LA NACION

LE GANÓ A LANÚS Y SE ILUSIONA EN LA COPA

San Lorenzo ganó otro partido crucial en la Libertador­es y está cerca de las semifinale­s

- Alberto Cantore

Hay partidos que dejan una huella. La final que jugaron San Lorenzo y Lanús en el Monumental, donde los granates vapulearon 4-0 al Ciclón marcó el fin del ciclo de Pablo Guede en el Bajo Flores e impuso al ganador como espejo del fútbol argentino.

Un año y medio más tarde, los cuartos de final de la Copa Libertador­es los volvió a cruzar. Un encuentro que, sin ser definitori­o –el desquite se jugará el jueves próximo, en el Sur–, puso en evidencia cuál es el momento por el que transita cada equipo. Sin éxitos en la Superliga y eliminados de la Copa Argentina, el certamen internacio­nal es la tabla a la que se aferran uno y otro y que les toma examen a los entrenador­es. El 2-0, inobjetabl­e, le ofreció oxígeno y envalenton­a a San Lorenzo, a la vez que dejó aturdido a Lanús, que nunca tuvo respuestas futbolísti­cas ni anímicas para emparejar. Otra vez el Ciclón salió a flote en un partido bajo pre-

sión en la Libertador­es.

Un juego de estrategia­s, en el que ocupar los espacios resultaba la fórmula para imponer condicione­s, el plan que se propuso desde el inicio. Con dos sistemas diferentes, aunque con el mismo propósito: desajustar los circuitos futbolísti­cos del rival. El ahogo, con una presión sostenida sobre los volantes, en particular a Román Martínez, fue la idea de San Lorenzo. Replegarse para quitarle vuelo a Cerutti y Merlini, el método de Lanús, que retrasaba a Lautaro Acosta y al uruguayo Silva para equilibrar la superiorid­ad numérica de los locales en la zona donde se disputaba la tenencia y la posesión.

En esa pulseada, la actitud del Ciclón ejerció un efecto que provocaba un dominio territoria­l, ante la pasividad y los movimiento­s lentos y ausentes de sorpresa que ensayaban los granates. Desde el despliegue de Mussis y de Mercier, jugador que toma impulso en los pasajes determinan­tes, el conjunto que dirige Aguirre –anoche celebró su cumpleaños número 52– se ofrecía compacto, ordenado, y desnudaba la incomodida­d que envolvía a los visitantes. Fue el esfuerzo y la entrega lo que lució, por encima de lo que podían hilvanar Belluschi, que sigue un par de escalones

por debajo de su mejor versión, y el juvenil Merlini, quien alternó buenas con malas, pero que no alcanzó para darle el desequilib­rio que se pretendía por la banda izquierda.

La fluidez para gestar situacione­s de riesgo, sin embargo, no era propiedad de ninguno de los dos. Pero en ese contexto de luces tenues, empezaba a brillar nicolás Blandi. Valiente para soportar en soledad la pelea franca con los zagueros Braghieri y García Guerreño; astuto para resolver de espalda. Era el punto en el que descansaba San Lorenzo, el que más ilusionaba. Si el goleador se lamentó en los últimos tiempos de la falta de socios para atacar, la capacidad para ubicarse y marcarle el pase a Mercier, y luego resolver con la frialdad que tienen los futbolista­s de clase ante la salida del arquero, evidenció que el capitán estaba un paso por encima del resto y el público se lo hizo sentir al brindarle una ovación cuando fue reemplazad­o por Reniero, una decisión del DT para que ese esfuerzo tuviera un emotivo reconocimi­ento. Una tarea que fue un desahogo personal, también un alivio para el equipo.

Templanza contra confusión

El gol no trastocó el desarrollo, no modificó posturas. Fue el Ciclón el

que siguió marcando el ritmo ante un rival que se deshilacha­ba. Marcone no era el punto de partida y Román Martínez quedaba aislado, sin socios para elaborar juego, porque quienes debían ser sus laderos se desdibujab­an en la contención y se quedaban sin energías para avanzar. Las trepadas de Gómez resultaban algo del pasado, como si la lesión le hubiera minado el espíritu. Todo lo que proponía Lanús se desvanecía, resultaba intrascend­ente, llamativam­ente falto de carácter. Donde había un jugador granate, asfixiaban dos del Ciclón.

En la confusión de uno y la templanza del otro estuvo el argumento del 2-0: Gómez intentó eludir en la puerta del área chica y el resultado fue una falta sobre Blandi, que con oficio le ganó la posición. Penal que el colombiano Roldán sancionó sin titubeos y que el artillero se encargó de convertir. Un marcador que, a falta de 40 minutos para el desenlace, tenía tinte de irreversib­le. Lanús se llenaba de impotencia, mientras que San Lorenzo se energizaba y empezaba a cuidar la ventaja para el desquite, ese partido que lo puede poner entre los cuatro mejores de la Copa Libertador­es y soñar con un trofeo que hasta 2014 era esquivo y ahora se convirtió en una obligación.

 ?? Gustavo ortiz / Jammedia ?? Blandi hizo los dos goles en la victoria frente a Lanús en el Nuevo Gasómetro; después de tantas críticas, el Ciclón dio un paso poco menos que decisivo
Gustavo ortiz / Jammedia Blandi hizo los dos goles en la victoria frente a Lanús en el Nuevo Gasómetro; después de tantas críticas, el Ciclón dio un paso poco menos que decisivo
 ?? Dyn ?? blandi engancha ante braghieri, en la acción previa al primer gol de san lorenzo; el capitán hizo de penal el segundo
Dyn blandi engancha ante braghieri, en la acción previa al primer gol de san lorenzo; el capitán hizo de penal el segundo

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