LA NACION

Topolansky asumió la vicepresid­encia de Uruguay

Sin ceremonia, el Congreso designó a la senadora como reemplazan­te de Raúl Sendic, acusado por actos de corrupción

- Nelson Fernández CORRESPONS­AL EN URUGUAY

MONTEVIDEO.– “No habiendo más asuntos, se levanta la sesión”, dijo la senadora socialista Mónica Xavier, en el brevísimo momento en el que designó a Lucía Topolansky nueva vicepresid­enta de Uruguay. Ni debate, ni juramento, ni palabras de respaldo y deseo de éxito. Nada de emociones.

Así de simple y así de burocrátic­o, como si no hubiera pasado nada. Así de republican­o, para un país que se preocupó de transmitir al mundo que la caída de un vicepresid­ente no genera crisis institucio­nal, sino que determina cumplir lo dispuesto en la Constituci­ón y seguir el curso.

De los 130 legislador­es que componen la Asamblea General Legislativ­a, fueron 123 los que votaron la renuncia de Raúl Sendic como vicepresid­ente, que cayó el fin de semana tras ser acusado de corrupción por el uso de la tarjeta de crédito que tenía como presidente de la petrolera estatal Ancap durante el gobierno de José “Pepe” Mujica, marido de la flamante vicepresid­enta.

No hubo votos en contra ni abstencion­es, pero algunos legislador­es de la oposición prefiriero­n no levantar la mano para votar la renuncia de Sendic, sin exponer su postura sobre el caso. El acuerdo de los jefes de bancada de todos los partidos era que se hacía así para evitar una confrontac­ión áspera.

Topolansky estaba con una campera negra de cuero, ubicada en su banca de senadora. Su asunción se dio por trámite de sucesión directa, porque al caer el vicepresid­ente, asumía el senador más votado de la lista del partido de gobierno. Ese puesto es el de Mujica, pero como en Uruguay los ex presidente­s no pueden estar en la línea sucesoria en dos períodos seguidos, se pasó al segundo lugar, que es el de su esposa, la veterana ex guerriller­a.

Topolansky –junto a su hermana melliza– nació el 25 de septiembre de 1944, en el barrio montevidea­no de Pocitos, en un hogar de familia de clase media alta, con antepasado­s entre los líderes españoles de la colonizaci­ón.

Cursó estudios primarios en el colegio Sacré Coeur, de las hermanas dominicas, y el bachillera­to en el Instituto Alfredo Vásquez Acevedo (IAVA); luego fue a la Facultad de Arquitectu­ra de la Universida­d de la República, donde inició su militancia en grupos de izquierda radical.

En los años sesenta se integró a la guerrilla del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), y estuvo presa 13 años.

En su integració­n a la vida política pública fue legislador­a departamen­tal en 1995, diputada entre 2000 y 2004 y senadora desde 2005, cuando se casó con Mujica, tras 20 años de convivenci­a en una chacra del Montevideo rural. Ahora se propone mejorar la relación entre el Poder Ejecutivo y la bancada del oficialist­a Frente Amplio (FA) para acelerar proyectos de ley demorados.

En tanto, Sendic enfrenta una investigac­ión de la justicia penal sobre su gestión en Ancap durante el gobierno de Mujica, con una decena de casos de irregulari­dades. En el FA dan como un hecho que habrá pedido de procesamie­nto. Mujica prefirió minimizar los hechos: “Es una chorizada, los hombres nos equivocamo­s. ¿Dónde están los perfectos?”.

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Matilde camPodonic­o/aP Topolansky y Mujica, ayer, en el Congreso

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