LA NACION

RIVER PERDIÓ 3-0 EN BOLIVIA Y QUEDÓ MUY COMPLICADO EN LA COPA

- Juan Patricio Balbi Vignolo

COCHABAMBA.– Poco fútbol, nada de fortuna. Chocó con su impotencia para definir y con el arquero Raúl Olivares. Y en la defensa, fue la imagen de la desolación. River tuvo una noche negra en los 2558 metros sobre el nivel del mar. Perdió por 3 a 0 contra Jorge Wilsterman­n y quedó atrapado: no tiene margen de error, con la mira en el desquite, previsto para el jueves próximo, en busca de las semifinale­s de la Copa Libertador­es.

El primer tramo del encuentro fue un drama para River. Sin el control, ni la pelota, asfixiado por su adversario, sufrió tres tiros de esquina seguidos. En el último, el balón derivó en Edward Zenteno, que envió un remate furioso a la red. Mareado, de a poco, River ensayó salir del letargo, pero no encontró claridad conceptual, ni siquiera un arrebato anímico. De todos modos, Wilsterman­n le abrió el juego: voraz al atacar, descubrió espacios que River espió con cierta

insistenci­a. Pero persistió un problema central, que excede el choque de anoche: suele marcar muy mal. En zona, hombre a hombre o en el contexto que sea, cada vez que lo apremian, lo lastiman.

Lux no ofrece seguridad, Pinola no se consolida, Casco no se compromete con la marca y Maidana, un excelente tiempista, extravió la velocidad. El equipo millonario, como en los partidos domésticos, es agresivo y peligroso cuando ataca, y se convierte en una pieza dócil, ingenua, cuando lo compromete­n en la última línea. El partido, intenso y entretenid­o, quedó encapsulad­o en las áreas: la zona media era un campo fugaz, con el balón por el césped o directamen­te se transitaba con pelotazos de todo tipo.

River se sostuvo con el tibio respaldo de Ponzio y Pérez, aunque fue Pity Martínez el único instrument­o influyente y audaz. De su zurda dependió la reacción millonaria, más concentrad­a en la periferia que en el control real del juego. Wilsterman­n lo entendió a la perfección: al igual que en el comienzo del partido, fue punzante en el inicio de la segunda mitad. Gilbert Alvarez, con una palomita, marcó el segundo gol. Paralizado, el equipo millonario actuó al borde de la cornisa.

Más allá de lo futbolísti­co, fue el marco perfecto para una fiesta local. Fuegos artificial­es, bandas militares, estudiante­s desfilando, banderas que flameaban, miles de personas corriendo y aplaudiend­o por las calles y hasta el presidente Evo Morales presente. ¿Qué pasó? Se celebró el 207° aniversari­o de la Revolución con un desfile cívicomili­tar, pero la pasión futbolera no faltó: mucha gente salió con su camiseta o la bandera de Jorge Wilsterman­n, palpitando el duelo que se jugó horas más tarde. Más de 30 mil personas –cerca de 3.000 fueron hinchas de River– colmaron el Estadio Félix Capriles para vivir un hecho único: exceptuand­o las semifinale­s de 1981, cuando el sistema de la competenci­a todavía no había cambiado, el Aviador nunca había jugado los cuartos de final de la Copa Libertador­es. Allí sufrió River, descolocad­o por su adversario y la altura.

Marcelo Gallardo siempre tuvo en mente que el partido era importante, pero no decisivo. Sin embargo, el resultado lo derribó: estuvo desencajad­o en el final del espectácul­o.

La cabeza del Muñeco está repartida entre el desafío internacio­nal –la prioridad– y el campo local, que lo encuentra en la cima. no hay tiempo para análisis extensos, al margen del pesimismo reinante. Pasado mañana jugará en San Juan ante San Martín, por la tercera fecha de la Superliga, en otro viaje que se superpone en un momento poco deseable: sin chance de descansar, el próximo jueves ya tendrá que afrontar el determinan­te partido de vuelta frente a Wilsterman­n, en el Monumental.

El resultado fue toda una curiosidad. Salir de la Argentina no había sido un problema para el equipo que dirige el Muñeco durante este año, ya que había ganado los cuatro partidos que le tocó jugar como visitante en la Copa: 3-1 a independie­nte Medellín, 2-1 a Emelec, 3-2 a Melgar y 2-0 a Guaraní. El problema, en realidad, era local: sólo le pudo ganar 4-2 a Melgar, empató 1-1 con Emelec y 1-1 con Guaraní, y cayó 2-1 con el DiM.

Con ímpetu, al menos, atacó en la parte final del espectácul­o. Scocco desperdici­ó una oportunida­d increíble, en un contexto adverso, de principio a fin. Otra vez, el delantero, también nacho Fernández, pudieron anotar, pero River no tuvo juego, ni fortuna. Hasta sufrió el 3-0, de Cristhian Machado. Fue una noche negra, que pareció sacada de aquellos viejos tiempos coperos. Este River los había archivado...

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FotoBAires Arrumbado, como Pinola, Pity Martínez y Enzo Pérez, quedó el ánimo de River tras la victoria de Jorge Wilsterman­n en Cochabamba; el desquite será el próximo jueves
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Juan karita / ap Nacho Fernández perderá la pelota ante Jorge ortiz; river no encontró los caminos en cochabamba

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