Es necesario alcanzar un acuerdo para el futuro
Apesar de la poca información, es posible anticipar que la reforma educativa de la ciudad posee una orientación adecuada. Las materias rompen su aislamiento disciplinar y se reúnen en área de conocimiento, habilitando enseñanza multidisciplinar y abordaje por proyectos. Los docentes adaptan su rol, convirtiéndose en tutores del proceso de aprendizaje de cada alumno. El espacio del aula se replantea, siguiendo principios de la clase invertida, con más reflexión en el tiempo escolar y consignas de búsqueda de información fuera de la escuela. Los alumnos ingresan a la secundaria con un informe de sus logros y antecedentes del ciclo anterior, permitiendo un trabajo adaptado a cada situación particular. Y se reconvierte la función del grado 12, intentando ensamblarlo con espacios de trabajo, con la misma gama de opciones como orientaciones posea cada secundaria. Hasta aquí, nada cuestionable.
¿Por qué, entonces, tanto berrinche? En parte, porque no se siguió una secuencia que cualquier reforma requiere para nacer y expandirse. Esos pasos son:
1) Definir la alianza de actores: si bien la responsabilidad del sistema recae en el Estado y sus funcionarios de turno, esto no invalida que se pueda dar cabida en el proceso a otros actores. El reclamo de los estudiantes debe entenderse desde esta carencia u omisión.
2) Acordar la visión de futuro: cualquier reforma parte del dibujo proyectado de un perfil de egresado, inserto en una sociedad deseada. Realizar esta proyección clarifica los pasos posteriores. De esto no hay datos, sólo suposiciones.
3) Construir un acuerdo marco: el trabajo que The Partnership for de 21st Century Skills realiza desde 2001 es iluminador al respecto, con 30 organizaciones que lograron definir 5 conjuntos de competencias, y luego dedicaron tiempo y paciencia a comunicar y clarificar.
4) Implementar pilotos: las reformas deben primero probarse en una modalidad acotada, controlable, que permita aprender, medir, corregir, visibilizar, nuevas relaciones y dinámicas.
5) Escalar a todo el sistema: cumplido lo anterior, nada explicaría una implementación gradual hacia todo el sistema. El desafío de una reforma educativa no es su concepción teórica, sino su puesta en régimen en todo el sistema. Ello requiere consensos, información transparente y espacios de participación.