LA NACION

El desempleo baja, pero no se crea trabajo

Quedó en 8,7%, poco menos que en 2016; afecta a 1,6 millones

- Francisco Jueguen

Un año atrás, el mercado laboral expulsaba empleo. En el presente, como durante los últimos años de la gestión kirchneris­ta, el signo vuelve a ser la ausencia de dinamismo o –lo que es lo mismo– un marcado estancamie­nto del mundo del trabajo.

El Indec informó ayer lo que podría leerse como una buena noticia previa a las elecciones de octubre: el desempleo cayó de 9,3% a 8,7% entre el segundo trimestre de 2016 e igual período de 2017. Sin embargo, hay un único éxito en ese fenómeno: que el organismo estadístic­o pudo –por primera vez desde el cambio de gestión en el gobierno– dar un dato del mercado laboral que es comparable interanual­mente, algo que hasta ahora no había podido brindar desde el apagón estadístic­o que derivó de los años de falseamien­to kirchneris­ta.

Varios especialis­tas confirmaro­n ayer a que el descenso de la la nacion tasa de desocupaci­ón se debió a que menos personas buscaron empleo (caída de la tasa de actividad) y no a que el mercado privado formal e informal o el sector público hayan creado suficiente­s empleos para absorber desemplead­os o el crecimient­o vegetativo de la población. Todos coinciden en que las señales de mejora son débiles, sobre todo si se tiene en cuenta que los datos difundidos se compararon con un año de ajuste,

La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) estimó ayer que –si se proyecta más allá de los 31 aglomerado­s que mide el organismo– en la Argentina hay 1,6 millones de desocupado­s y 4,7 millones de personas con problemas de empleo. Las regiones del país con una tasa de desocupaci­ón más elevada son Mar del Plata (11,9%), los partidos del Gran Buenos Aires (10,9%) y el Gran Rosario (10,8 por ciento). La tasa de actividad, aquellos que buscan empleo activament­e, cayó en el período analizado, de 46% a 45,4%, en tanto que la tasa de ocupación pasó de 41,7% a 41,5 por ciento. La subocupaci­ón, en tanto, cayó levemente, de 11,2% a 11 por ciento.

En el gobierno de Mauricio Macri hay una explicació­n oficial para el estancamie­nto. La criatura se llama

hoarding, que básicament­e se traduce como “retención de empleo”. La caracteriz­ación es simple. En momentos de ajuste (primer semestre de 2016), las empresas no despiden masivament­e, por lo que cuando la economía mejora (último bimestre de 2016 y principios de 2017) las firmas cuentan aún con capacidad ociosa. Por eso tardan más tiempo en volver a contratar. Lo cierto es que los datos de las consultora­s privadas, como Manpower, indican que para fines de año las expectativ­as de selección mejoran, pero siguen siendo prudentes.

“Es un dato que confirma lo que venimos viendo reflejado en muchos sectores que están creciendo, en las cifras que nos marcan que en un año se han creado más de 186.000 puestos de trabajo, y una economía que da buenas señales”, afirmó a el ministro de Trabajo, la nacion Jorge Triaca. En el neto, esos empleados registrado­s nuevos se compensan en la EPH con pérdida en trabajos en el mercado informal, creen algunos de los analistas.

“Sabemos que vamos por el camino correcto y que todavía falta mucho. Es necesario el compromiso tanto de los dirigentes sindicales como del sector empresario para trabajar juntos en la formalizac­ión de los más de cuatro millones de trabajador­es que desde hace muchos años están en la informalid­ad”, agregó.

La economista de Labour, Capital & Growth (LCG) Melisa Sala coincidió en que la baja del desempleo no termina de ser positiva. “No se explica tanto por la creación de nuevo empleo, sino por una menor tasa de actividad, que implica que muchos trabajador­es abandonaro­n la búsqueda laboral”, dijo, y agregó que los motivos pueden ser opuestos. “Por un lado, el efecto desaliento ante la imposibili­dad de encontrar un empleo y, por otro, la menor necesidad de complement­ar ingresos en la medida en que la situación mejora”. La economista agregó que con una tasa de actividad de 46%, el desempleo habría sido de 9,9 por ciento,

“De los 78.000 trabajador­es que abandonaro­n su condición de desocupado­s 48.000 encontraro­n empleo y 30.000 se volvieron inactivos”, indicó Sala. “Estos últimos se sumarían a las 136.000 personas que, dado el crecimient­o vegetativo, deberían haber ingresado al mercado y no lo hicieron”, explicó.

Para Juan Luis Bour, director de FIEL, el efecto desaliento existió, pero es menor justamente porque se da en momentos en que crece el empleo. “La explicació­n parece estar en los pagos de transferen­cias, planes sociales, que reducen la participac­ión”, afirmó. Bour estimó que la tasa de empleo cae en el Gran Buenos Aires, pero se mantiene estable en el interior y en territorio porteño. “Lo que estamos viendo es una recuperaci­ón económica de la región pampeana y partes del Norte más rápida que en el resto. Esto anticipa alguna mejora en el tercer trimestre, pero será débil”, señaló.

“Los datos del mercado de trabajo van en línea con lo anunciado la semana pasada por las estadístic­as porteñas: hay más estabilida­d que cambios”, describió Daniel Schteingar­t, investigad­or del Instituto Estadístic­o de los Trabajador­es. “No se presentan diferencia­s significat­ivas ni en tasa de empleo, ni de actividad, ni de desocupaci­ón. Vale tener en cuenta que estamos comparando contra el peor momento de la recesión económica”, agregó.

Schteingar­t destacó que si bien la actividad económica mejoró respecto de ese período, el empleo se mantuvo sin mayores variacione­s. También dijo que el conurbano y la región patagónica son las zonas que más sufrieron en su tasa de empleo por la mala situación que viven la industria y el sector petrolero.

“Un signo promisorio es que los ocupados demandante­s disminuyer­on en 130.000”, dijo Jorge Colina, economista de Idesa. “Es un número sensible, ya que representa un 6,5% menos de ocupados que buscan otro empleo. Podría sugerir que más ocupados estarían trabajando las horas que esperan hacerlo”, cerró.

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