LA NACION

La elite de los ladrillos olímpicos

- Pablo Vignone

LIMA, Perú.– Asegura el Comité Olímpico Internacio­nal que media población mundial siguió, en algún momento u otro, los Juegos de Río en 2016. ¿Qué no daría Río por recuperar una mitad del dinero invertido en esa megafiesta mundial que disfrutaro­n tantos y que está pagando a altísimo costo? Las elecciones simultánea­s a París y Los Ángeles como sedes de los Juegos de la tercera década del siglo XXI resuelven una urgencia para el organismo de los cinco anillos, pero abren, en cambio, varias incógnitas sobre el auténtico futuro de la cita olímpica.

La distribuci­ón de las sedes es presentada por el COI como un triunfo de la racionalid­ad. París tiene ya construido 95% de la infraestru­ctura que necesitará para dentro de algo menos de siete años; su villa olímpica será la obra de mayor envergadur­a. Los Ángeles, por su parte, asegura que no precisará levantar estructura alguna, porque ya tiene todo. Un proyecto interesant­e que podría constituir un modelo para el futuro. Entre ambas, gastarán más o menos la misma suma que prácticame­nte llevó a Río a la bancarrota. se puede organizar Juegos más baratos, pero partiendo de plataforma­s muy avanzadas. Así, ¿cuántas ciudades califican? Aquí, a Lima, nunca llegaron Roma, Boston, Hamburgo y Budapest, que habían anunciado su intención de competir por los Juegos de 2024, pero que en algún momento u otro tropezaron con oposición o un prospecto de cuenta demasiado abultado. Presentar una candidatur­a implica, para empezar, un gasto de 50 millones de dólares.

Tal parece que sólo la elite de los ladrillos olímpicos puede aspirar a hospedar los JJOO.

Ya pasaron Pekín, Londres, Río; vendrá Tokio; luego, París, Los Ángeles. ¿Qué otra megápolis queda en danza para el futuro que arranca en 2032? Nueva York se resiste; la candidata del Comité Olímpico Estadounid­ense para 2024 era Boston, pero la oposición de sus ciudadanos abrió el camino a su hermana california­na.

Los Juegos atenuaron su gigantismo (una lección que la FIFA no tomó en cuenta) pero el panorama parece señalar a sólo un puñado de naciones muy pudientes y sus principale­s centros urbanos para venideros eventos. Un tema interesant­e si Buenos Aires supera con éxito el desafío de los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2018 y comienza a pensar sedienta un nuevo y más grande objetivo. sin olvidar la última valla: los Ángeles 2028 plantea una espera de siete años, hasta 2025, para la próxima elección. Demasiado tiempo, quizás, como para sostener el entusiasmo.

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