Una pareja explosiva y malhablada
Duro de cuidar es una comedia de acción y un ejemplo muy claro de varios componentes del cine 2017: es una coproducción global (europa más China y los estados unidos), con protagonistas y lógica de acción de Hollywood, rubros técnicos y artísticos ocupados por gentes de otras nacionalidades, actores secundarios que apuntan a diferentes mercados, duración excesiva, espectacularidad en demasía que termina mermando el interés, falta de imaginación para la música y –lo más molesto– componentes de montaje y encuadre televisivos, sobre todo al principio.
¿Y qué es lo bueno? más allá de las secuencias de golpes, tiros y persecuciones resueltas con potencia, claridad y mucho de vistoso, la película recupera algo casi en extinción. esta historia de un guardaespaldas, ahora en declive profesional (ryan reynolds) que tiene que proteger a un asesino a sueldo –que supo ponerlo en jaque (samuel L. Jackson)– y llevarlo desde manchester a La Haya para que declare contra un dictador bielorruso (Gary Oldman), tiene algo en lo que se destaca, y que la hace un exponente menos cabal de 2017: brilla en los diálogos y en la química entre los protagonistas.
reynolds y Jackson son realmente explosivos en su relación de odio-respeto, y lo es también la interacción –aunque breve– de cada uno con sus mujeres. Y ellos dos, más salma Hayek, hacen una verdadera exhibición gloriosa de lo que pauline Kael llamaba el nada sencillo “arte de la puteada”.