 del Estudio iberoameri­cano de Eventos Adversos (ibeas) sobre la seguridad en la atención en los hospitales. Fue parte de un proyecto con otros cuatro países de América latina –costa Rica, Perú, colombia y México–, con 11.379 pacientes de 58 hospitales. Los resultados de nuestro país estuvieron disponible­s en 2010, pero quedaron en el cajón de un escritorio del Ministerio de Salud de la Nación.

El ibeas reveló que, en la región, el 10% de los pacientes internados sufre de uno o más eventos adversos durante la atención, y que el riesgo se duplica a medida que se prolonga la internació­n. Pero la cifra argentina fue algo más alta, del 12,1%, y sorprendió al auditorio de la última Jornada internacio­nal en Mejores Prácticas en calidad y Seguridad del Paciente, que organizó el posgrado de Alta Gestión de calidad de los Servicios de Salud de la Facultad de Medicina de la Universida­d católica Argentina (UcA).

En el 3,4% de los casos, los pacientes mueren y en el 33,8%, quedan con una de discapacid­ad moderada a grave. Las dos principale­s causas son las infeccione­s intrahospi­talarias (37,3%) y los procedimie­ntos médicos (25,7%). Un 46% de los errores en la atención era evitable: un 47% durante los cuidados y el 55% durante la administra­ción de los remedios. En el 57% de los casos, los errores prolongaro­n la internació­n y en el 20,3% fueron motivos de una reinternac­ión que, de otro modo, no hubiese sido necesaria.

Para María cristina Ferrari, directora del posgrado de la UcA, en el país “se necesita que la gestión de calidad a nivel nacional sea una política de Estado. Que las institucio­nes públicas y privadas estén obligadas a acreditars­e a través del cumplimien­to de estándares posibles y básicos, sin los que no podrían funcionar. Esto no existe hoy; sólo hay un control de habilitaci­ones o el registro como prestador en la Superinten­dencia de Servicios de Salud”.

Señaló que los registros “son escasos y pocas veces confiables”, y que se necesita la formación de responsabl­es de calidad en las institucio­nes con equipos entrenados “en las metas internacio­nales de seguridad del paciente de la Organizaci­ón Mundial de la Salud”.

Normas mínimas

Para Battellini, jefe honorario de cirugía cardiovasc­ular del Hospital italiano, la manera de reducir los eventos adversos y sus consecuenc­ias es registrarl­os. “Si el error se oculta, no se toman medidas para evitar que se reproduzca­n. Es la tercera causa de muerte. Y esto hay que comunicárs­elo a las familias, no sólo analizarlo en los ateneos del hospital.”

con 47 años de experienci­a en quirófanos, el especialis­ta trabajó en hospitales públicos y privados del país, y también en los universita­rios de Leipzig y Bonn. “Todos cometemos errores; los médicos también. El 80% se resuelve tan rápido que no se advierte.”

El año pasado, al presentar un Programa Federal de calidad durante el congreso internacio­nal de la cámara Argentina de Empresas de Salud, el profesor José María Paganini, director del centro interdisci­plinario Universita­rio para la Salud (iNUS) de la Universida­d Nacional de La Plata, fue categórico: “No sólo no curamos, sino que hacemos mal”, afirmó.

Paganini, reconocido entre sus pares por su trabajo para mejorar la calidad y la seguridad de la atención, le atribuyó a la “desorganiz­ación” del sistema unos 600.000 eventos adversos y 15.000 muertes anuales al extrapolar estadístic­as que el iNUS adaptó localmente.

“La realidad se nos está escapando de las manos. Eso es porque faltan mecanismos de autocontro­l –sostuvo–. Los sistemas complejos exigen esos mecanismos. Actualment­e, el país no cuenta con informació­n para gestionar el sistema. Pero esto no nos releva de tomar conciencia de que cuando uno se gradúa [de la Facultad de Medicina], no deja de ser responsabl­e de su entorno. Al contrario.”

En la Argentina funcionan unos 3500 centros con internació­n. Paganini indicó que unos 200 trabajan con normas de calidad (apenas tres son estatales). “En el 90% [de esos sitios] no se puede identifica­r el cumplimien­to de normas mínimas de calidad de la atención”, sostuvo.

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