LA NACION

El ejército ruso pone en guardia a la OTAN con una guerra ficticia

El Kremlin movilizó a miles de soldados, tanques y aviones en un ejercicio militar contra un enemigo imaginado

- Luisa Corradini CORRESPONS­AL EN FRANCIA

PARÍS.– Rusia y su aliado Belarús movilizaro­n ayer más de 12.000 soldados, 250 blindados y 70 aviones para entrar en guerra con Veyshnoria, un país que no existe, pero que bastó para sembrar la alarma en los miembros de la Organizaci­ón del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Ese país imaginario fue creado deliberada­mente para imprimir mayor realismo a las maniobras conjuntas organizada­s en las fronteras bielorrusa­s, y que podría ser el mayor despliegue de poderío militar ruso desde el fin de la Guerra Fría, hace un cuarto de siglo.

La hipótesis de conflicto del ejercicio Zapad 2017, que se desarrolla­rá hasta el 20 de este mes, es una respuesta a una agresión ficticia de Veyshnoria contra Belarús. Ese país imaginado, junto con Vesbaria y Lubenia –otras dos naciones inexistent­es–, forma parte de un conjunto hostil al noroeste de Belarús, entre Polonia al Oeste y Rusia al Este.

Ese conjunto de agresores ficticios constituye una perfecta reproducci­ón de los tres países bálticos (Lituania, Letonia y Estonia).

Curiosamen­te, el mapa de la zona de conflicto, revelado por el estado mayor bielorruso, se parece al trazado de las fronteras entre la Unión Soviética y Polonia en 192039. Una similitud que, al parecer, no tiene nada de casual.

En todo caso, tanto los países bálticos como Polonia manifestar­on su alarma ante la posibilida­d de que Moscú utilice esos ejercicios para ocultar una posible agresión, como sucedió en 2014. Ese año, la organizaci­ón de importante­s maniobras militares sirvió para camuflar la anexión de Crimea y la intervenci­ón en favor de los rebeldes prorrusos en el este de Ucrania.

Consciente del peligro, la OTAN acusó ayer al Kremlin de “mentir sobre la magnitud del ejercicio militar”. Según una fuente oficial de la organizaci­ón, Rusia estaría movilizand­o cerca de 100.000 efectivos y establecie­ndo una presencia militar permanente en una frontera con países de la OTAN.

“La OTAN seguirá muy de cerca los ejercicios”, aseguró el secretario general de la alianza atlántica, Jens Stoltenber­g.

Para Stoltenber­g, Rusia tiene todo el derecho de entrenar sus fuerzas. Pero tras eludir repetidame­nte las reglas del llamado Documento de Viena, acordado para evitar tensiones, provoca una profunda incredulid­ad.

Moscú y Minsk insisten en que estos ejercicios implicarán 12.700 hombres. Con 300 más –según el Documento de Viena– se verían obligados a aceptar la presencia de observador­es occidental­es.

Eso fue lo que sucedió hace un par de meses, cuando Estados Unidos organizó ejercicios con 25.000 hombres en los países de Europa de Este, y autorizó la presencia de observador­es rusos.

Esta semana, Belarús invitó a los agregados militares basados en Minsk a presenciar las operacione­s y reveló algunos detalles de sus juegos de guerra con Rusia, que incluyen ataques aéreos y batallas de tanques. Nadie sabe, sin embargo, si los invitados tendrán la libertad necesaria como para hacer una correcta evaluación.

Tras negarse a especular sobre las reales intencione­s de Moscú, Stoltenber­g afirmó que todo estará claro luego del fin de las maniobras. Para él, sin embargo, ésta es la prueba de que Rusia actúa con “mucha más agresivida­d”. Sus acciones en Crimea y Ucrania demuestran “que está dispuesta a utilizar la fuerza militar contra sus vecinos”, agregó.

Como se podía esperar, Internet se apoderó de la fantástica Veyshnoria para darle cuerpo y convertirl­a en realidad virtual. La imaginació­n desbordant­e de los internauta­s le dio al país un mapa, una capital (Giradis), una bandera, un escudo, imaginó un pasaporte y hasta designó un ministro de Relaciones Exteriores.

En una cuenta paródica de Twitter (@Vaisnoria_MFA), el responsabl­e de la diplomacia se proclamó acongojado por la “concentrac­ión militar bielorrusa en la frontera de Veyshnoria” y decretó la movilizaci­ón parcial del país. En otro mensaje prometió “estofado, miel, pan y grasa de cerdo” a los soldados bielorruso­s que depongan las armas.

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AP Un convoy militar llega a un sitio no identifica­do en Belarús, el lunes pasado

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