Néstor Santa Ana. “El puerta a puerta es un negocio marginal, pero es estratégico a futuro”
El director y cofundador de Fast Track, empresa que brinda soluciones logísticas, analiza el servicio tras un año de funcionamiento; repasa sus características, aciertos y deficiencias para convertirlo en un ítem interesante para los operadores
Poco más de un año atrás, el Gobierno oficializó la vuelta del “puerta a puerta” para compras en el exterior, un régimen que, se pronosticaba, iba a poner contra las cuerdas a la industria nacional. Por eso, sus representantes pusieron el grito en el cielo contra una medida que doce meses más tarde no concretó ninguna amenaza sobre las ventas locales ni significó un negocio atractivo para los operadores que ofrecen el servicio. En ese último grupo se encuentra Fast Track, una empresa argentina con 15 años en el mercado dirigida por Néstor Santa Ana, que brinda soluciones logísticas, personalizadas y entregas “puerta a puerta”. Con cinco centros de distribución en Buenos Aires y oficinas en China y Estados Unidos, su cobertura le permite abarcar la distribución logística en todo el país y a nivel internacional.
–¿Qué reflexión hace a un año del lanzamiento del puerta a puerta?
–En primer lugar, es necesario separar el sistema estatal que brinda el Correo Argentino del que brindamos los couriers privados porque tenemos diferencias. En nuestro caso, cuando entró en vigor el puerta a puerta comenzamos a recibir progresivamente consultas de clientes particulares, lo que nos llevó a mirar con interés un segmento que desde el servicio estatal comenzó con muchas dificultades y provocó que los compradores se volcaran a los privados con nuestras particularidades en cuanto a mayor flexibilidad y velocidad, pero más costosos.
–¿Cuáles son las principales diferencias que menciona entre el servicio estatal y el privado?
–Fundamentalmente, el régimen estatal es ilimitado para envíos inferiores a 200 dólares, para los privados hay un límite de US$ 1000 y sólo contempla cinco envíos al año sin poder tener tres productos idénticos en esos envíos. Otra diferencia es que el tiempo promedio del Correo Argentino está en 30 días entre que vos comprás y recibís en tu domicilio, previo pagos y trámites aduaneros. En cambio, los privados oficiamos de importadores por cuenta y orden del comprador, por lo que todo fluye y directamente hacemos la importación formal y simplificada por el sistema puerta a puerta, porque pagamos los impuestos y cuando entregamos en domicilio cobramos a cada cliente el flete más los cargos de aduana. Esto representa una gran diferencia de agilidad.
–¿Esas diferencias juegan a favor del negocio del correo estatal?
–Si bien puede ser una ventaja competitiva, estimo que es algo progresivo y en algún momento debería existir cierto equilibrio de condiciones. Eso le reclamamos los privados al Estado, en cuanto a que se genera una ventaja competi- tiva de parte del servicio estatal. Igualmente, esa ventaja que tienen en cuanto a envíos ilimitados se pierde con los tiempos y la burocracia que tienen.
–¿Qué comportamiento tuvieron las compras durante este año?
–Para nosotros fue muy positivo. Pese a que nuestra estrategia comercial era ir poco a poco porque, además de ser un segmento nuevo trabajar con particulares es todo un desafío, las consultas y las demandas no paraban de incrementarse. Algo parecido a lo que ocurre con el e-commerce a nivel local, que crece a tasas interanuales sostenidas por sobre el 50%. En la medida en que los couriers hagamos bien el trabajo, facilitando el comercio global y funcionando en la última milla, me animo a decir que esta modalidad seguirá creciendo, entre otras cosas, porque es una tendencia mundial. Por ahora es un negocio marginal, pero estratégico a futuro.
–Muchos temían un aluvión de compras en el exterior…
–Sí, pero no se dio. Para tener una referencia, en nuestra torta total de volumen, los envíos puerta a puerta apenas llegan a 12%. Es decir, el volumen que manejamos frente a envíos courier o nacionales, es pequeño. Por otro lado, esperamos que la facilitación aliente al comprador a que tome confianza y cada vez más busque afuera productos que no tienen sustituto en el mercado local. Esa sí es una característica de los envíos, la mayoría de los productos comprados no se fabrican en el país.
–¿Qué rubro se destaca por sobre el resto y desde qué orígenes llegan?
–Sin duda, tecnología novedosa, especialmente esos productos que marcan tendencia mundial y que llegan a la Argentina seis o siete meses después del lanzamiento formal. De esta manera, hay productos que llegan más rápido, como también ocurre con repuestos para maquinarias viales. Es impresionante la cantidad de consultas que recibimos de pequeños emprendedores o contratistas que trabajan para empresas que hacen obra pública que necesitan repuestos. También piezas de motos y autos antiguos, de colección, o repuestos para autos modernos por los que deberían esperar 30 o 40 días. Hay algo de marcas de ropa puntuales, pero no es gran cosa en el volumen total. En cuanto a los envíos, mayoritariamente provienen de Estados Unidos y China.
–En el correo estatal se registraron muchos casos de paquetes sin reclamar que fueron devueltos al exterior y otros tantos que siguen apilados en sus depósitos. ¿A qué se debe?
–Ocurre que es muy fácil comprar en el exterior, pero es muy engorroso el trámite para retirar y pagar, porque no todos están acostumbrados a operar con clave fiscal, ingresar a la página de AFIP, imprimir cupones de pago, etc. Entonces, cuando empiezan a ponderar el costo de oportunidad de compra versus el costo de producto final, lo abandonan. Además, Correo Argentino tiene una política que responde a normativas universales por la que si esos envíos no se reclaman en 30 días, deben devolverse a origen.
–¿Qué perspectivas observa para este servicio?
–Durante este año movilizamos alrededor de 1500 envíos para el “puerta a puerta” y estimamos que en el próximo año ese volumen debería duplicarse, siempre y cuando la política comercial del Gobierno se mantenga en la misma línea, es decir, en una política de apertura y que no se vuelvan a tocar los sistemas de aduana.
Cuando entró en vigor el puerta a puerta comenzamos a recibir progresivamente consultas de clientes particulares, lo que nos llevó a mirar con interés un segmento que desde el servicio estatal comenzó con muchas dificultades y provocó que los compradores se volcaran a los couriers privados